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De tres mortales heridas en que mucha sangre vierte |
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el valeroso Albayardo herido estaba de muerte, |
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que el Maestre le hiriera en batalla dura y fuerte. |
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Se revolcaba en su sangre con un dolor que se advierte. |
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Alzó los ojos al cielo, decía de aquesta suerte: |
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--Sírvete, dulce Jesús, que en este trancito acierte. |
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Lo que te pido es, buen Muza, si en algo quieres valerme, |
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que me des sepulturita al pie de este pino verde. |
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De mis arma` harás un trofeo en que declare mi muerte. |
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Tú le dirás al rey Chico cómo yo quise volverme |
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cristiano en esta ocasión, pero no pude valerme.-- |
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"Aquí yace Albayardo de cuya fama el suelo estaba lleno; |
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más fuerte que Reinardo y el conde paladino, aunque fue bueno". |