|
De Mantua salió el marqués Danés Urgel el leal |
2 |
a divertirse en la caza por las orillas del mar. |
|
Con él van sus caballeros para hacerse acompañar |
4 |
y también van sus monteros con perros para cazar. |
|
El tiempo era caluroso y, por refresco tomar, |
6 |
alrededor de una fuente a todos mandó a sentar. |
|
Luego que hubieron comido comenzaron a tratar |
8 |
el modo cómo la caza la iban a gobernar. |
|
Al pie estaba de una breña que junto a la fuente está |
10 |
oyendo un grato ruido entre las ramas sonar. |
|
Todos se estuvieron quieto por ver qué cosa será |
12 |
y por las espesas matas vieron un siervo asomar. |
|
Los monteros, con gran prisa, los perros van a soltar; |
14 |
el siervo, que lo sentía, al monte se volvió a entrar. |
|
Caballeros y monteros comienzan a cabalgar, |
16 |
cada cual iba corriendo sin uno al otro aguardar. |
|
Apartóse uno de otros sin al marqués esperar. |
18 |
El bosque era muy espeso, todos perdidos se han; |
|
el sol se iba a poner, la noche empieza a cerrar, |
20 |
el noble marqués de Mantua solo se iba a quedar |
|
en un bosque muy espeso que no sabe dónde está. |
22 |
El marqués, que así se vio, su voz fina fue a sacar; |
|
sus monteros están lejos, no le pueden escuchar; |
24 |
tan cansado va el caballo que no puede caminar. |
|
El marqués, muy enojado, la rienda le fue a soltar |
26 |
para que el caballo siga por donde quisiere andar. |
|
Siguió el caballo el camino, entróse por un pinar. |
28 |
Del pinar se pasa a un valle, y yendo, por él a entrar, |
|
oyó unos tristes gemidos que anunciaban gran pesar. |
30 |
De esto se turbó el marqués, todo espeluznado está; |
|
mas, aunque no era joven, con un esfuerzo natural |
32 |
hacia la voz se encamina a la que oyó pronunciar: |
|
--Oh Virgen Santa María, no me querías olvidar, |
34 |
a ti encomiendo mi alma, acógela por piedad; |
|
a tu precioso hijo por mis plegantes rogar |
36 |
que perdone mis pecados y quiera mi alma salvar.-- |
|
Cuando esto el marqués oyó la espada fue a empuñar, |
38 |
apartóse del camino y comenzó a trepar |
|
hazia donde la voz zuena por el monte se fue a entrar. |
40 |
La vereda por donde iba regada de sangre está, |
|
y al pie de unos altos robles vio a un caballero estar |
42 |
tendido en el duro suelo sin dejarse de quejar. |
|
Las lástimas que decía son digna de relatar: |
44 |
--¿Dónde estoy, esposa mía, que no te duele mi mal? |
|
de mis heridas pequeñas compasión solías tomar |
46 |
y ahora de las mortales no tienes ningún pesar. |
|
No te doy culpa, señora, pues yo me busqué mi mal. |
48 |
Esposa del alma mía, no tienes más que esperar; |
|
hasta el día del juicio ya no nos veremos más. |
50 |
Si viviendo me quisistis, consejos me solías dar, |
|
y ahora, en mi agonía aun no me puedes hablar. |
52 |
Oh mi primo, Montesino, oh leal infante Morián, |
|
ya no esperéis más en verme pues non me puedes hayar. |
54 |
Oh, esforzado don Reinale, oh, paladín don Rondal, |
|
oh, marqués don Oliveros, oh, gran duque del Milán, |
56 |
oh, emperador Carlos Magno, mi buen señor natural, |
|
si tú supieras mi muerte cómo la harías vengar. |
58 |
Aunque me mató tu hijo justicia habías de dar, |
|
pues me mató a traición viniéndole a acompañar. |
60 |
Oh, príncipe don Carloto, ¿qué ira tan infernal |
|
te movió sobre tal caso a quererme así matar |
62 |
rogándome que viniera contigo a este lugar? |
|
No me pesa de morir porque es cosa natural, |
64 |
más sí morí como muero sin merecer algún mal, |
|
en paraje donde nunca mi triste muerte sabrán. |
66 |
Oh, alto Dios poderoso de justicia y de verdad, |
|
de esta ánima que te adora quieras darme piedad. |
68 |
Oh, triste reina, mi madre, Dios te quiera aconsolar, |
|
que ya quebraste el espejo donde te solías mirar |
70 |
y nunca querías darle a arrecibir algún pesar. |
|
En las justas y torneos consejos me solías dar |
72 |
y ahora, en mi agonía aún no me puedes hablar. |
|
Oh, noble marqués de Mantua, mi señor tío carnal |
74 |
¿dónde estáis, que no me oyís mi doloroso quejar? |
|
Hicísteme tu heredero por vuestro estado heredar, |
76 |
mas vos lo habéis de ser mío aunque soy de más edad. |
|
Oh, mundo desventurado, nadie en ti debe fiar, |
78 |
que al que más subido tienes mayor caída haces dar.-- |
|
Estas palabras diciendo non cesa de suspirar. |
80 |
Turbado estaba el marqués no pudo más escuchar |
|
y llegándose más cerca de esta suerte le empezó a hablar: |
82 |
--Decidme, señor quién sois y de qué es vuestro penar, |
|
que si yo remediar os puedo, yo os prometo ayudar. |
84 |
No dudéis, buen caballero, de decirme la verdad.-- |
|
Vuelto en sí Valdovino esta respuesta le da: |
86 |
--Muchas mercedes, señor, por la buena voluntad; |
|
pero mi mal es de muerte y no se puede remediar. |
88 |
Veintidós heridas tengo, que cada una es mortal; |
|
el mayor dolor que tengo es el morir en este lugar |
90 |
y quien me ha muerto a traición sin haber hecho algún mal. |
|
Por lo que me habéis preguntado señor, a vuestra majestad, |
92 |
mi nombre es Valdovinos que el Franco suelen llamar. |
|
Hijo soy del rey de Dazia, soy hijo suyo carnal; |
94 |
la reina doña Herminia es mi madre natural; |
|
el noble marqués de Mantua es mi buen tío carnal; |
96 |
la linda infanta Sevilla es mi esposa sin dudar. |
|
Me ha herido don Carioto a traición y crueldad |
98 |
porque requirió de amores a mi esposa con maldad. |
|
Ella non le prestó oídos y en mí se quiso vengar, |
100 |
pensando que por mi muerte con ella se ha de casar, |
|
y así me ha herido a traición, con perfidia, con maldad, |
102 |
porque él me rogó en París que le viniera a acompañar |
|
a dar fin a una aventura en que se quiere probar. |
104 |
Quien fueseis, buen caballero, las nuevas querías llevar |
|
de mi desastroza muerte a París, recia ciudad; |
106 |
y si a París no fuereis, a Mantua la iris a dar, |
|
que el trabajo que tomaréis bien os lo agradecerá.-- |
108 |
Cuando esto oyó el marqués e comenzó a desmayar; |
|
cayó como muerto en tierra sin poderse menear; |
110 |
mas al cabo de un gran rato que se pudo levantar, |
|
se ha llegado a Valdovino y comenzóle a desbrochar. |
112 |
Le encontró bañado en sangre y el color muy mortal. |
|
Con un paño que traía la cara le fue a limpiar. |
114 |
Cuando le hubo limpiado reconoció la verdad; |
|
en la boca le besaba, no cesaba de llorar. |
116 |
Las palabras que le dice dolor causa de contar: |
|
--Oh, sobrino Valdovino, mi buen sobrino carnal, |
118 |
¿quién os trató de tal suerte? ¿quién os trajo a este lugar? |
|
¿quién es que a vos mató, que a mí vivo fue a dejar?, |
120 |
que mejor dada era mi muerte que la vuestra a tal edad. |
|
¿No me conoces, sobrino? Por Dios, queráisme hablar; |
122 |
yo soy el triste marqués que tío solías llamar; |
|
yo soy el marqués de Mantua que debiera aquí quedar |
124 |
llorando vuestra desgracia y con la vida acabar. |
|
Oh, desventurado viejo, ¿quién te podrá aconsolar? |
126 |
yo las muertes de mis hijos con vos las solía olvidar |
|
y ahora, mi buen sobrino, de nuevo tendré que llorar. |
128 |
A vos por hijo adopté para mi estado heredar |
|
y ahora, por mi desdicha vos he de ver enterrar. |
130 |
Ven, muerte, cuando quieras, no te quieras más tardar; |
|
pero al que menos te teme le huyes por más penar. |
132 |
¿Quién ha de llevar las nuevas amargas de tal pesar? |
|
A la triste de su madre ¿quién la podrá consolar?-- |
134 |
Estas palabras y otras non cesaba de exclamar, |
|
llorando con amargura sin poderse menear. |
136 |
Esforzóse Valdovinos y a su tío empezó a hablar: |
|
--No lloréis, mi señor tío, por Dios el llanto enjugar, |
138 |
que me dais dobladas angustias y el alma me hacéis penar. |
|
Mas lo que yo os encomiendo es por mí queráis rogar |
140 |
y no me desamparéis en este triste lugar. |
|
Os encomiendo mi madre que la queráis consolar, |
142 |
que bien creo que mi muerte su vida habrá de acabar. |
|
No os olvidéis de mi esposa, modelo de lealtad, |
144 |
que el mayor dolor que tengo es el no poderla hablar.-- |
|
Estando en estas palabras vio al escudero llegar |
146 |
y a un ermitaño con él que en un bosque fue a buscar, |
|
hombre de muy santa vida del orden sacerdotal. |
148 |
Cuando llegó el ermitaño ya estaba para expirar. |
|
Esforzóse Valdovino, comenzase a amonestar |
150 |
que dejando a que este mundo de Dios se quiere acordar. |
|
Se apartó a un lado el marqués porque se pueda confesar |
152 |
y fue tan grande su pena que un gran desmayo le da. |
|
Confesóse Valdovino a toda su voluntad; |
154 |
estando en su confesión que ya iba a acabar, |
|
las angustias de la muerte la comenzaron a aquejar, |
156 |
y del dolor que tenía un gran suspiro fue a dar. |
|
Llamó a su tío el marqués y comenzóle así a hablar: |
158 |
--Adiós, adiós, mi buen tío, quedaos, con Dios quedad; |
|
que yo me voy de este mundo para mi cuenta a Dios dar. |
160 |
Lo que os tengo encomendado no lo queráis olvidar.-- |
|
Al punto perdió el sentido y no volvió más a hablar; |
162 |
recordó luego el marqués y a él se fuera a llegar. |
|
Muchas veces le bendice no dejando de llorar. |
164 |
Absolvió el ermitaño y él acabó de expirar; |
|
el marqués, al verlo muerto, casi sin sentido está; |
166 |
mas, al fin, como es discreto, consejo quiere tomar |
|
del ermitaño, y le dice: --Yo espero de tu piedad |
168 |
me digas en qué paraje, en qué tierra, o en qué lugar |
|
nos hallamos, para ver qué camino he de tomar.-- |
170 |
E ermitaño responde con una grande humildad: |
|
--Habéis de saber, señor, que esa tierra sin poblar |
172 |
otro tiempo fue poblada; despoblóse por gran mal, |
|
por batallas muy crueles que hubo en la cristiandad. |
174 |
A ésta la llama Floresta sin ventura y de pesar, |
|
porque nunca caballero en ella aconteció entrar |
176 |
que no saliese con daño o desastre singular. |
|
Hasta Mantua hay ocho millas, ni población ni lugar, |
178 |
sino es una ermita que dos millas de aquí está |
|
donde yo estoy retirado, ved con qué os puedo ayudar, |
180 |
que por servir a Dios lo haré yo de voluntad; |
|
y por vuestro acontecimiento o por hacer caridad.-- |
182 |
El marqués, que esto oyera, le agradeció su bondad, |
|
diciéndole se quedara para el cuerpo custodiar, |
184 |
mientras él y el escudero van el caballo a buscar |
|
que allí cerca había dejado en un prado apacentar. |
186 |
Por el camino se iban, comenzóle a preguntar |
|
el marqués al escudero: --Dime toda la verdad |
188 |
¿qué venía tu señor por estas tierras a buscar?, |
|
o ¿por qué causa lo han muerto?, ¿o quién le vino a matar?-- |
190 |
A lo cual, el escudero, esta respuesta le da: |
|
--Por la fe que debo a Dios lo que vi os quiero contar: |
192 |
estando mi amo en París paseando en la ciudad, |
|
el príncipe don Carloto mandó a mi señor a llamar; |
194 |
todo aquel día en secreto le gastaron en hablar. |
|
Cuando la noche cerró ambos se fueron a armar; |
196 |
cabalgaron en sus caballos salieron de la ciudad |
|
armados de todas armas con traza de pelear. |
198 |
Yo salí con Valdovino y con Carloto otro tal. |
|
Ayer, cuando aquí llegamos a este bosque de pesar, |
200 |
apartóme del camino, junto a un bosque fue a parar; |
|
a todas partes miraba si los vería regresar. |
202 |
Al cabo de un gran rato caballos oí relinchar. |
|
Vi venir tres caballeros, mi señor no vi tornar; |
204 |
venían tintos en sangre que era muy mala señal. |
|
El uno era don Carloto, los dos no pude notar; |
206 |
con el miedo que tenía no me atreví a preguntar |
|
dónde queda Valdovino. Yo le comencé a buscar. |
208 |
Encontré un rastro de sangre de que me dio gran pesar |
|
y junto a la orilla de un río vi el caballo sin montar; |
210 |
un poco más adentro a Valdovino vi estar |
|
en el suelo, boca abajo, casi a punto de expirar; |
212 |
todo cubierto de sangre que apenas podía hablar. |
|
Levántele de la tierra y comencéle a limpiar; |
214 |
por señas me mandó confesor fuera a buscar. |
|
Esto es, noble señor, lo que será de esta maldad.-- |
216 |
Así acabó el escudero su declaración fatal. |
|
En esto llegan al sitio adonde el caballo está; |
218 |
lo toman y dan una vuelta al ermitaño encontrar. |
|
Acuerdan tomar el cuerpo y a la ermita caminar. |
220 |
Luego que hubieron llegado van el cuerpo a desarmar; |
|
quince lanzadas tenía que cada una era mortal. |
222 |
Cuando así lo vio el marqués trastornóse de pesar; |
|
entró dentro de la camilla, de rodillas se fue a hincar. |
224 |
Puso la mano en la espada y así comenzó a jurar: |
|
--No me he de peinar las canas, ni las barbas afeitar; |
226 |
no he de entrar en poblado, ni de las armas uzar; |
|
ni comer pan en manteles, ni en mesa me he de sentar |
228 |
hasta matar a Carloto, por justicia pelear |
|
y morir en la demanda manteniendo la verdad. |
230 |
Y si justicia me niega sobre esta gran maldad, |
|
con mi estado y persona iré a Francia a guerrear |
232 |
y, manteniendo la guerra vencer en ella o acabar. |
|
Y por este juramento prometo de no enterrar |
234 |
el cuerpo de Valdovino hasta su muerte vengar.-- |
|
Cuando esto hubo jurado mostró no tener pesar; |
236 |
rogó luego al ermitaño que le quisiere ayudar |
|
para llevar el cadáver al más cercano lugar. |
238 |
El ermitaño lo guía con afecto singular |
|
y antes que entrara la noche a una avaide se va |
240 |
del orden de San Benito que en una montaña está. |
|
En ella entró el marqués y así acordó de dejar |
242 |
el cuerpo bajo cubierto y hacerle embalzamar. |
|
Al ermitaño rogaba dinero quiera tomar |
244 |
y, no quieriendo dinero muy ricas joyas le dá; |
|
mas no tomó cosa alguna y para la ermita va. |
246 |
Despidióse del marqués y a Dios le fue a encomendar. |
|
Embajada que envió el marqués de Mantua al emperador |
248 |
el noble conde de Birlos, el duque Sansón leal. |
|
Llegados son a París sin mucho tiempo tardar; |
250 |
los grandes que lo supieron lo salieron a encontrar. |
|
Cuando entraron en París vanse al palacio real, |
252 |
preguntan por Carlos Magno porque le tienen de hablar. |
|
Cuando don Carlos lo supo mandóles pronto a entrar, |
254 |
y estando delante de él les preguntó sin tardar: |
|
--Decidme, nobles señores, qué embajada os trae acá.-- |
256 |
Respondieron cada uno, presto la respuesta dan: |
|
--En Mantua habernos estado para el marqués consolar; |
258 |
triste embajada traemos señor, queredla escuchar.-- |
|
Mandara salir todos fuera, hacer luego despejar, |
260 |
no quede sino Oliveros y ese paladín Roldan. |
|
Todos se salieron fuera y comenzó el conde a hablar: |
262 |
--Oh muy alto emperador, sagra y real majestad |
|
y de Francia natural |
264 |
pues vengo por mensajero licencia queráisme dar |
|
para decir mi embajada si no lo tenéis a mal.-- |
266 |
Respondió el emperador con semblante de mudar: |
|
--Decid, conde, qué queréis; no tenéis qué recelar, |
268 |
que bien sé que el mensajero licencia tiene de hablar. |
|
--La comisión que yo traigo es justicia a demandar |
270 |
contra el infante Carloto tu propio hijo carnal. |
|
Dicen que mató a traición a Valdovino, el leal, |
272 |
hijo del buen rey de Dacia con engaño y falzedad, |
|
rogándole que viniese con él para aviajar |
274 |
y por casar con su esposa dicen que le fue a matar. |
|
De este delito se quejan hombres de grande lealtad |
276 |
que son parientes del muerto y sienten la falzedad: |
|
el marqués Danés Urgel, su maestro principal, |
278 |
por tío de Valdovino de padre hermano carnal, |
|
y que, a más de ser pariente, tiene muy grande pesar |
280 |
porque le halló herido casi a punto de expirar |
|
en un monte muy espeso distante de la ciudad. |
282 |
Él mismo le contó el caso, a él se fue a encomendar; |
|
en sus brazos expiró, lo cual no puede olvidar; |
284 |
y ese duque de Variera con Regne el singular |
|
y aqueste rey africano, tu vasallo natural, |
286 |
padre de la infanta Sevilla, la que hizo bautizar |
|
por amor de Valdovino con quien se quiso casar. |
288 |
Y otros muchos caballeros también se van a quejar; |
|
los unos por parientes, los otros, por amistad |
290 |
y, sobre todo, la reina doña Herminia, sin bar. |
|
Tus naturales y extraños me enviaron a suplicar |
292 |
que si tu hijo los mata quién los ha de librar. |
|
Si no mantienes justicia dejarán su país natal |
294 |
y se partirán de Francia a otros reinos morar. |
|
El hecho es admirable y terribe de contar |
296 |
y en tal caso, gran señor, bien lo habéis de castigar. |
|
Acuérdate de Trajano en la justicia guardar, |
298 |
que no dejó sin castigo a su hijo natural; |
|
que aun perdonó la gente, él no quiso perdonar. |
300 |
Si negáis, señor, justicia, mucho te podrán culpar |
|
porque un caso como éste no las dejarás pasar. |
302 |
Mirái bien, señor, en ello y obras sin parcialidad.-- |
|
Turbóse el emperador que apenas podía hablar, |
304 |
la mano puesta en la barba en pensativo ademán, |
|
y, como al cabo de un gran rato esta respuesta les da: |
306 |
--Si lo que habéis dicho, conde, es en todo la verdad, |
|
más quisiera que mi hijo fuera el muerto sin dudar. |
308 |
El morir es una cosa que a todos es natural; |
|
la memoria queda viva del que muere sin fealdad; |
310 |
mas quien vive en deshonra se debe tener pesar |
|
porque ése viviendo muere olvidado de bondad. |
312 |
Decidle, conde, al marqués y a cuantos con él están, |
|
que el pesar que de esto tengo no le puedo demostrar; |
314 |
mas yo daré tal ejemplo para esta muerte vengar |
|
que la pena del castigo sobrepague la maldad, |
316 |
porque todos escarmienten cuando lo oyeren nombrar |
|
y vengan a pedir justicia que yo se la haré guardar, |
318 |
según costumbre de Francia desde la antigu#edad. |
|
Siempre quiero declarar en mi cuento la verdad; |
320 |
donde mi persona estuviere la justicia será igual |
|
al pobre, como al rico, extranjero o natural. |
322 |
Más quiero dejar en memoria de grande seguridad |
|
que no dejar sin castigar al que cometa maldad |
324 |
aunque sea mi hijo propio que me haya de heredar.-- |
|
Al momento el conde Dirlos la mano le fue a besar |
326 |
aplaudiendo su justicia, y así le fue a contestar: |
|
--Siempre, señor, confiamos de vuestra infinita bondad, |
328 |
que por mantener justicia tal respuesta ha habido de dar, |
|
mas porque el caso requiere en su misma gravedad |
330 |
por ser causa de tu hijo no debes tú de castigar. |
|
El marqués Danés Urgel me envió a suplicar |
332 |
que no quiere ser presente para haber de sentenciar; |
|
y nobles caballeros que queda deliberar |
334 |
y los que tú señalares para esto determinar. |
|
Sean caballeros nobles de tu consejo imperial |
336 |
y que hagan juramento de administrar verdad, |
|
y tu majestad provea de señalar un lugar |
338 |
apartado de la corte donde se. haya de juzgar |
|
para con ambas partes hasta sentencia final. |
340 |
Y, pues el marqués trajo gente por su persona guardar |
|
de aquél que mal le quisiere si intentare incomodar: |
342 |
entre ellos hay Reinaldo y el señor Monte Alvar |
|
porque no sabe el marqués cómo le recibirán: |
344 |
no quiere venir sin gente sin saber tu voluntad; |
|
mas viene a pedir justicia y no para pelear, |
346 |
y así la espera tú asegures y a cuantos con él vendrán. |
|
Mientras, el pleito durase seguro le mandes a dar |
348 |
durante su permanencia y después por regresar. |
|
De esta manera, señor, él vendrá sin tardar |
350 |
que ya el país de Mantua atravesan sin zesar |
|
y para pisar tus tierras licencia le queráis dar |
352 |
con todos los bastimentos que tengas nececidad, |
|
pagando lo que valiere no le debes de negar.-- |
354 |
Púsole al emperador todo le fue así a otorgar: |
|
--El marqués venga seguro y cuantos con él están |
356 |
vengan, si quiere, de guerra; y si no, vengan de paz; |
|
y le juro por mi nombre y por mi corona real |
358 |
y porque seguro vengan este mi anillo tomar; |
|
la licencia que pide soy contento de otorgar. |
360 |
Ordenadla a vuestro gusto, que así la quiero firmar.-- |
|
Sacó el anillo de un dedo que tiene el sello imperial; |
362 |
el duque le tomó luego la mano le fue a besar, |
|
y despidiéndose humilde a sus posadas se va. |
364 |
Mucho pesó a don Carloto que se supo su maldad |
|
y se fue al emperador para su disculpa dar; |
366 |
mas nunca le quiso oir, sino en el consejo real |
|
y la audiencia que le dio fue mandarlo aprizionar |
368 |
hasta ser averiguada por si contí la verdad. |
|
Mucho pesaba a los grandes que gozaban su amistad, |
370 |
sobre todo le pesaba a ese paladín Rondal. |
|
Todos buscaban manera para poderle librar, |
372 |
mas nunca el emperador a nadie quiso escuchar; |
|
cuando más por él rogaban más lo hacía prisionar. |
374 |
Cada día al consejo las leyes hacían mirar: |
|
sobre el crimen cometido qué pena le han de aplicar. |
376 |
Estando en esto las cosas |
|
el marqués yendo a París a vista de la ciudad |
378 |
pasar no quiere adelante y mandó asentar a su real. |
|
Apostóle a Reinaldo junto a un río de caudal |
380 |
donde mejor pareciera en más seguro lugar. |
|
El pasó adelante una milla y poco más, |
382 |
armaron luego una tienda su bandera mandó a alzar. |
|
Cuando en París lo supieron todos salieron a mirar |
384 |
al gran campo del marqués, su concierto singular, |
|
la diversidad de gente su arte y marcialidad. |
386 |
Muchos señores y grandes al marqués iba a hablar |
|
para tratar de un convenio o saber su voluntad. |
388 |
Sentados están en la tienda con nobleza y gravedad, |
|
armados de toda armas y descubierta la faz. |
390 |
Tiene el ataúd delante para más dolor mostrar, |
|
la madre de Valdovino y su esposa allí a la par. |
392 |
De aquella suerte y manera que quedan expresadas ya, |
|
los que subían a la tienda para el marqués visitar |
394 |
de que le ven pesaroso y en aquella forma estar |
|
tenían de él compación y le llegaban a hablar. |
396 |
Recibíalos muy bien y los mandaba asentar, |
|
el caso, como pasó, no cesaba de contar. |
398 |
Si por Carloto pedían mostraba mucho pesar; |
|
rogaban con cortesía le quisiere dispensar |
400 |
el no poder complacerlos como era su voluntad, |
|
porque él se había quitado sobre esto la libertad; |
402 |
el juramento que hizo a todos hacía demostrar |
|
porque no tuviesen causa de poderlo importunar. |
404 |
Los grandes que esto oían no le quieren fatigar, |
|
querían sobre el caso su gran dolor renovar. |
406 |
Volvíanse hasta París con gran tristeza y pesar |
|
conociendo la razón del marqués para vengar |
408 |
un tan grande desacierto y hacerle bien castigar. |
|
Que el marqués llegado ha |
410 |
mandó llamar al consejero de su palacio real |
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y cuando estuvieron juntos volvió otra vez a mandar |
412 |
entren los embajadores para su dictamen dar. |
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Levantóse el conde Dirlos y comenzó a expresar, |
414 |
haciendo la acusación con despejo y claridad. |
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Cuando él hubo acabado volvióse luego a sentar; |
416 |
todos se maravillaron de oir tan grande maldad |
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y por el emperador sentían mucho pesar. |
418 |
Mirábanse unos a otros sin nada determinar. |
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Antes que hablazen algunos el emperador fue a hablar: |
420 |
--Lo que aquí pide el marqués, lo primero y principal |
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es que yo nombre los jueces para esto determinar; |
422 |
por ser caso de Carloto presente no quiere estar, |
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en decir todo lo mejor y todo mi poder dar |
424 |
porque admite justicia en su conciencia verdad |
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y los jueces que yo nombre hará justicia observar. |
426 |
Uno es Dardin de Cerdeña que Alfín suelen llamar |
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y de tus estados de Francia el primero en el mandar, |
428 |
el otro, conde de Flandes don Alberto el singular |
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y uno de los dos estados primero el consejo dar; |
430 |
otro, el duque de Burgoña, primer estado en juzgar, |
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riguroso y justiciero y en mis reinos principal; |
432 |
otro, el duque don Carlos, mi teniente general; |
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otro, el duque de Borbón, mi cuñado don Grimal; |
434 |
el otro, conde de Foix y el anciano don Beltrán; |
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y el otro es don Regner llamado duque de Tousán; |
436 |
y el otro, don Gastón, de Alemania principal; |
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y el otro, duque de Beliana, de Agramante natural, |
438 |
asistente de mi corte para los pleitos juzgar; |
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y el otro, duque de Saboya, que aventuras fue a buscar |
440 |
y en muchas partes del mundo trances ha visto pasar. |
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Otro, el duque de Francia, nombrada y rica ciudad, |
442 |
don Arnaldo, el gran bastardo, que así le hacen titular; |
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el otro, es don Guarismo administrante del mar, |
444 |
de mis armadas flotas sobre todas general; |
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y nombrado por presidente para en mi lugar estar |
446 |
a Reinaldo de Germania, consejero singular. |
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Para ello le doy mi cetro y en mi poder enmandar, |
448 |
que todos juntos puedan observar y sentenciar |
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de lo que pide el marqués cómo se le debe juzgar, |
450 |
y le doy la comición con poder y facultad |
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que la sentencia que dieren la puedan ejecutar |
452 |
según costumbre de Francia por su propia autoridad, |
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dándole pena o castigo a quien la hubieren de dar. |
454 |
A lo cual puedan hallarsen y en mi nombre asegurar |
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al marqués Danés Urgel y a cuantos con él están |
456 |
como a mi persona misma nadie le puede enojar. |
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Así como aquí lo digo a todos quiero mandar, |
458 |
so pena de ser traidor quien lo osare quebrantar. |
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Don Carlos, el buen duque, regente y jefe de estado |
460 |
con el duque de Borbón don Grimal emparentado |
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y antiguo don Beltrado y el conde Foix esforzado, |
462 |
y el conde don Ganaban con el conde don Ribiano |
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y el gran duque de Saboya que aventuras ha buscado.-- |
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| (Sentencia que pronunció el consejero contra el principal don Carlota.) | |
464 |
--En el nombre de Jesús que todo el mundo ha desformado, |
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nosotros Dardín Gerndeña Delfín de Francia mandado, |
466 |
don Alberto y don Regnen de tus estados nombrados, |
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el noble conde de Flandes consejero legado, |
468 |
con el duque de Borgoña el primero en el juzgado, |
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con don Carlos el buen duque urgente y jefe de estado, |
470 |
con el duque de Borbón don Frimal el Parientado, |
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el antiguo don Beltrán el conde Foix esforzado, |
472 |
y el conde don Ganelón con el duque de Biliano |
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y el gran duque de Saboya que aventuras ha buscado, |
474 |
con el duque de Ferán con Arnaldo el bastardo, |
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y el almirante Guarismo en las mares estimado, |
476 |
don Reinaldo de Germania conde Dahle titulado |
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en el lugar y mandar del gran Emperador Carlos, |
478 |
todos juntos en el consejo y acuerdo determinado; |
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vista ya la acusación que el marqués nos ha dado, |
480 |
vista también la demanda que él mismo ha presentado, |
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vista también las respuestas que don Carlos ha enviado, |
482 |
y el proceso por entero legalmente escarmentado, |
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visto que tan gran traición don Carlos ha ejecutado |
484 |
en matar a Valdavino en un monte despoblado; |
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según que claro parece por la confesión que ha dado, |
486 |
don Carloto en la demanda que el marqués ha presentado; |
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visto que junto por junto el delito ha confesado, |
488 |
y visto que nada observa a que no sea juzgado |
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en esta real audiencia, |
490 |
por esta nuestra sentencia cada cual bien informado |
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el hecho de la verdad como lo han confezado, |
492 |
condenamos a Carloto primero sea arrastrado |
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por el campo y por la arena por un caballo indomable. |
494 |
Después de lo cual queremos que sea descabezado |
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en un cadalzo erminente donde sea bien mirado |
496 |
desde la misma ciudad por donde sea llevado. |
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Después de lo cual cumplido que le acorten pies y manos; |
498 |
luego también queremos que sea descuartizado |
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y que se haga un edificio en el cual se grave en mármol |
500 |
el caso de Valdainos y cómo fue vengado.-- |
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Don Carloto temeroso, aunque muy esforzado, |
502 |
se sorprendió al escuchar lo que queda relatado. |
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Esforzóse cuanto pudo una pluma demandado; |
504 |
diéronle tinta y papel y una carta ha ordenado; |
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con un paje que allí estaba a don Rondal la ha enviado; |
506 |
nadie sabe lo que envía por escribirla apartado. |
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Don Rondal leyó la carta y todos se alteraron; |
508 |
es cierto que bien quisiera dar remedio a lo rogado |
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doloroso y compasivo un poco entre sí pensando |
510 |
dudó se le puede hacer lo que le fue suplicado. |
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Así debe dar desvío al escrito ya citado: |
512 |
un grande apuro y cuidado |
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el amor dice que haga el temor mira el mandato |
514 |
del muy alto emperador que el marqués ha asegurado, |
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mas al fin quiere la sangre perder por él sus Estados. |
516 |
Celebrada la respuesta que no esté atemorizado, |
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que con parientes y amigos saldrá al campo bien armado |
518 |
con deseo de perder la vida o de remediarle. |
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Sin que gran rato parece quedó Carloto avisado |
520 |
de lo que Rondal ordena y de ello se ha alegrado. |
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Llegó a él contestación y el papel le ha quitado. |
522 |
Por París se ha divulgado |
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que don Rondal hace gente y que ejército ha ajuntado. |
524 |
El emperador lo supo y al marqués aviso ha dado, |
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mandó poner a Carloto mucho más apricionado. |
526 |
Pregonan por la ciudad que ninguno sea osado |
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bajo la pena de la vida al que saliere armado. |
528 |
A Rondal envió a llamar y decirle no sea osado |
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de entrar dentro de París con mil hombres a caballo |
530 |
y tres mil de infantería sin retroceder el paso |
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hasta tanto que Carloto en medio sea tomado |
532 |
y en un calabozo, pues, ha de ser ajusticiado. |
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Otro día de mañana todo así fue ejecutado: |
534 |
sacaron a don Carloto con hierros aprisionados, |
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dos pregoneros delante su gran maldad publicando; |
536 |
al llegar junto a la puerta don Reinaldo lo ha tomado |
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en medio toda su gente, dejándole bien cerrado. |
538 |
Cuando llegó en el lugar donde estaba el cadalzo, |
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delante todo París fue culpable ejecutado |
540 |
según que por la sentencia fue prometido y mandado. |
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Así murió don Carloto como alegoso y tirano, |
542 |
y Valdovino, viviendo aunque murió muy honrado. |
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| (Lamentos del Marqués de Mantua cuando encontró herido a su sobrino Valdovino en la Floresta y juramento que hizo de vengar a su muerte sobre el sobrino el inocente joven que tiene la Floresta vazía con la sangre de sus venas, sacada por la mano ingrata.) | |
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Está derramando aprisa por los ojos fuentes de agua |
544 |
el afligido marqués, el cabello y la barba blanca, |
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puesto en tierra de rodillas, mirando lástimas tantas |
546 |
del grave dolor que siente quiere hablar y se desmaya; |
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mas después, vuelto en sí, flaquezas y fuerzas saca |
548 |
y con lastimosa voz pronuncia estas palabras: |
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--Ay, de mí, sobrino mío qué triste muerte me alcanza, |
550 |
pues buscando pasatiempo vine a encontrar las desgracias. |
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Muerto por mano alevosa os encontré en esas matas, |
552 |
aunque para información ellas por testigo basta. |
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Quisiera, sobrino amado, que mi edad cansada y larga |
554 |
se trocara por la vuestra y vuestro daño, en mis canas; |
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que yo muriera contento a troque de que os gozara |
556 |
vuestra esposa largo tiempo aunque de este daño causa. |
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No la pongo culpa yo que bien sé que lealtá guardas, |
558 |
mas quien culpa alguna tiene es su belleza extremada, |
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amor y rabiosos celos de ese principal de Francia. |
560 |
Poner fin a vuestros días y dar principio a sus ansias |
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Mal lo miran a Carloto que esta sangre al cielo clama |
562 |
como la del justo Abel pidiendo por su venganza, |
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y así juro a la ley de nobles de esta buena esperanza, |
564 |
poniendo a Dios por testigo y la razón que ampara, |
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no descalzarme las espuelas, ni cortar cabello ni barba, |
566 |
ni comer pan en manteles, ni dormir en cama alta, |
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ni vestir camisa limpia, ni desnudarme las armas, |
568 |
ni mostrar el rostro alegre, ni desempuñar la lanza, |
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ni enterrar el cuerpo triste que ya contempla su alma |
570 |
ni entrar en poblado mientras tenga vida quien la agravia.-- |
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Esto juró y lo cumplió el noble marqués de Mantua, |
572 |
que donde razón ayuda nunca la justicia falta. |