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En misa está el emperador allá en San Juan de Letrán, |
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con él está Baldovinos, y Urgel de la fuerza grande, |
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y con él Dardín Dardeña, y don Carlos de Montalbán, |
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con él está Oliveros, con él estaba Roldán, |
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con el infante Gaiferos salido de captividad, |
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con él estaban los doce que a su mesa comen pan; |
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la misa dice un arzobispo, respóndele un cardenal. |
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La misa es cuasi acabada, que la paz querían dar. |
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Por las enguardas de Francia vieron moros asomar. |
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Subióse el emperador en altas torres a mirar |
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y vido un moro esforzado bien cerca de la ciudad. |
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El moro en un pendón traía una rica señal: |
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broslada de ricas lunas vueltas en color de sangre |
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| (moro que tal seña trae gana trae de pelear.) |
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Envió cuatro moros suyos a don Carlos el emperante |
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mandándole desafíos a él y a los doce pares: |
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que salgan lanza por lanza para con él se matar. |
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Allí habló el emperador una razón singular: |
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--Llamédesme a mi sobrino el esforzado don Roldán; |
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aquel moro de la guardia de allí me lo haga apartar |
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y que arrastre su pendón por el suelo y su señal, |
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por que moro no se alabe que en Francia osase entrar.-- |
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Bien lo oyera don Roldán que cerca se fuera a hallar, |
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la respuesta que le dio era para lastimar: |
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--¡No me place, el emperador, ni es de mi voluntad; |
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no porque tenga temor ni vergüenza en pelear, |
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mas caballeros conozco que hacéis servir y honrar |
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y les dais el mesmo sueldo que dais a mí, don Roldán, |
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y cuando son entre damas sábense bien alabar; |
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mas si vergüenza tuviesen, a vos no cumpliera hablar.-- |
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Allí habló Baldovinos, niño de poca edad, |
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mozo era de quince años, en diez y seis quiere entrar: |
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--Dadme licencia, emperador, si no, yo me la iré a tomar. |
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Aquel moro de la guardia de allí lo haré apartar. |
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Yo le traeré aquí preso, y le podréis hacer matar; |
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pues mi tío don Roldán a todos quiso deshonrar, |
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no deshonró a mí solo, mas a cuantos aquí están; |
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que si mi tío no fuera respuesta le fuera a dar. |
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--Calledes vos, el mi hijo, sangre mía natural, |
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que aquel moro que allí viene esforzado le veis estar |
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y vos sois niño y mochacho para las armas tomar.-- |
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Ya se parte Baldovinos, ya se parte para armar; |
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armóse de todas armas las que solía llevar: |
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hacha de cuarenta y cinco, y el peso de su pesar, |
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y fuese por su camino donde el moro ha de hallar. |
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Desque fue cerca del moro empezóle de hablar: |
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--¡Oh moro tan esforzado! yo te quiero ahora rogar |
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que quites tú el pendón, que quites aquella señal; |
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si no lo haces de grado, por fuerza te lo haré quitar. |
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--¡Bien vengas, el cristianillo, el cristianillo, bien vengáis! |
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Cierto de tales como vos para pajes querría tomar; |
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si queréis vivir conmigo a Turquía os he de enviar.-- |
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--Calla, moro esforzado, no quieras tú tal hablar; |
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mas echa mano a la lanza que esta es la que os ha de ayudar.-- |
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Echaron mano a las lanzas, comenzáronse a encontrar. |
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Mientra las lanzas duraron a Baldovinos bien le va; |
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mas ya quebradas las lanzas de hachas fueron a jugar. |
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Dado le ha el moro un golpe que en el suelo le fue a echar. |
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Allí descabalgó el moro por la cabeza le cortar; |
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desque le vido sin barbas no le quiso degollar. |
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Diciendo iba, diciendo: --Barbas ando yo a buscar.-- |
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Mas atóle pies y manos, manos y pies le fue a atar. |
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Allí habló Baldovinos palabras de lastimar: |
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--¡Oh moro tan esforzado! yo te quiero ahora rogar, |
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que me acortes la vida, no me la quieras alargar; |
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que más vale morir con honra que con vergüenza quedar.-- |
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Bien se lo vio don Roldán allá en San Juan de Letrán; |
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lágrimas de los sus ojos corrían por la su faz. |
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Presto se hizo dar sus armas, y luego se hizo armar; |
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armóse de todas armas, las piernas no pudo armar. |
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Con una mano lleva la silla, y con la otra el petral; |
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con los dientes lleva el freno por más presto despachar, |
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y fuese a rienda suelta donde el moro ha de hallar. |
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--¡Oh buen moro esforzado!-- yo te quiero ahora rogar |
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que me cuentes tu ventura, la mía te quiero contar.-- |
76 |
--Pláceme, dijo el moro, pláceme de voluntad. |
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Yo soy el moro Bramante, que así me hacen llamar, |
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de siete reyes de moros yo era el capitán. |
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Tengo una cristiana captiva que es de Francia natural, |
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estoy enamorado de ella que de amores quiero finar; |
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mil veces la he requerido que conmigo quiera casar; |
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por ninguna razón de estas no me lo quiso otorgar, |
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sino con una condición que en arras le hubiese de dar: |
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que trajese tres cabezas de Francia la natural, |
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la una de Oliveros, la otra de don Roldán, |
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la otra de Urgel de las Marchas, esforzado singular: |
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y con estas tres cabezas mora se ha de tornar.-- |
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--Calledes, moro esforzado, y no queráis más hablar, |
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que no hay cabeza de esas que la vuestra no haya de costar. |
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Mas yo soy escudero de ellos, quiero con vos mi lanza probar. |
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Echaron mano a las lanzas, de hachas van a jugar; |
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dió Roldán un golpe al moro que en el suelo fuera a dar. |
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Desque el moro fue en el suelo Roldán empezó de hablar: |
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--¡Oh buen moro esforzado! torna presto a cabalgar, |
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que por derribarte una vez, por eso no te he de matar, |
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que cuantas veces quisieres tantas te he yo de esperar; |
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que yo soy aquel Roldán al que querías la cabeza cortar.-- |
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Cuando aquesto oyera el moro no quiso más pelear; |
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mas diósele a merced, a merced se le fue a dar. |
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--Pues desátame a Baldovinos apriesa y no de vagar, |
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y hágasme juramento, juramento me quieras prestar: |
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en las tierras do te halles nunca te hayas de alabar, |
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que a ninguno de los doce tú lo hubieses de atar.-- |
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--Pláceme, dijo el moro, pláceme de voluntad; |
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mas con una condición que os quiero demandar: |
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que cuando seamos en Roma delante del emperante, |
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que ninguno de los doce no me haya de maltratar.-- |
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--Pláceme, dijo Roldán, pláceme de voluntad; |
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mas los doce son corteses, no te han de enojar, |
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que si a ti hacen deshonra a mí tocará el pesar.-- |
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Todos tres fueron a Roma donde estaba el emperante, |
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y llegado don Roldán comenzó así de hablar: |
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--¡Oh señor emperador! yo os quiero ahora rogar, |
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que este moro que aquí viene le servir y honrar, |
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y le deis el mesmo sueldo que dais a mí don Roldán. |
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Allí estuvo muchos días a su placer y holgar. |
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Lleváronlo en Turquía, pusiéronlo en libertad. |
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Lloraronlo todos los moros desque lo vieron llegar, |
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grandes fiestas le hicieron con mucha solemnidad. |