Pan-Hispanic Ballad Project

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0064:1 Muerte de don Alonso de Aguilar (á-a)            (ficha no.: 1500)

Versión de España. Recogida 00/00/1600 Publicada en un pliego suelto del s. XVI. Nueva glosa fundada sobre aquel antiguo y verdadero romance de Álora la bien cercada etc.[Pliego suelto nº. 1: Praga II, pl. 54, 109-111; Dicc. 21]) y Pliego suelto del s. XVI. Romance de don Alonso de Aguilar etc. [Pl. s. No. 2: Gotinga, pl. 6, 45-47]. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 95, vol. I, pp. 308-313 (Romance fronterizo XXXV.).  150 hemist.  Música registrada.

     Estando el rey don Fernando    en conquista de Granada
  2   con valientes capitanes    de la nobleza de España,
     armados estaban todos    de ricas y fuertes armas.
  4   El rey los llama en su tienda    un lunes por la mañana.
     Desque los tuviera juntos    de esta manera les habla:
  6   --¿Cuál será aquel caballero    que, por ensalzar su fama,
     mostrando su gran esfuerzo    sube a la sierra mañana?--
  8   Unos a otros se miran,    el sí ninguno le daba,
     que la ida es peligrosa,    mucho más es la tornada,
  10   y con el temor que tienen    a todos tiembla la barba.
     Levantóse don Alonso    que de Aguilar se llamaba.
  12   --Yo subiré allá, buen rey,    desde ahora lo aceptaba;
     tal empresa como aquesa    para mí estaba guardada.
  14   Quiero morir o vencer    aquesa gente pagana;
     que si Dios me da salud    la injuria será vengada.--
  16   Armóse luego ante el rey    de las sus armas preciadas;
     saltó sobre un gran caballo,    y su escudo embrazara,
  18   gruesa lanza con dos hierros    en la su mano llevaba.
     Valiente va don Alonso,    su esfuerzo gran temor daba;
  20   van con él sus caballeros,    toda su noble compaña.
     Entre moros y cristianos    se traba cruel batalla;
  22   los moros, como son muchos,    a los cristianos maltratan.
     Huyendo van los cristianos,    huyendo por una playa.
  24   Esfuérzalos don Alonso    diciendo tales palabras:
     --¡Vuelta, vuelta, caballeros,    vuelta, vuelta a la batalla!,
  26   que aunque ellos eran muchos,    cobarde es el que desmaya.
     Acordaos del gran esfuerzo    de la gente castellana.
  28   Mejor es aquí morir    ejercitando las armas,
     que no vivir con deshonra    con vida tan aviltada:
  30   que muriendo viviremos,    pues vivirá nuestra fama,
     que la vida presto muere,    la honra mucho duraba.--
  32   Con estas palabras todos    muy gran esfuerzo tomaban;
     murieron como valientes,    ninguno con vida escapa.
  34   ólo queda don Alonso,    el cual blandiendo su lanza
     se mete entre los moros    con crecida y grande saña:
  36   a muchos quita la vida,    a otros muy mal los llaga.
     En torno lo cercan moros    con grita y gran algazara.
  38   Tantos moros tiene muertos    que sus cuerpos lo amparaba.
     Cércanlo de todas partes,    muy malamente lo llagan;
  40   siete lanzadas tenía,    todas el cuerpo le pasan.
     Muerto yace don Alonso,    su sangre la tierra baña.
  42   Llorando está, llorando    una captiva cristiana,
     que cuando niño pequeño    a sus pechos le criara.
  44   Estaba cerca del cuerpo    arañando la su cara.
     Tanto llora la captiva    que de llorar se desmaya,
  46   y después de vuelta en sí    con don Alonso se abraza,
     besaba el cuerpo defunto,    en lágrimas lo bañaba,
  48   torcía sus blancas manos,    los ojos al cielo alzaba,
     los gritos que estaba dando    junto a los cielos llegaban;
  50   las lástimas que decía    los corazones traspasan:
     --¡Don Alonso, don Alonso!    ¡Dios perdone la tu alma!,
  52   que te mataron los moros,    los moros del Alpujarra;
     no se tiene por buen moro    quien no te daba lanzada.
  54   Lloren todos como yo,    lloren tu muerte temprana,
     llórete el rey don Fernando,    tu vida poco lograda,
  56   llore Aguilar y Montilla    tal señor como le matan,
     lloren todos los cristianos    pérdida tan lastimada,
  58   llore ese gran capitán    pérdida tan señalada,
     que muerte de tal hermano    razon es, la gima y plaña:
  60   que tu esfuerzo tan crecido    esta muerte te causara.
     Dechado tomen los buenos    para tomar noble fama,
  62   pues murió como valiente,    y no en regalos de damas;
     murió como caballero    matando gente pagana.--
  64   Y estas palabras diciendo    otra vez se traspasaba.
     Llegó allí un moro viejo,    la barba crecida y cana:
  66   --No quiera Alá--, dijo a voces    --a ti más ofensa se haga.--
     Echó mano a un alfange,    la cabeza le cortara,
  68   tomóla por los cabellos,    para su rey la llevaba,
     diciendo: --Tal caballero    esforzado y de tal fama,
  70   no es justo siendo muerto,    que tal baldón se le haga.--
     El rey moro que lo vido,    gran pesar de ello cobrara;
  72   el cuerpo manda traer    de allí donde muerto estaba.
     Enviólo al rey don Fernando,    y la cabeza cortada;
  74   el rey hubo gran placer    en que muerto le cobraba,
     que puesto que allí muriera    su fama siempre volaba.

Variantes del Pliego suelto No. 2: -3b armados de fuertes armas; -4a llamó; -7b a la sierra Nevada; -9b muy dudosa la tornada; -12a De subir a ella, buen rey; -12b yo de; -15a salud me da -20b suben a sierra Nevada; -21b se trabó Pl. s. No. 2; -26a que aunque los moros son muchos; -32b a la batalla tornaban; -33a muriendo; -35a metió; -35b cruel; -39b mortalmente; -44a a su pecho lo criara: / que cuando oyera su muerte // se huyó de quien estaba, / llegóse junto del cuerpo; -57b señalada; -62b no en regalos ni entre damas; -66a No quiero, le dijo a voces; -66b aquí; -70b ningún b,; -72a mandó; -75a que aunque él.

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0064:2 Muerte de don Alonso de Aguilar (á-a)            (ficha no.: 1501)

Versión de España. Recogida 00/00/1595 Publicada en Pérez de Hita, Historia de los bandos de Cegríes etc. *. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 95a, vol. I, pp. 313-316 (Romance fronterizo. XXXVI.).  086 hemist.  Música registrada.

     Estando el rey don Fernando    en conquísta de Granada,
  2   donde están duques y condes    y otros señores de salva,
     con valientes capitanes    de la nobleza de España,
  4   desque la hubo ganado,    a sus capitanes llama.
     Cuando los tuviera juntos,    de esta manera les habla:
  6   --¿Cuál de vosotros, amigos,    irá a la sierra mañana
     a poner el mi pendón    encima del Alpujarra?--
  8   Mirábanse unos a otros,    y ninguno el sí le daba,
     que la ida es peligrosa    y dudosa la tornada,
  10   y con el temor que tienen,    a todos tiembla la barba,
     si no fuera a don Alonso    que de Aguilar se llamaba.
  12   Levantóse en pie ante el rey;    de esta manera le habla:
     --Aquesta empresa, señor,    para mí estaba guardada,
  14   que mi señora la reina    ya me la tiene mandada.--
     Alegróse mucho el rey    por la oferta que le daba.
  16   Aun no era amanecido    don Alonso ya cabalga
     con quinientos de a caballo,    y mil infantes llevaba.
  18   Comienza a subir la sierra    que llamaban la Nevada.
     Los moros que lo supieron    ordenaron gran batalla,
  20   y entre ramblas y mil cuestas    se pusíeron en parada.
     La batalla se comienza    muy cruel y ensangrentada;
  22   porque los moros son muchos,    tienen la cuesta ganada
     aquí la caballería    no podía hacer nada,
  24   y ansí con grandes peñascos    fue en un punto destrozada.
     Los que escaparon de aquí    vuelven huyendo a Granada.
  26   Don Alonso y sus infantes    subieron a una llanada;
     aunque quedan muchos muertos    en una rambla y cañada,
  28   tantos cargan de los moros,    que a los cristianos mataban.
     Solo queda don Alonso,    su compaña es acabada:
  30   pelea como un león,    mas su esfuerzo vale nada
     porque los moros son muchos    y ningún vagar le daban.
  32   En mil partes ya herido    no puede mover la espada;
     de la sangre que ha perdido    don Alonso se desmaya.
  34   Al fin cayó muerto en tierra,    a Dios rindiendo su alma;
     no se tiene por buen moro    el que no le da lanzada.
  36   Lleváronle a un lugar    que es Ojicar la nombrada;
     allí le vienen a ver    como a cosa señalada.
  38   Míranle moros y moras,    de su muerte se holgaban.
     Llorábale una cautiva,    una cautiva cristiana,
  40   que de chiquito en la cuna    a sus pechos le criara.
     A las palabras que dice,    cualquiera mora lloraba:
  42   --Don Alonso, don Alonso,    Dios perdone la tu alma,
     que te mataron los moros,    los moros de la Alpujarra.

Nota: *«Este fin lastimoso, dice Pérez de Hita tuvo don Alonso de Aguilar: ahora sobre su muerte hay discordia entre los poetas que sobre esta historia han escrito romances, porque uno dice que esta batalla y otra de cristianos fue en la Sierra Nevada; otro poeta que hizo el romance de Rio verde, dice que fue la batalla en Sierra Bermeja.» --Harto conocido es ya, que fue en la Sierra Bermeja, que murió don Alonso de Aguilar, hermano del gran Capitán Gonzalo de Córdoba, con otros caballeros, 16 de marzo del año de 1501, en una batalla contra los moriscos amotinados de las Alpujarras. --Véase la Historia de Granada, por Lafuente Alcántara, Tomo IV. pag. 167 a 169; - y sobre Alonso de Aguilar, ibid. Tomo III, pag. 374 y 375.

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