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Madre de Dios soberana, favorece a quien te llama |
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A la Virgen de las Nieves pido que me dé su gracia |
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pa contar de una doncella principio de su desgracia: |
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sus ojos coral partía, su cara azucena blanca. |
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Murió su madre y quedóse con su pobre padre en casa. |
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Un día, estando en la mesa, su amado padre la llama: |
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--Ven acá, hija querida, la alegría de mi casa: |
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yo me voy y tú te quedas, quiero dejarte amparada.-- |
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Y la hija le contesta: --¡Buen principio de semana!-- |
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Murió su padre y su madre, sola se quedó esta dama, |
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que no pué parar en mesa ni pue[de] parar en cama; |
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ella salía a coger los frescos de la mañana. |
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Se puso a escribir dos letras a la luz de una ventana. |
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En el primer renglón puso la primer letra encarnada, |
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que quiere decir en ella que la saquen de su casa. |
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Un caballero lo supo, trató de solicitarla. |
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Pasó por allí una tarde, tocando en una guitarra, |
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y le dio las buenas tardes, ella se las contestaba. |
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--Suba arriba, el caballero, siéntese aquí en la ventana, |
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porque sillas y sillones por mi padre no here[d]aba.-- |
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Determinaron un viaje, la niña se lo aceptaba. |
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Caminaron siete leguas sin decirse una palabra; |
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ya virando pa las ocho, el calor la fatigaba, |
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se asientan a descansar bajo de una fresca rama. |
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Hizo de ella lo que quiso, hizo lo que le dio gana; |
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y de que se burló de ella, ansí dice estas palabras: |
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--Rosa, ya te deshojé, ya no te quiero pa nada; |
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yo me voy y tú te quedas de un duro tronco amarrada |
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y te ha de esconder la ropa onde con ella no dabas.-- |
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Así lo hizo el cruel, a su viaje caminaba. |
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Salió un cazador cazando con perro, jurón y armas, |
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un puñal a su cintura con una vaina calada; |
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siente una voz dolori[d]a por detrás de una cañada, |
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voces que llegan al cielo, voces que llegan al alma, |
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voces que llegan al cielo y a la Virgen soberana. |
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El hombre, desque la vio, él pa atrás se retiraba. |
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--Siga, cristiano, no tema, que yo soy persona humana |
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y córtame estos cordeles con que me tienen atada.-- |
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Haló po`l puñal que tiene y le cortó las amarras; |
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y le preguntó a la niña y qué más le hacía falta. |
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--Un cuchillo con dos filos, un pantalón y una capa, |
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un cuchillo con dos filos con una vaina calada.-- |
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Dio una vuelta el caballero, él pronto se la encontraba. |
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Y se vistió de varón y a su viaje caminaba. |
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Y paseando en la calle vio al traidor que la engañaba, |
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sentado en una ventana hablando con otra dama. |
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Y llamó por don Guillermo. Le respondió la criada. |
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--¿Que si allí está el don Guillermo? --Sí señor, cenando estaba. |
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--Dígale que baje luego, pronto, sin delatar nada, |
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dígale que baje luego, que un caballero lo llama, |
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por lo bien que lo quería, por lo mal que lo estimaba.-- |
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Bajó abajo el don Guillermo pronto, sin delatar nada. |
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--Vamos a pasiar, amigo, hay tiempo que no pasiaba.-- |
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Caminaron siete leguas sin decirse una palabra, |
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ya virando pa las ocho es don Guillermo el que habla: |
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--¿Ónde me llevas, amigo, no me has dado tu palabra? |
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--Ahora que me la pides, ahora me toca el darla: |
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tú fuiste el que me dejaste de un duro tronco amarrada |
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y me escondiste la ropa onde con ella no daba; |
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si Dios me presta la vida, yo te he de quitar el alma.-- |
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Haló po`l puñal que tiene y le dio dos puñaladas |
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sobre el lado siniestro, que el corazón le trespasa. |
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Qué bien dijo aquel dijo: que el que debe siempre paga; |
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fue al tribunal a dar cuenta y a la Virgen soberana. |