El archipiélago de Juan Fernández, localizado a 670 km de la
costa central de Chile, es conocido como el equivalente templado de las Islas
Galápagos. Ambos archipiélagos son notorios por poseer comunidades
animales y vegetales caracterizadas por altos niveles de endemismo. El archipiélago
de Juan Fernández consiste de tres islas: Isla Robinson Crusoe (Más
a Tierra, 47.9 km2), Isla Santa Clara (2,2 km2) e Isla Alejandro Selkirk (Más
Afuera, 49.5 km2).
El archipiélago de Juan Fernández ha sido reconocido nacional e internacionalmente por su diversidad biológica. Las islas han sido designadas Parque Nacional por el gobierno chileno en 1935, y patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1995. Más del 60% de las especies de plantas del archipiélago son endémicas, incluyendo 12 géneros y una familia. Treinta y cinco de las 46 especies de moluscos, y más de 440 de las 660 especies de invertebrados también son endémicas. No hay anfibios ni reptiles que sean originarios de las islas, y el único mamífero es la foca de Juan Fernández (Arctocephalus philippii), también endémica. En las islas habitan nueve especies de aves terrestres, tres de las cuales son endémicas. Adicionalmente, tres subespecies también son endémicas a las islas (1). Seis especies de aves marinas se reproducen en las islas Juan Fernández, dos de las cuales son endémicas a las islas y otras dos endémicas a Chile.
El
riesgo que corren los sistemas naturales de las islas también ha sido
reconocido. La Unión Internacional para la Conservación del la
Naturaleza y los Recursos Naturales (IUCN) ha identificado a las islas como
uno de los doce parques nacionales más amenazados del mundo. En 1984
el Consejo Internacional para la Preservación de las Aves (ICBP) designó
a las islas una de las diez regiones prioritarias para la investigación
de aves marinas en el mundo. En 1998, BirdLife International designó
a la isla como Área de Aves Endémicas de Prioridad 1 (crítica).
La Alianza por Extinción Cero (AZE) identificó a las islas Juan
Fernández como un sitio prioritario en 2002, un área en la cual
es necesaria una importante inversión para prevenir la extinción
inminente de especies.
En 1997, el proyecto Dutch Cooperative - Juan Fernández comenzó a estimular la participación de la comunidad en una serie de programas de conservación. El objetivo de estos proyectos es que los residentes de las islas entiendan, se enorgullezcan de, y protejan los ecosistemas de las islas. Muchos de los habitantes locales se han mostrado ansiosos por participar en la conservación de las islas y han adoptado actitudes acordes.
(1) Roy et al. 1999. Oryx 33(3): 223-232