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Don Conde de Montealvar tiene una hierba muy mala, |
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Sabeliña la tocara y la encontra embarazada. |
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Entonces, un día su padre, su padre la reparaba: |
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--¿Tú qué tienes, Sabeliña, que tanto tienes de saya? |
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O tienes mal de amores o tú te encuentras preñada. |
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--Ni tengo mal de amores ni tampoco estoy preñada, |
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tengo mal de callentura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . |
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Llamó cuatro doctores, los mejores de la Habana; |
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miran unos para otros y ninguno dice nada. |
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Vino un viejo por allí de maldita la Granada: |
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--¿Qué le quieres a esa niña? Esa niña está preñada.-- |
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Su padre que tal oyó la trató de quemar; |
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en cuatro lugares de lumbre no ha podido hallar. |
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| (Ningún encontrou lumbre pa poder queimala y después la trataron de la sacar. Como non encontrou donde queimala, tratou de a clavar o altar.) |
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . |
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| (Y entonces llegó a eso un fillo que lle fixera o outro; o conde de Montealvar) |
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--Dígame, madre mía, qué consello me ha de dar. |
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--Yo algún día te los di, no los quisistes tomar |
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y agora que no los tengo los vienes a buscar; |
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pues colle o caballo que está na cuadra, |
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revólvelle as ferraduras co de diante para atrás |
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e colle as boas armas pa que podas cortar; |
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si te dicen que te arrimes no te debes arrimar.-- |
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Llevaba navalla de ouro, cuchilla de buen cortar. |
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| (Entonces el se baixa e dice-lle, pois el iba vestido de fraire) |
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--Pois una niña como esa muy mal va por confesar, |
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . |
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y si non o quieren creer clavola naquel altar; |
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váyanse ustedes, señores, váyanse a desayunar, |
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que una palabra buena a esta niña yo le sabré dar. |
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| (Marchouse, claro, entonces díxolle ela cuando estaba cortando o vestido) |
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--Non me cortes este traxe que é moi malo de cortar. |
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--Si este vestido es bueno outro mejor te hei de dar(e), |
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que de sete leguas ha de relumbrar(e).-- |
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| (Cuando xa marcharon, levaban sete leguas de distancia pero no alto de donde venían, e decía) | |
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--Si la llevas para escrava, Dios te la deje gozar, |
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si la llevas para dama, Dios te la deje matar.-- |
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| (Pero . . . non morreu. Quedoulle o neno. Entonces o neno solo estaba con su padre de pequeniño) |
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--¿De quién son aquellas torres de tan alto relumbrar(e)? |
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--Son os dos teus abuelos que . . . . . . . . . |
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . cuando a tu madre querían quemar. |
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--Vamos allí, mi padre, vamos a visitar. |
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--Non vaias alá, meu fillo, que te han de querer matar. |
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--Non, mi padre, non, que yo les he saber hablar.-- |
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--Dios les guarde a usted, señores, y a mí me debe guardar(e). |
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--¿Dónde es ese chiquitín que tan noble sabe hablar? |
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--Son un nieto de ustedes que los vengo a visitar; |
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mi madre está en el cielo, mi padre en el tribunal.-- |
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Ao decir estas palabras os abuelos estaban a temblar, |
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--No temblen máis, abuelos, no temblen . . . . . . . . . |
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . que aquí no hay que temblar, |
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que mi madre está en el cielo, mi padre en el tribunal; |
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mis abuelos no inferno no nos han de gobernar. |