Pan-Hispanic Ballad Project

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0136:11 Flores y Blancaflor (í-a)            (ficha no.: 1544)

Versión de Cataluña s. l. (España).   Documentada en o antes de 1853. Publicada en Milá y Fontanals 1853, Observaciones sobre la poesía popular, pag. 124 y 125. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 130, vol. II, pp. 38-40 (Las dos Hermanas).  086 hemist.  Música registrada.

     --Moro, si vas a la España,    traerás una cautiva
  2   no sea blanca ni fea,    ni gente de villanía.--
     Ve venir el conde Flores    que viene de la capilla,
  4   viene de pedir a Dios    que le dé un hijo o una hija.
     --Conde Flores, conde Flores,    tu mujer será cautiva.--
  6   --No será cautiva, no,    antes perderé la vida.--
     Cuando partió el conde Flores    su mujer quedó cautiva.
  8   --Aquí traigo, reina mora,    una cristiana, muy linda,
     que no es blanca ni fea,    ni gente de villanía;
  10   no es mujer de ningún rey,    lo es del conde de Castilla.--
     --De las esclavas que tengo    tú serás la más querida,
  12   aquí te entrego mis llaves    para hacer la mi cocina.--
     --Yo las tomaré, señora,    pues tan gran dicha es la mía--
  14   La reina estaba preñada    la cautiva estaba encinta;
     quiso Dios y la fortuna,    las dos parieron un día.
  16   La reina parió en el trono,    la esclava en tierra paría.
     Una hija parió la reina,    la esclava un hijo paría;
  18   las comadronas son falsas,    truecan el niño y la niña:
     a la reina dan el hijo,    la esclava toma la hija.
  20   Cuando un día la apañaba    estas palabras decía:
     --No llores, hija, no llores,    hija mía y no parida,
  22   que si fuese a las mis tierras    muy bien te bautizaría
     y te pondria por nombre    María Flor de la vida,
  24   que yo tenía una hermana    que este nombre se decía,
     que yo tenía una hermana    de moros era cautiva,
  26   que fueron a cautivarla    una mañanita fría
     cogiendo rosas y flores    en un jardín que tenía.
  28   La reina ya lo escuchó    del cuarto donde dormía;
     ya la enviaba a buscar    por un negro que tenía:
  30   --¿Qué dices, la linda esclava?    ¿qué dices, linda cautiva?--
     Palabras que hablo, señora    yo también te las diría:
  32   No llores, hija, no llores,    hija mía y no parida, etc. . . .
     --Si aquesto fuese verdad    hermana mía serías.
  34   --Aquesto es verdad, señora,    como el día en que nacía.--
     Ya se abrazaban las dos    con grande llanto que había.
  36   El rey moro lo escuchó    del cuarto donde escribía;
     ya las envía a buscar    por un negro que tenía:
  38   --¿Qué lloras, regalo mío?    ¿qué lloras, la prenda mía?
     Tratábamos de casaros    con lo mejor de Turquía.--
  40   Ya le respondió la reina,    estas palabras decía:
     --No quiero mezclar mi sangre    con la de perros maldita.--
  42   Un día mientras paseaban    con su hijo y con su hija,
     hecho convenio las dos,    a su tierra se volvían.

Nota de los editores: Tradicional; conservado en Cataluña y publicado por el señor Milá y Fontanals en [Observaciones sobre la poesía popular], pag. 124 y 125 donde, pag. 117 y 118, se halla también una versón catalana de este asunto, así como una portuguesa en el Romanceiro del señor Almeida Garrett, tomo 11. pag. 183, Rainha e captiva y hasta los Suecos han tratado al mismo asunto en un canto popular, el célebre de la Linda Ana..

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