El Budismo en el noroeste de la India

La frontera nordoccidental del subcontinente indio (incluyendo la moderna Cachemira, Pakistán y Afganistán) fue un centro dinámico en la transmisión inicial del arte, la arquitectura y la literatura budista a través de las Rutas de la Seda que transitaban por Asia Central y China. A pesar de que durante su vida (hacia el siglo V aC) el Buda Sakyamuni no visitó nunca esta zona, las tradiciones budistas sitúan diversos jataka (narraciones sobre sus vidas pasadas) en la región.

El Budismo se expandió del nordeste al noroeste de la India gracias al apoyo del emperador Maurya Asoka (que reinó hacia el 268-232 aC), que dejó edictos inscritos en el norte de Pakistán y el este de Afganistán. Los cimientos de las grandes stupas cercanas a la antigua ciudad de Taxila (Taksasila) y del complejo sagrado de Butkara, en el Valle Swat, pertenecen probablemente al periodo Maurya. Según cuentan las tradiciones literarias china y pali, Menandro, soberano indo-griego del Punjab en el siglo II aC, fue también un importante mecenas del Budismo. Y posteriormente los saka y los partos continuaron apoyando las instituciones budistas, ya que sus nombres y títulos aparecen en monedas, inscripciones y textos budistas de los siglos I aC y I dC.

Los centros budistas se expandieron inicialmente hacia el noroeste de Asia meridional llegando a Asia Central y China durante el periodo Kushan (s. I-III dC). Durante los siguientes siglos, las rutas que atravesaban el noroeste unieron los antiguos centros budistas de la India con las comunidades budistas que iban emergiendo a lo largo de las Rutas de la Seda. Por ejemplo, los monasterios budistas de Gilgit en el norte de Pakistán mantuvieron estrechos lazos con los monasterios de Bamiyan, en el centro de Afganistán, y con Khotan, en la Cuenca del Tarim. Los relatos de los peregrinos chinos que viajaron a la India nos muestran como las diferentes partes del mundo budista estaban estrechamente interconectadas durante el primer milenio dC. El Budismo fue decayendo gradualmente en el noroeste con el descenso del soporte laico y el creciente predominio del Hinduismo y el Islam.

Las reliquias, stupas e imágenes jugaron un importante papel en las prácticas devotas budistas del noroeste de India. Los relicarios que contenían reliquias físicas eran depositados dentro de las stupas, que comúnmente se rodeaban con stupas más pequeñas y columnas que contenían también depósitos secundarios de reliquias. Las stupas y los monasterios budistas se decoraban con esculturas de piedra y estuco. El arte realizado por los talleres del noroeste incorporaba elementos indios, iraníes y helenísticos con esquemas iconográficos característicos. El arte budista del noroeste influyó en las tradiciones artísticas de Asia Central y China, donde el culto a las imágenes jugó un destacado papel en las prácticas populares.

Las principales escuelas budistas en el noroeste de India incluían sectas que fueron muy activas en la transmisión del Budismo a Asia Central y China. Las inscripciones dan constancia de donaciones de reliquias, imágenes, jarrones, utensilios y otros objetos a maestros de varias escuelas. Un recipiente de arcilla dedicado a Dharmaguptakas contiene los primeros manuscritos budistas del siglo I dC. Otros manuscritos budistas descubiertos recientemente podrían proceder de un monasterio Mahasamghika de Bamiyan. Una versión fragmentada del Mulasarvastivadin vinaya, el conjunto de reglas usadas todavía hoy por monjes y monjas en la tradición budista tibetana, estaba entre los manuscritos del siglo VI-VII dC de Gilgit. Los manuscritos de Bamiyan y Gilgit incluyen gran cantidad de textos Mahayana, aparentemente ausentes en las colecciones de manuscritos más antiguas. Los textos, ideas y prácticas budistas eran transmitidos a través de las tierras fronterizas del subcontinente indio hacia Asia Central y China.

-- Jason Neelis

Traducción de Alexandra Prats, revisada por Dolors Folch

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