0841:3 Doña Juana de la Rosa (á-a) (ficha no.: 3205)
Versión de Campo de Gibraltar s. l. (comc. Campo de Gibraltar, Cádiz, España). Recogida por José Serrano Doucet, (Colec.: Mendoza Díaz-Maroto, F.). Publicada en Ruiz Fernández 1995b, La tradición oral del Campo de Gibraltar, nº II. 10. 078 hemist. Música registrada. |
Despertó del dulce sueño que sus sentidos ocupaba | |
2 | y no hallándole decía: «¿Hay mujer más desgraciada |
como me veo yo ahora, solita en estas montañas? | |
4 | ¡Oh, tío del alma mía!, si por tu dicha tomara |
tus consejos, no me viera de miseria rodeada. | |
6 | ¡Oh, míseros pajarillos que alegráis estas mntañas!, |
para alcanzar esta leve, prestadme vuestras alas.» | |
8 | Esto dijo caminando por una honda cañada: |
«No te has de escapar, villano, por la flecha que disparas». | |
10 | Se encontró a un cazador que por allí pasaba; |
le dijo el cazador: --¿Dónde vas por aquí, hermosa catalana? | |
12 | ¿Quién te ha traido a estos sitios?, que los tengo a señas malas. |
--Mi fortuna mala o buena que quiso con sus mudanzas | |
14 | derribarme de sus ruedas para vivir arrastrada. |
Si quieres por esta ropa darme calzón y casaca, | |
16 | una espada y un sombrero, que es lo que me hace falta.-- |
La llevó el cazador desde aquel sitio a su cabaña, | |
18 | la vistió de punta en blanco desde el cabello a la planta. |
Un Alejandro parece con sus disfrezas mudanzas. | |
20 | Al despedirse dijo: --El cielo dará la paga, |
amigo de mis finezas, que yo no puedo pagarla.-- | |
22 | Esto dijo caminando por una honda cañada: |
«¡Ay, muerte, cuánto te tardas!» | |
24 | Anduvo Andalucía, también los reinos de Francia; |
viendo que no lo encontrara, | |
26 | decidió en corto tiempo de soldado sentar plaza. |
Sirvió siete años al rey y la hicieron capitana, | |
28 | y en los mayores aprietos al peligro se arrojaba. |
Y en cuando en cuando decía: «¡Ay, muerte, cuánto te tardas!» | |
30 | Tuvo palabra un día con un sargento de cuadra; |
por estas cosas y otras en Bruxelas desembarca. | |
32 | Volvió en Andalucía y, viendo que no lo encontraba, |
desembarcó en Valencia y yendo por una calle | |
34 | con su tipo, con su aire y un lunar en la garganta, |
reconoció al caballero. | |
36 | Arrojóle una pistola con cinco fierros de balas. |
Ella echó a correr y en la iglesia me la amparan. | |
38 | Mandan llamar al obispo para que lo presenciara. |
Le contó al sacerdote todo lo que le pasaba | |
40 | y le dijo el sacerdote: --Tomad ejemplo, mujeres, |
y no haced de la historia Sancha. |
0841:1 Doña Juana de la Rosa (á-a) (ficha no.: 1977)
Versión de La Orotava (ay. La Orotava, p.j. La Orotava, isla de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, España). Recogida por Mercedes Morales, entre 1953-1954 (Colec.: Morales, M.). Publicada en FERU 1-Canarias 1969, II, p. 314, nº 326. Reeditada en IGR-vulgar 1999, pp. 127-129. 088 hemist. Música registrada. |
Doña Juana de la Rosa, de hacienda monedada, | |
2 | andan muchos caballeros en pretensión de esa dama; |
ella ninguno quería, que a todos los despreciaba, | |
4 | se quiere meter a monja y su padre la estorbaba, |
porque no tenía otra hija que su hacienda heredara. | |
6 | Murió su padre y su madre, quedando sola esa dama, |
en poder de un tío de ella, para que la gobernara. | |
8 | Vino un caballero a verla, le cuenta lo que le pasa: |
--Rosa, que entre todas rosas me quieres robar el alma; | |
10 | ¿tú te quieres ir conmigo que tengo hacienda y patria? |
y te llevaré a mi tierra donde tú seas respetada. | |
12 | --Llévame a donde quisieres, como vaya en tu compaña.-- |
Ensillaron un caballo y caminó con la dama; | |
14 | y fueron a descansar al pie de una verde mata. |
A ella le tentó el sueño y, como iba cansada, | |
16 | le gozó de su hermosura, que era lo que él deseaba; |
y después que la gozó, se puso atento a mirarla: | |
18 | --Yo bien sé que eres la rosa, pero ya estás deshojada.-- |
Quiso sacar el puñal de su vaina colorada, | |
20 | para matarla con él y darle la muerte amarga. |
--Pa que su engaño conozca más quiero dirme y dejarla.-- | |
22 | Cuando despertó, se halló sola en aquella montaña; |
los gritos de doña Juana hasta el cielo atormentaba: | |
24 | --Tío de mi corazón, ¡quién su consejo tomara!, |
ahora no estuviera yo en este mundo arrastrada.-- | |
26 | Esto dijo y caminó por aquella larga cañada; |
encontró con un buen hombre, cazando en el monte estaba: | |
28 | --Dime, rosa de belleza, dime, hermosa catalana, |
¿quién te ha traído a este monte, que me estás robando el alma? | |
30 | --Aquí me trajo mi suerte y mi contraria desgracia |
y el mundo con su rueda para que muera arrastrada. | |
32 | --Ahí delante está un mesón de la religión cristiana, |
¿te quieres meter en él pa que sirvas de criada? | |
34 | --Sus consejos le agradezco, pero no es cosa acertada, |
¿quiere darme, pues, mi ropa, chuda, calzón y casaca, | |
36 | un puñal y una saeta, que es lo que me hace falta?-- |
Se vistió de punta en blanco desde el pelo hasta la planta. | |
38 | --Adiós te digo, buen hombre, el señor te dé la paga.-- |
Esto dijo, y caminó por aquella larga cañada. | |
40 | Y lo ha venido a encontrar en un corrillo de damas: |
--No huigas, traidor, no huigas, no huigas, traidor, aguarda, | |
42 | no huigas de una mujer, que aunque es cobarde, es villana.-- |
Y le cortó la cabeza la señora doña Juana, | |
44 | y le cortó la cabeza, en la mano la llevaba. |
0841:2 Doña Juana de la Rosa (á-a) (ficha no.: 1978)
Versión de El Lomo (Icod el Alto) (ay. Los Realejos, ant. Realejo Alto, p.j. La Orotava, isla de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, España). Recitada por una mujer (60a). Recogida por María Jesús López de Vergara, 00/00/1957 (Colec.: López de Vergara, M. J). Publicada en FERU 1-Canarias 1969, II, p. 220, nº 216. Reeditada en IGR-vulgar 1999, pp. 129-130. 098 hemist. Música registrada. |
Dueña Juana de la Rosa, de haciendas monedadas, | |
2 | única hija tenía que su hacienda le heredara. |
Murió su padre y su madre, en poder de un tío estaba. | |
4 | Aquel tío curró de ella que de consejos le daba. |
--No seas vana, sobrina, sobrina, no seas vana, | |
6 | no seas vana, sobrina, aunque tu hermosura es gala, |
que las mujeres a veces también pecan de ignorancia.-- | |
8 | Que había muchos galanes en amores de aquella dama. |
La niña se desveló a painarse a la ventana; | |
10 | vino por allí un caballero, que era un gran glindio talpatria. |
--¿Dónde es este caballero que en esta ciudad pasiaba? | |
12 | --Soy de la ciudad de Alondre, caballero, valor y fama, |
si te quieres dir conmigo, yo te llevo en mi compaña.-- | |
14 | La saca por la cocina, por altas cumbres nevadas |
y la lleva a descansar al pie de la verde olaga. | |
16 | La niña, como molida y que no lo acostumbraba, |
se arrecostaba a dormir y que allí se la gozaba. | |
18 | Una vez que la gozó, `tento se puso a mirarla. |
--Rosita, tú eres la rosa, Rosita, tú eres la dama, | |
20 | pa que tu engaño conozcas más vale dirme y dejarla.-- |
Se marchó a jugar a un juego con otros más camaradas. | |
22 | Vino por allí un pastor que su ganado guardaba: |
--¿Qué hace aquí, la purísima hortelana? | |
24 | --Dios y la buena fortuna que aquí me dejó aburlada. |
Si me emprestas tu caballo, caballo y silla dorada | |
26 | . . . . . . . . . . . . . . . . . . . y estoy dispuesto a vengarla.-- |
Se amontó en caballo negro y al par del viento volaba. | |
28 | Lo encuentra jugando a un juego con otros más camaradas. |
--¿Dónde es ese caballero que en esa ciudad pasiaba? | |
30 | --Es de la ciudad de Alondre, caballero, valor y fama. |
--Dirásle que salga pa fuera que si admite una palabra. | |
32 | --¿Dónde es este caballero que en esa ciudad pasiaba? |
--Soy de la ciudad de Alondres, caballero, valor y fama. | |
34 | --Si te quieres dir conmigo que en mi tierra te casaras. |
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . con la que te diere gana.-- | |
36 | Se amonta en caballo negro que al par del viento volaba |
y lo llevó a descansar y al pie de la vede olaga. | |
38 | --¡Qué triste te estás quedando, qué suspenso te has quedado! |
--La prenda que más quería y aquí la dejé burlada.-- | |
40 | Haló por puñal de acero tenía en veina encarnada |
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . le dio siete puñaladas; | |
42 | le cortaba la cabeza y en su pañuelo la ataba. |
Ella misma fue a dar parte al juez Dondre de Granada. | |
44 | La justicia lo que ordena, la justicia lo que ordana: |
--La mujer que mata al hombre merece ser coronada | |
46 | y dispués de la corona merece al cielo llevala.-- |
El tío, de que lo supo, malo en su cama estaba. | |
48 | --Ahí debajo está un convento que lo llaman Santa Clara, |
si quieres servir de monja u servirás de criada. | |
50 | --Sus consejos agradezco, pero no es cosa acertada.-- |