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Las cartas y mensajeros del rey a Bernaldo van: |
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que vaya luego a las cortes, para con él negociar. |
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No quiso ir allá Bernaldo, que mal recelado se ha, |
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las cartas echó en el fuego, los suyos manda juntar. |
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Desque los tuvo juntados comenzóles de hablar: |
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--Cuatrocientos soys, los míos, los que coméis el mi pan, |
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nunca fuisteis repartidos, agora os repartirán: |
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en el Carpio queden ciento para el castillo guardar; |
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y ciento por los caminos, que a nadie dejéis pasar; |
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doscientos iréis comigo para con el rey hablar. |
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Si mala me la dijere, peor se la entiendo tornar.-- |
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Con esto luego se parte y comienza a caminar, |
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por sus jornadas contadas llega donde el rey está. |
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De los doscientos que lleva los ciento mandó quedar, |
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para que tengan segura la puerta de la ciudad; |
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con los ciento que le quedan se va al palacio real, |
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cincuenta deja a la puerta que a nadie dejen pasar; |
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treinta deja a la escalera por el subir y el bajar; |
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con solamente los veinte a hablar con el rey se va. |
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A la entrada de una sala con él se vino a topar, |
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allí le pidió la mano, mas no gela quiso dar. |
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--Dios vos mantenga, buen rey, y a los que con vos están. |
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Decí ¿á qué me habéis llamado, o qué me queréis mandar? |
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Las tierras que vos me distes, ¿por qué me las queréis quitar?-- |
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El rey, como está enojado, aun no le quiere mirar, |
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a cabo de una gran pieza la cabeza fuera alzar. |
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--Bernaldo, mal seas venido, traidor, hijo de mal padre, |
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díte yo el Carpio en tenencia, tómastelo en heredad. |
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--Mentides, buen rey, mentides, que no decides verdad, |
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que nunca yo fui traidor, ni lo hubo en mi linaje. |
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Acordárseos debiera de aquella del Romeral, |
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cuando gentes extranjeras a vos querían matar. |
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Matáron vos el caballo, a pie vos vide yo andar; |
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Bernaldo como traidor el suyo vos fuera a dar, |
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con una lanza y adarga ante vos fue a pelear. |
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Allí maté a dos hermanos, ambos hijos de mi padre, |
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que obispos ni arzobispos no me quieren perdonar. |
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El Carpio entonces me distes, sin vos lo yo demandar. |
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--Nunca yo tal te mandé, ni lo tuve en voluntad. |
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Prendeldo, mis caballeros, que atrevido se me ha.-- |
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Todos le estaban mirando, nadie se le osa llegar; |
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revolviendo el manto al brazo la espada fuera a sacar. |
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--¡Aquí, aquí, los mis doscientos, los que coméis el mi pan! |
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que hoy es venido el día que honra habéis de ganar.-- |
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El rey como aquesto vido, procuróle de amansar: |
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--Malas mañas has, sobrino, no las puedes olvidar, |
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lo que hombre te dice en burla a veras lo quieres tomar; |
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si lo tienes en tenencia, yo te lo do en heredad, |
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y si fuere menester, yo te lo iré a segurar.-- |
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Bernaldo que esto le oyera esta respuesta le da: |
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--El castillo está por mí, nadie me lo puede dar; |
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quien quitármelo quisiere, procurarle he de guardar.-- |
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El rey que le vio tan bravo dijo por le contentar: |
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--Bernaldo, tente en buen hora con tal que tengamos paz.-- |