Pan-Hispanic Ballad Project

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0067.6:1 Garcilaso y el Ave María (á-o)            (ficha no.: 1498)

Versión de España. Recogida 00/00/1595 Publicada en Pérez de Hita, Historia de los bandos de Cegríes etc. donde este romance está llamado antiguo. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 93, vol. I, pp. 302-306 (De Garcilaso de la Vega).  138 hemist.  Música registrada.

     Cercada está Santa Fe    con mucho lienzo encerado,
  2   al derredor muchas tiendas    de seda, oro y brocado,
     donde están duques y condes,    señores de grande estado,
  4   y otros muchos capitanes    que lleva el rey don Fernando,
     todos de valor crecido,    como ya habréis notado
  6   en la guerra que se ha hecho    contra el granadino estado;
     cuando a las nueve del día    un moro se ha demostrado
  8   encima un caballo negro    de blancas manchas manchado,
     cortados ambos hocicos,    porque lo tiene enseñado
  10   el moro que con sus dientes    despedace a los cristianos.
     El moro viene vestido    de blanco, azul y encarnado,
  12   y debajo esta librea    trae un muy fuerte jaco,
     y una lanza con dos hierros    de acero muy bien templado,
  14   y una adarga hecha en Fez    de un ante rico estimado.
     Aqueste perro, con befa,    en la cola del caballo,
  16   la sagrada Ave María    llevaba, haciendo escarnio.
     Llegando junto a las tiendas    de esta manera ha hablado:
  18   --¿Cuál será aquel caballero    que sea tan esforzado
     que quiera hacer conmigo    batalla en aqueste campo?
  20   Salga uno, salgan dos,    salgan tres osalgan cuatro:
     el alcaide de los donceles    salga, que es hombre afamado;
  22   salga ese conde de Cabra,    en guerra experimentado;
     salga Gonzalo Fernández,    que es de Córdoba nombrado,
  24   ó si no, Martín Galindo,    que es valeroso soldado;
     salga ese Portocarrero,    señor de Palma nombrado,
  26   ó el bravo don Manuel    Ponce de León llamado,
     aquel que sacara el guante    que por industria fue echado
  28   donde estaban los leones,    y él le sacó muy osado**;
     y si no salen aquestos,    salga el mismo rey Fernando,
  30   que yo le daré a entender    si soy de valor sobrado.--
     Los caballeros del rey    todos le están escuchando
  32   cada uno pretendía    salir con el moro al campo.
     Garcilaso estaba allí,    mozo gallardo, esforzado;
  34   licencia le pide al rey    para salir al pagano.
     --Garcilaso, sois muy mozo    para emprender este caso;
  36   otros hay en el real    para poder encargarlo.--
     Garcilaso se despide    muy confuso y enojado,
  38   por no tener la licencia    que al rey había demandado.
     Pero muy secretamente    Garcilaso se había armado,
  40   y en un caballo morcillo    salido se había al campo.
     Nadie le ha conocido    porque sale disfrazado;
  42   fuése donde estaba el moro    y de esta suerte le ha hablado:
     --¡Ahora verás, el moro,    si tiene el rey don Fernando
  44   caballeros valerosos    que salgan contigo al campo!
     Yo soy el menor de todos,    y vengo por su mandado.--
  46   El moro cuando le vio    en poco le había estimado,
     y díjole de esta suerte:    --Yo no estoy acostumbrado
  48   a hacer batalla campal    sino con hombres barbados:
     Vuélvete, rapaz, le dice.    y venga el más estimado.--
  50   Garcilaso con enojo    puso piernas al caballo;
     arremetió para el moro,    y un gran encuentro le ha dado.
  52   El moro que aquesto vio    revuelve así como un rayo:
     comienzan la escaramuza    con un furor muy sobrado.
  54   Garcilaso, aunque era mozo,    mostraba valor sobrado;
     diole al moro una lanzada    por debajo del sobaco:
  56   el moro cayera muerto,    tendido le había en el campo.
     Garcilaso con presteza    del caballo se ha apeado:
  58   cortárale la cabeza    y en el arzón la ha colgado:
     quitó el Ave-María    de la cola del caballo:
  60   hincado de ambas rodillas    con devoción la ha besado,
     y en la punta de su lanza    por bandera la ha colgado.
  62   Subió en su caballo luego,    y el del moro había tomado.
     Cargado de estos despojos    al real se había tornado,
  64   do estaban todos los grandes,    también el rey don Fernando.
     Todos tienen a grandeza    aquel hecho señalado;
  66   también el rey y la reina    mucho se han maravillado
     en ser Garcilaso mozo    y haber hecho un tan gran caso.
  68   Garcilaso de la Vega    desde allí se ha intitulado,
     porque en la vega hiciera    campo con aquel pagano.

Nota: *Sobre la tan célebre hazaña de Hernán Pérez del Pulgar la cual ocasionó este desafío al fin del año de 1490, véase la Historia de Granada, por Lafuente Alcántra, tomo IV. pag. 100 a 102.
** Véase el romance de don Manuel de León que dice: Ese conde don Manuel.

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0067.6:3 Garcilaso y el Ave María (á-o)            (ficha no.: 5823)

Versión de España. Recogida 00/00/1582 Publicada en Rodríguez, Romancero historiado, Alcalá de Henares: Querino Gerardo, a costa de Hernán Ramírez, 1582 (Romance de una hazaña que hizo Garcilasso, cauallero Castellano con el moro Tarfe). Reeditada en Rodríguez-Moñino 1967, ed. Romancero historiado de Lucas Rodríguez (1582), pp. 138-140 y Correa 1999, vol. II, IX.23 III, pp. 732-735.  128 hemist.  Música registrada.

     Cercada está Santa Fe    por el vno y otro lado,
  2   assentadas muchas tiendas    de oro, seda y brocado;
     de muchos duques y condes    todo el campo está adornado,
  4   de los cathólicos Reyes    doña Ysabel y Fernando,
     con muchas illuminarias    y regozijo sobrado,
  6   quando a las ocho del día    vn moro se ha demostrado:
     vna lança con dos hierros    encima vn cauallo blanco;
  8   las orejas trae hendidas,    el rostro hecho pedaços,
     porque con sus anchos dientes    a morder estaua vsado.
  10   Y el moro que encima viene    parece de grande estado:
     vn paño de oro le aprieta    en el ombro arremangado,
  12   vna marlota vestida    y vn albornoz colorado,
     y en el su braço siniestro    vn fuerte escudo embraçada.
  14   Camina para el Real    con semblante denodado;
     antes que al Real llegasse    desta manera ha hablado:
  16   --¿Quál será aquel cauallero    en valor auentajado,
     que por ensalçar su honrra    se salga conmigo al campo?
  18   Salga vno, y salgan dos,    salgan tres, o salgan quatro,
     o salga Puertocarrero,    commendador afamado;
  20   o salga esse buen Galindo,    señor de Palma nombrado;
     y si no ay ninguno destos,    salga el propio Rey Fernando,
  22   que yo le haré entender,    si quisiere aquí prouallo,
     lo que mi persona vale,    y que soy intitulado
  24   el valiente moro Tarfe,    en la guerra señalado,
     hermano del rey chiquito    de Granada tan nombrado.
  26   Y por más deshonrra vuestra    traygo en la cola del cauallo,
     con cinco letras escripta    en vn pergamino atado,
  28   vuestra fe y Aue María,    que reza qualquier Christiano,
     y si no me lo creéys,    mirad este cartel blanco.--
  30   Buelue las riendas el moro    con vn semblante gallardo;
     ya todos se marauillan,    cada qual está admirado.
  32   Muchos al Rey se le offrecen    ser en defensa del caso;
     luego habló vn cauallero,    de Écija se ha nombrado,
  34   Garcilasso ha por nombre,    de linaje muy hidalgo;
     era de diez y seys años,    que en diez y siete no ha entrado.
  36   Púsose delante el Rey    con rostro soberuio, airado,
     hinca la rodilla en tierra    al vso de cortesano:
  38   --A tu Real alteza pido,    como a Rey tan sublimado,
     que me dé luego licencia    sin que me sea negado,
  40   que con el Moro combata    que se mostró tan osado.--
     El prudente Rey responde,    como sagaz y auisado:
  42   --Garcilasso, soys muy mozo,    y en las armas poco vsado;
     dexaldo a Puertocarrero,    belicoso castellano,
  44   y también está Galindo    en la guerra exercitado.--
     El moço de enojo desto,    mucho se ha alterado;
  46   por el Real adelante,    grandes vozes yua dando:
     --Pages, los que me seruís,    traedme presto recaudo.--
  48   Ya vienen todos los pages,    en vn punto le han armado,
     y por do el Rey no lo vía    sale al campo bien armado.
  50   El moro, cuando lo vido,    se va para Garcilasso,
     sólo por atropellarle,    pero no para encontrallo.
  52   Garcilasso, con destreza,    va para el fuerte pagano,
     y enrristrándole la lança    al suelo lo ha derribado.
  54   Luego cortó su cabeça,    y en la lança la ha hincado,
     y con grande ligereza    el pergamino ha quitado
  56   de la parte de do estaua,    y en su pecho lo ha fixado.
     Desta manera dezía,    al cielo siempre mirando:
  58   --¡Oh letras de mi consuelo,    por quien yo fuy remediado!--
     Y delante el Rey se buelue    del hecho díssimulado;
  60   los hinojos por el suelo,    desta manera ha hablado:
     --Tu Alteza me perdone,    que no hize tu mandado.--
  62   Y el rey por honrra le dar,    del suelo le ha leuantado;
     dixo: --Essas sean tus armas,    Garcilasso el afamado,
  64   pues es el hecho primero    en que te has señalado.--

Nota: Del texto impreso en el Rom. hystoriado (reed. Rodríguez-Moñino), modifico sólo la puntuación y el uso de las mayúsculas.

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0067.6:2 Garcilaso y el Ave María (á-e)            (ficha no.: 1906)

Versión de Cádiz (ay. Cádiz, p.j. Cádiz, Cádiz, auton. gitano bajoandaluz, España).   Recitada por Joaquín Jiménez (70a). Recogida por Manuel Manrique de Lara, 00/00/1916 (Archivo: AMP; Colec.: Manrique de Lara, M.). Publicada en IGR-vulgar 1999, pp. 39-41.  174 hemist.  Música registrada.

     Estando en el real a la mira    de Granada na d(a)istante;
  2   del católico Fernando    y de acero tan cortante
     fue azote de la morisma    y de la España realce.
  4   Toda la suya se altera,    dando alaridos muy grandes;
     todos se quejan al rey,    que a los guardas castigasen,
  6   si los guardias no durmieran    Pulgar no logrará el lance,
     como el lobo cauteloso    que deja dormir los canes,
  8   ni como el rayo del sol    cuando alumbra vigilante.
     Todos entran en acuerdo    lo que de consulta sale:
  10   que salga el moros Amaisés    armado de gran coraje.
     Ha llegado a Santa Fe;    cuando a sus muros llegase,
  12   se alzó la solo visera    y de esta suerte habló arrogante.
     --¿Quién sería aquel caballero,    viste arneses, calzó el guante,
  14   que anoche en Granada entró,    fijó por plazas y calles
     en velos e inflamatorias,    y Granada, que lo sabe,
  16   todo[s] lo toman a queja,    lo reciben por ultraje?
     A todos vengo a deciros    en este libre lenguaje
  18   razón que a todos pique,    injurias que a todos causen:
     a todos os reto y trato    de viles y de cobardes.
  20   ¿Quién sería aquel caballero,    viste arneses, calzó el guante,
     que anoche en Granada entró,    fijó por plazas y calles?
  22   Salga Pulgar, porque pudo    fijar en Granada el Ave,
     a ver si él sabe librarle    de este nebrí que la trae;
  24   salgan, si han quedado algunos,    de los Manriques, Guzmanes,
     salga ese Portocarrero,    señor de Palma nombrado,
  26   o salga don Manuel Ponce,    ese de León llamado,
     salga uno, salgan dos,    salgan tres o salgan cuatro,
  28   y si acaso a todos juntos    ánimo y valor les falte(s)
     salga el mismo don Fernando,    de ánimo y valor le armen,
  30   porque su Isabel le vea,    si gusta ver un combate.
     En la Vega os espero    hasta las seis de la tarde,
  32   cobrad vuestro Ave María,    cristianos, viles, cobardes.--
     En corbetas y escarceos    mil escaramuzas hace
  34   el bruto, que con las manos    quiere la cincha quitarse.
     Indeciso está Fernando,    pesaroso de que parte,
  36   Pulgar en esta ocasión    en Santa Fé no se halle.
     Ha llamao sus caballeros,    todos vienen vigilantes,
  38   a ver a cual le ha `e tocar
     hazaña de tanto esmero    y impirios de tantos Martes.
  40   Garcilaso estaba allí,    joven, gallardo y valiente,
     es tan niño en sus años    que diecisiete no hace;
  42   se echó a sus plantas reales    y le dice: --Gran Señor,
     si pagarme mis servicios,    grangear mis voluntades,
  44   dame, gran señor, licencia    pa salir a ese combate,
     veréis de eclipsar la luna,    del que veis tan arrogante.--
  46   Tanto gusto le dio al rey    que casi quiso abrazarle.
     Dice: --Garcilaso amigo,    muy digno es de celebrarte,
  48   pero esta empresa más quiere    experiencia que coraje.-
     "En verme joven, señor,    tu esperanza no desmaye,
  50   que si mi padre fue muerto,    en mí su valor renace"
     quiso replicar, y el rey    le dejó diciendo: parte.
  52   Toda la región de fuego    en su pecho le dio alcance.
     Brotan venenos sus ojos    y por sus dos labios salen
  54   un casirá en cada aliento    y en cada suspiro un aspe.
     Salió del real alterado,    donde sus caballos pacen
  56   la hierba, y a sus criados    le ha dicho de que lo armen
     de finas armas bruñidas,    manoplas con verdes guantes,
  58   morrión de clavado acero,    con cuatro negros plumajes,
     y en un caballo andaluz,    hijo natural del aire,
  60   corre entendiendo que vuelan,    vuela entendiendo que parte.
     Se echó la sola visera    porque no quiere que nadie
  62   lo conozca, y que dé cuenta    cómo sin licencia sale.
     Por la calle que había gente    se iba pasito entre paso;
  64   por la calle que no había    los chinos va `esempedrando.
     Ha llegao a donde está el moro    y, después de saludarle,
  68   le ha dicho: --Bárbaro moro,    ¿qué aguardas?, ya está delante
     quien te va a quitar más vidas    que tú tienes vanidades.
  70   Ahora verás, perro moro,    si tiene el rey don Fernando
     caballeros en su corte    que salgan contigo al campo.
  72   --¿Eres Pulgar?,_ le pregunta.    --No soy quien te imaginaste,
     que si Pulgar te cogiera    en medio de sus pulgares,
  74   desbaratara los miembros    que los moros tanto aplauden.
     --Descúbrete, pues ya ves    que descubierto me hallaste.--
  76   Se alzó la sola visera    y asín que lo ha visto Tarfe:
     --¿Eres mujer?,_ le pregunta,    --¿eres niño?, no me engañes.--
  78   Garcilaso se enojó    y apretó los alicates.
     Tal encuentro le dio al moro    y con pujanza tan grande,
  80   que falseándole el peto    lo pasó de parte a parte.
     Los monumentos de arena    sirvieron de su cadáver.
  82   Garcilaso se apeó    y cortó de la cola el Ave.
     El rey lo mandó aprender,    porque sin licencia sale,
  84   mas la reina, cautelosa,    alcanzó el perdón afable:
     --Garcilaso de la Vega    desde hoy has de llamarte,
  86   porque en la Vega hiciste
     hazañas de tanto esmero,    impirios de tantos Martes.--

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