Pan-Hispanic Ballad Project

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0190:1 Conde Dirlos (á-e)            (ficha no.: 1588)

Versión de España. Recogida 00/00/1547 Publicada en Silva ed. de 1550 t. II. f. 66 (Síguense los romances que tratan historias francesas, y este primero es el Romance del conde Dirlos y de las grandes venturas que hubo)*; Canc. de rom. s. a. f. 6, y Canc. de rom. 1550 f. 6 (Romance del conde Dirlos); Floresta de var. rom. (conde de Irlos**). Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 164, vol. II, pp. 129-170.  1374 hemist.  Música registrada.

     Estábase el conde Dirlos,    sobrino de don Beltrán,
  2   asentado en sus tierras    deleitándose en cazar,
     cuando le vinieron cartas    de Carlos el emperante.
  4   De las cartas placer hubo,    de las palabras pesar,
     que lo que las cartas dicen    a él parece muy mal.
  6   --Rogar vos quiero, sobrino,    el buen francés natural,
     lleguéis vuestros caballeros,    los que comen vuestro pan;
  8   darles heis doblado sueldo    del que les soledes dar,
     dobles armas y caballos,    que bien menester los han;
  10   darles heis el campo franco    de todo lo que ganaren;
     partiros heis a los reinos    del rey moro Aliarde.
  12   Desafiamiento me ha dado    a mí y a los doce pares
     grande mengua me sería    que todos hobiesen de andar.
  14   No veo caballero en Francia    que mejor pueda enviar,
     sino a vos, el conde Dirlos,    esforzado en pelear.--
  16   El conde que esto oyó,    tomó tristeza y pesar,
     no por miedo de los moros    ni miedo de pelear,
  18   mas tiene mujer hermosa,    mochacha de poca edad.
     Tres años anduvo en armas    para con ella casar,
  20   y el año no era cumplido,    de ella lo mandan apartar.
     De que esto él pensaba    tomó de ello gran pesar,
  22   triste estaba y pensativo,    no cesa de sospirar;
     despide los falconeros,    los monteros manda pagar,
  24   despide todos aquellos    con quien solía deleitarse;
     no burla con la condesa    como solía burlar;
  26   mas muy triste y pensativo    siempre le veían andar.
     La condesa que esto vido,    llorando empezó de hablar:
  28   --¡Triste estades vos, el conde,    ¡triste, lleno de pesar
     de esta tan triste partida    para mí de tanto mal!
  30   Partir vos queréis, el conde,    a los reinos de Aliarde,
     dejaisme en tierras ajenas    sola y sin quien me acompañe.
  32   ¿Cuántos años, el buen conde,    hacéis cuenta de tardar?
     Yo volverme he a las tierras,    a las tierras de mi padre;
  34   vestirme he de un paño negro,    ese será mi llevar;
     maldiré mi hermosura,    maldiré mi mocedad,
  36   maldiré aquel triste día    que con vos quise casar.
     Mas si vos queredes, conde,    yo con vos querría andar;
  38   mas quiero perder la vida,    que sin vos de ella gozar.
     El conde desque esto oyera    empezóla de mirar;
  40   con una voz amorosa    presto tal respuesta hace:
     --No lloredes vos, condesa,    de mi partida no hayáis pesar;
  42   no quedaréis en tierra ajena,    sino en vuestra a vuestro mandar,
     que antes que yo me parta    todo vos lo quiero dar.
  44   Podéis vender cualquier villa,    y empeñar cualquier ciudad,
     como principal heredera    que nada vos puedan quitar.
  46   Quedaréis encomendada    a mi tío don Beltrán
     y a mi primo Gaiferos,    señor de París la grande;
  48   quedaréis encomendada    a Oliveros y a Roldán,
     al emperador, y a los doce    que a una mesa comen pan;
  50   porque los reinos son lejos    del rey moro Aliarde;
     que son cerca la Casa Santa    allende del nuestro mar.
  52   Siete años, la condesa,    todos siete me esperad;
     si a los ocho no viniere,    a los nueve vos casad;
  54   seréis de veinte y siete años    que es la mejor edad.
     El que con vos casare, señora,    mis tierras tome en ajuar;
  56   gozará de mujer hermosa,    rica y de gran linaje.
     Bien es verdad, la condesa,    que comigo vos querría llevar;
  58   mas yo voy para batallas,    y no cierto para holgar.
     Caballero que va en armas    de mujer no debe curar
  60   porque con el bien que os quiero    la honra habría de olvidar.
     Mas aparejad, condesa,    mandad vos aparejar,
  62   iréis comigo a las cortes,    a París esa ciudad.
     Toquen, toquen mis trompetas,    manden luego cabalgar.
  64   Ya se parte el buen conde,    la condesa otro que tal;
     la vuelta van de París    apriesa, no de vagar.
  66   Cuando son a una jornada    de París esa ciudad
     el emperador que lo supo    a recebir se lo sale.
  68   Con él sale Oliveros,    con él sale don Roldán,
     con él Arderín de Ardeña,***    y Urgel de la fuerza grande;
  70   con él infante Guarinos,    almirante de la mar,
     con él sale el esforzado    Renaldos de Montalván,
  72   con él van todos los doce    que a una mesa comen pan,
     sino el infante Gaiferos    y el buen conde don Beltrán,
  74   que salieron tres jornadas    mas que todos adelante.
     No quiso el emperador    que hubiesen de aposentar,
  76   sino en sus reales palacios    posada les mandó dar.
     Empiezan luego su partida    apriesa y no de vagar;
  78   dale diez mil caballeros    de Francia más principales,
     y con mucha otra gente    y gran ejército real.
  80   El sueldo les paga junto    por siete años y más.
     Ya tomadas buenas armas,    caballos otro que tal,
  82   enderezan su partida,    empiezan de cabalgar;
     cuando el buen conde Dirlos    ruega mucho al emperante
  84   que él y todos los doce    se quisiesen ayuntar.
     Cuando todos fueron juntos    en la gran sala real,
  86   entra el conde y la condesa,    mano por mano se van.
     Cuando son en medio de ellos,    el conde empezó de hablar:
  88   --A vos lo digo, mi tío,    el buen viejo don Beltrán,
     y a vos, infante Gaiferos,    y a mi buen primo carnal,
  90   y esto delante de todos    lo quiero mucho rogar
     y al muy alto emperador,    que sepa mi voluntad,
  92   como villas y castillos,    y ciudades y lugares
     los dejo a la condesa,    que nadie las pueda quitar;
  94   mas como principal heredera    en ellas pueda mandar,
     en vender cualquiera villa,    y empeñar cualquier ciudad.
  96   De aquello que ella hiciere    todos se hayan de agradar.
     Si por tiempo yo no viniere    vosotros la queráis casar,
  98   el marido que ella tome    mis tierras haya en ajuar;
     y a vos la encomiendo, tío,    en lugar de marido y padre;
  100   y a vos, mi primo Gaiferos,    por mí la queráis, honrar;
     y encomiéndola a Oliveros,    y encomiéndola a Roldán,
  102   y encomiéndola a los doce,    y a don Carlos el emperante.
     A todos les place mucho    de aquello que el conde hace.
  104   Ya se parte el buen conde    de París esa ciudad;
     la condesa que ir lo vido    jamás lo quiso dejar
  106   fasta orillas de la mar    do se había de embarcar.
     Con ella va don Gaiferos,    con ella va don Beltrán,
  108   con ella va el esforzado    Renaldos de Montalván,
     sin otros muchos caballeros    de Francia más principales.
  110   A tan triste despedida    el uno del otro hacen,
     que si el conde iba triste,    la condesa mucho más.
  112   Palabras están diciendo    que era dolor de escuchar:
     el conorte que se daban    era contino llorar.
  114   Con gran dolor manda el conde    hacer vela y navegar.
     Como sin la condesa se vido    navegando por la mar,
  116   movido de muy gran saña,    movido de gran pesar,
     diciendo que por ningún tiempo    de ella lo harán apartar.
  118   Sacramento tiene hecho    sobre un libro misal
     de jamás volver en Francia,    ni en ella comer pan,
  120   ni que nunca enviará carta,    porque de él no sepan parte.
     Siempre triste y pensativo,    puesto en pensamiento grande,
  122   navegando en sus jornadas    por la tempestuosa mar,
     llegado es a los reinos    del rey moro Aliarde.
  124   Ese gran soldán de Persia,    con poderío muy grande
     ya les estaba aguardando    a las orillas del mar.
  126   Cuando vino cerca tierra    las naves mandó llegar;
     con un esfuerzo esforzado    los empieza de esforzar.
  128   --¡Oh esforzados caballeros!    ¡oh mi compaña leal,
     acuérdeseos que dejamos    nuestra tierra natural!
  130   De ellos dejamos mujeres,    de ellos hijos, de ellos padres
     sólo para ganar honra,    y no para ser cobardes.
  132   Pues esforzados, caballeros,    esforzad en pelear;
     yo llevaré la delantera,    y no me queráis dejar.
  134   La morisma era tanta,    tierra no les dejan tomar.
     El conde era esforzado    y discreto en pelear,
  136   manda toda la artillería    en las sus barcas posar.
     Con el ingenio que traía    empiézales de tirar;
  138   los tiros eran tan fuertes,    que por fuerza hacen lugar.
     Veréis sacar los caballos,    y muy apriesa cabalgar;
  140   tan fuerte dan en los moros,    que tierra les hacen dejar.
     En tres años que el buen conde    entendió en pelear,
  142   ganados tiene los reinos    del rey moro Aliarde.
     Con todos sus caballeros    parte por iguales partes;
  144   tan grande parte da al chico,    tanto le da como al grande;
     Sólo él se retraía    sin querer algo tomar.
  146   Armado de armas blancas,    y cuentas para rezar,
     ¡tan triste vida hacía    que no se puede contar!
  148   El soldán le hace tributo    y los reyes de allende el mar;
     de los tributos que le daban    a todos hacía parte.
  150   A todos hace mandamiento    y a los mejores jurar,
     ninguno sea osado    hombre a Francia enviar,
  152   y al que cartas enviase    luego le hará matar.
     Quince años el conde estuvo    siempre allende del mar,
  154   que no escribió a la condesa,    ni a su tío don Beltrán,
     ni escribió a los doce,    ni menos al emperante.
  156   Unos creían que era muerto,    otros anegado en mar.
     Las barbas y los cabellos    nunca los quiso afeitar;
  158   tiénelos fasta la cinta,    fasta la cinta, y aun más;
     la cara mucho quemada    del mucho sol y del aire,
  160   con el gesto demudado    muy fiero y espantable.
     Los quince años cumplidos,    deciséis querían entrar,
  162   acostóse en su cama    con deseo de holgar.
     Pensando estaba pensando    la triste vida que hace,
  164   pensando en aquel tiempo    que solía festejar,
     cuando justas y torneos    por la condesa solía armar.
  166   Dormióse con pensamiento    y empezara de holgar,
     cuando hace un triste sueño    para él de gran pesar:
  168   que veía estar la condesa    en brazos de un infante.
     Salto diera de la cama    con un pensamiento grande,
  170   gritando con altas voces,    no cesando de hablar:
     --¡Toquen, toquen mis trompetas,    mi gente manden llegar!--
  172   Pensando que había moros    todos llegado se han.
     Desque todos son, llegados,    llorando empezó a hablar:
  174   --¡Oh esforzados caballeros!    ¡ oh mí compaña leal!,
     yo conozco aquel ejemplo    que dicen, y es verdad,
  176   que cualquier hombre nacido    que es de hueso y de carne,
     el mayor deseo que tiene    era en sus tierras holgar.
  178   Ya cumplidos son quince años,    y en deciséis quiere entrar,
     que somos en estos reinos    y estamos en soledad.
  180   Quien dejó mujer hermosa    vieja la ha de hallar;
     el que dejó hijos pequeños    hallarlos ha hombres grandes;
  182   ni el padre conocerá al hijo,    ni el hijo menos al padre.
     Hora es mis caballeros,    de ir a Francia a holgar,
  184   pues llevamos harta honra    y dineros mucho más.
     Lleguen, lleguen luego naves,    mándolas aparejar;
  186   ordenemos capitanes    para las tierras guardar.
     Ya todo es aparejado,    ya empiezan a navegar.
  188   Cuando todos son llegados    a las orillas del mar,
     llorando de los sus ojos    el conde empieza de hablar:
  190   --¡Oh esforzados caballeros!    ¡oh mi compaña leal!
     una cosa rogar vos quiero,    no me la queráis negar;
  192   quien secreto me tuviere    yo le he de galardonar,
     que todos hagáis juramento    sobre un libro misal,
  194   que en parte ninguna que sea    no me hayáis de nombrar,
     porque con el gesto que traigo    ninguno me conocerá;
  196   mas viéndome con tanta gente    y un ejército real,
     si vos demandan quién soy    no les digáis la verdad,
  198   mas decid que soy mensajero    que vengo de allende el mar,
     que voy con una embajada    a don Carlos el emperante
  200   porque es hecho un mal suyo,    y quiero ver si es verdad.
     Con el alegría que llevan    de a Francia se tornar,
  202   todos hacen sacramento    de tenerle poridad.
     Embárcanse muy alegres,    empiezan de navegar;
  204   el viento tienen muy fresco    que placer es de mirar.
     Allegados son en Francia,    en sus tierras naturales.
  206   Cuando el conde se vio en tierra,    empieza de caminar;
     no va la vuelta de las cortes    de Carlos el emperante,
  208   mas va la vuelta de sus tierras    las que solía mandar.
     Ya llegado que es a ellas,    por ellas empieza de andar.
  210   Andando por su camino    una villa fue a hallar;
     llegado se había cerca    por con alguno hablar.
  212   Alzó los ojos en alto    a la puerta del lugar,
     llorando de los sus ojos    comenzara de hablar:
  214   --¡Oh esforzados caballeros,    de mi dolor habed pesar,
     armas que mi padre puso    mudadas las veo estar!
  216   O es casada la condesa,    o mis tierras van a mal.
     Allegóse a las puertas    con gran enojo y pesar,
  218   y mirando por entre ellas    gentes de armas vido estar.
     Llamando está uno de ellos    mas viejo en antigüedad;
  220   de la mano él lo toma    y empiézale de hablar:
     --Por Dios te ruego, el portero,    me digas una verdad.
  222   ¿De quién son aquellas tierras?    ¿Quién las solía mandar?
     --Pláceme--, dijo el portero,    --de decir vos la verdad;
  224   ellas eran del conde Dirlos,    señor de aqueste lugar,
     agora son de Celinos    de Celinos el infante.--
  226   El conde desque esto oyera    vuelto se le ha la sangre;
     con una voz demudada    otra vez le fue a hablar:
  228   --Por Dios te ruego, hermano,    no te quieras enojar,
     que esto que agora me dices    tiempo habrá que te lo pague.
  230   ¿Díme si las heredó Celinos,    o si las fue a mercar?
     ¿o si en juego de dados    si las fuera a ganar?
  232   ¿o si las tenía por fuerza    que no las quiere tornar?--
     El portero que esto oyera    presto le fue a hablar:
  234   --No las heredó señor,    que no le vienen de linaje,
     que hermanos tiene el conde    aunque se querían mal
  236   y sobrinos tiene muchos    que las podrían heredar,
     ni menos las ha mercado,    que no las basta a pagar,
  238   que Irlos es muy grande ciudad,    y ha muchas villas y lugares.
     Cartas hizo contrahechas,    que al conde muerto lo han,
  240   por casar con la condesa    que era rica y de linaje;
     y aun ella no casara,    cierto a su voluntad,
  242   sino por fuerza de Oliveros,    y a porfía de Roldán,
     y a ruego de Carlo Magno,    de Francia rey emperante,
  244   por casar bien a Celinos,    y ponerle en buen lugar;
     mas el casamiento han hecho    con una condición tal,
  246   que no allegase a la condesa,    ni a ella haya de llegar;
     mas por él se desposara    ese paladín Roldán.
  248   Ricas fiestas se hicieron    en Irlos esa ciudad;
     gastos, galas y torneos    muchos, de los doce pares.
  250   El conde de que esto oyera    vuelto se le ha la sangre,
     por mucho que disimula    no cesa de sospirar,
  252   diciéndole está: --Hermano,    no te enojes de contar,
     ¿quién fue en aquestas bodas?    ¿y quien no quiso estar?--
  254   --Señor en ellas fue Oliveros,    y el emperador y Roldán
     fue Belardos y Montesinos,    y el gran conde don Grimaldo
  256   y otros muchos caballeros    de aquellos de los doce pares.
     Pesó mucho a Gaiferos,    pesó mucho a don Beltrán,
  260   más pesó a don Galván    y al fuerte Merián.
     Ya que eran desposados,    misa les quieran dar;
  262   allegó un falconero    a don Carlos emperante,
     que venía de aquellas tierras    de allá de allende el mar.
  264   Dijo que el conde era vivo,    y que traía señal.
     Plugo mucho a la condesa,    pesó mucho al infante
  266   porque en las grandes fiestas    hubo grande desbarate.
     Allá traen grandes pleitos    en las cortes del emperante,
  268   por lo cual es vuelta Francia    y todos los doce pares.
     Ella dice que un año de tiempo    pidió antes de desposar,
  270   por enviar mensajeros    muchos allende la mar;
     si el conde era ya muerto,    el casamiento fuese adelante;
  272   si era vivo, bien sabía    que ella no podía casar.
     Por ella responde Gaiferos,    Gaiferos y don Beltrán;
  274   por Celinos era Oliveros,    Oliveros y Roldán.
     Creemos que es dada sentencia,    o se quería ahora dar,
  276   porque ayer hubimos cartas    de Carlos el emperante:
     que quitemos aquellas armas,    pongamos las naturales,
  278   y que guardemos las tierras    por el Conde don Beltrán;
     que ninguno de Celinos    en ellas no pueda entrar.
  280   El conde desque esto oyera,    movido de gran pesar,
     vuelve riendas al caballo,    en el lugar no quiso entrar;
  282   mas allá en un verde prado    su gente mandó llegar.
     Con una voz muy humilde    les empieza de hablar:
  284   --¡Oh esforzados caballeros!    ¡oh, mi compañía leal!
     el consejo que os pidiere    bueno me lo queráis dar.
  286   ¿Si me consejáis que vaya    a las cortes del emperante,
     o que mate a Celinos,    a Celinos el infante?
  288   ¿Volverémos en allende    do seguros podemos estar?
     Caballeros que esto oyeron    presto tal respuesta hacen:
  290   --¡Calledes, conde, calledes!    ¡conde, no digáis atal!
     No miréis a vuestra gana,    mas mirad a don Beltrán,
  292   y esos buenos caballeros    que tanta honra vos hacen.
     Si vos matáis a Celinos    dirán que fuistes cobarde;
  294   si no, que vais a las cortes    de Carlos el emperante;
     conoceréis quién bien os quiere    y quién vos quería mal.
  296   Por bueno que es Celinos,    vos sois de tan buen linaje,
     y tenéis dos tantas tierras    y dineros que gastar.
  298   Nosotros vos prometemos    con sacramento leal,
     que somos diez mil caballeros,    y franceses naturales;
  300   de por vos perder la vida    y cuanto tenemos gastar,
     quitando al emperador,    contra cualquier otro grande.--
  302   El conde desque esto oyera,    respuesta ninguna hace;
     da de espuelas al caballo,    va por el camino adelante.
  304   La vuelta va de París    como aquel que bien la sabe.
     Cuando fue a una jornada    de las cortes del emperante,
  306   otra vez llega a los suyos    y les empieza de hablar:
     --Esforzados caballeros,    una cosa os quiero rogar:
  308   siempre tomé vuestro consejo,    el mío queráis tomar
     porque si entro en París    con ejército real,
  310   saldrá por mí el emperador    con todos los principales.
     Si no me conoce de vista,    conocerme ha en el hablar
  312   y así no sabré de cierto    todo mi bien y mi mal.
     Al que no tiene dineros    yo le daré que gastar:
  314   los unos vuelvan a zaga    los otros pasen adelante,
     los otros en derredor    posad en villas y lugares.
  316   Yo solo con cient caballeros    entraré en la ciudad
     de noche y escurecido    que nadie de mí sepa parte.
  318   Vosotros en ocho días    podreis poco a poco entrar;
     hallaréisme en los palacios    de mi tío don Beltrán,
  320   aparejarvos he posada    y dineros que gastar.
     Todos fueron muy contentos,    pues al conde así le place.
  322   Noche era escurecida    cerca diez horas o más,
     cuando entró el conde Dirlos    en París esa ciudad.
  324   Derecho va a los palacios    de su tío don Beltrán,
     a lo cual atravesaban    por medio de la ciudad.
  326   Vido asomar tantas hachas,    gente de armas mucho más;
     por do él pasar había,    por allí van a pasar.
  328   El conde de que los vido    los suyos manda apartar;
     desque todos son pasados    el postrero fue a llamar:
  330   --Por Dios te ruego, escudero,    me digas una verdad:
     ¿quién son esta gente de armas    que agora van por ciudad?--
  332   El escudero que esto oyera    tal respuesta le fue a dar:
     --Señor, la condesa Dirlos    viene del palacio real,
  334   sobre un pleito que traía    con Oliveros y Roldán.
     Los que la llevan en medio    son Reinaldos y don Beltrán:
  336   aquellos que van zagueros    donde tantas lumbres van
     son el infante Gaiferos    y el fuerte Merián.--
  338   El conde de que esto oyera    de la ciudad él se sale.
     Debajo de una espesura    para cabe los adarves,
  340   diciendo está a los suyos:    --No es hora de entrar,
     que desque sean apeados    tornarán a cabalgar.
  342   Yo quiero entrar en hora    que de mí no sepan parte.--
     Allí están razonando    de armas y de hechos grandes
  344   hasta que era medianoche,    los gallos querían cantar.
     Vuelven riendas a los caballos,    y entran en la ciudad.
  346   La vuelta van de los palacios    del buen conde don Beltrán:
     antes de llegar a ellos    de dos calles y aun más,
  348   tantas cadenas hay puestas    que ellos no pueden pasar.
     Lanzas les ponen a los pechos,    no cesando de hablar:
  350   --¡Vuelta, vuelta, caballeros,    que por aquí no hay pasaje!
     que aquí están los palacios    del buen conde don Beltrán,
  352   enemigo de Oliveros,    enemigo de Roldán,
     enemigo de Belardos,    y de Celinos el infante.--
  354   El conde desque esto oyera    presto tal respuesta hace:
     --Ruégote yo, caballero,    que me quieras escuchar:
  356   anda, ve, y dile luego    a tu señor don Beltrán,
     que aquí está un mensajero    que viene de allende el mar:
  358   cartas traigo del conde Dirlos,    su buen sobrino carnal.
     El caballero con placer    empieza de aguijar;
  360   presto las nuevas le daba    al buen conde don Beltrán,
     el cual ya se acostaba    en su cámara real.
  362   Desque tal nueva oyera    tornóse a vestir y calzar;
     caballeros al derredor,    trescientos trae por guardarle;
  364   hachas muchas encendidas    al patín hizo bajar;
     mandó que al mensajero    solo lo dejen entrar.
  366   Cuando fue en el patín    con la mucha claridad
     mirándole está, mirando,    viéndole como salvaje.
  368   Como el que está espantado    a él no se osa llegar;
     bajito el conde le habla    dándole muchas señales.
  370   Conocióle don Beltrán    entonces en el hablar,
     y con los brazos abiertos    corre para le abrazar;
  372   diciéndole está: --¡Sobrino!--,    no cesando de sospirar.
     El conde le está rogando    que nadie de él sepa parte.
  374   Envían presto a las plazas,    carnecerías otro que tal,
     para mercalles de cena    y mándales aparejar.
  376   Mandan que a sus caballeros    todos los dejen entrar;
     que les tomen los caballos    y los hagan bien pensar.
  378   Abren muy grandes estudios,    mándanlos aposentar.
     Allí entra el conde y los suyos,    ningún otro dejan entrar
  380   porque no conozcan el conde    ni de él supiesen parte.
     Veréis todos los del palacio    unos con otros hablar,
  382   si es este el conde Dirlos,    o quién otro puede estar,
     según el recibimiento    lo ha hecho don Beltrán.
  384   Oídolo ha la condesa    a las voces que dan grandes;
     mandó llamar sus doncellas    y encomienza de hablar:
  386   --¿Qué es aquesto, mis doncellas,    no me lo queráis negar,
     que esta noche tanta gente    por el palacio siento andar?
  388   Decidme, ¿do es el señor,    el mi tío don Beltrán?
  390   ¿Si quizá dentro en mis tierras    Roldán ha hecho algún mal?--
     Las doncellas que lo oyeran    atal respuesta le hacen:
  392   --Lo que vos sentís, señora,    no son nuevas de pesar,
     es venido un caballero    así propio como salvaje;
  394   muchos caballeros con él,    ¡gran acatamiento le hacen!
     ¡Muy rica cena le guisa    el buen conde don Beltrán!
  396   Unos dicen que es mensajero    que viene de allende el mar;
     otros que es el conde Dirlos,    nuestro señor natural.
  398   Allá se han encerrado,    que nadie no puede entrar;
     según ven el aparejo    creen todos que es verdad.--
  400   La condesa que esto oyera    de la cama fue a saltar;
     apriesa demanda el vestido,    apriesa demanda el calzar,
  402   muchas damas y doncellas    y empiezan de aguijar.
     A las puertas de los estudios    grandes golpes manda dar,
  404   llamando a don Beltrán,    que dentro la mande entrar.
     No quería el conde Dirlos    que la dejasen entrar.
  406   Don Beltrán salió a la puerta    no cesando de hablar:
  408   --Qué es esto, señora prima?    no tengáis priesa tan grande,
     que aun no sé bien las nuevas    que el mensajero me trae,
  410   porque es de tierras ajenas    y no entiendo el lenguaje.
     Mas la condesa por esto    no quiere sino entrar,
  412   que mensajero de su marido    ella le quiere honrar.
     De la mano la entraba    ese conde don Beltrán.
  414   De que ella es de dentro    al mensajero empieza a mirar;
     él mirar no la osaba,    y no cesa de sospirar,
  416   meneando la cabeza    los cabellos ponía a la faz.
     Desque la condesa oyera    a todos callar y no hablar,
  418   con una voz muy humilde    empieza de razónar:
     --¡Por Dios vos ruego, mi tío,    por Dios vos quiero rogar,
  420   pues que este mensajero    viene de tan luengas partes,
     que si no terná dineros,    ni tuviere qué gastar,
  422   decid, si algo le falta    no cese de demandar!
     Pagarle hemos su gente,    darle hemos que gastar,
  424   pues viene por mi señor,    yo no le puedo faltar
     a él y a todos los suyos,    aunque fuesen muchos más.--
  426   Estas palabras hablando    no cesaba de llorar.
     Mancilla hubo su marido    con el amor que le tiene grande;
  428   pensando de consolarla    acordó de la abrazar,
     y con los brazos abiertos    iba para la tomar.
  430   La condesa espantada    púsose tras don Beltrán:
     el conde con grandes sospiros    comenzóle de hablar:
  432   --¡So fuyades, la condesa,    ni os queráis espantar,
     que yo soy el conde Dirlos,    vuestro marido carnal!
  434   Estos son aquellos brazos    en que soléades holgar.--
     Con las manos se aparta    los cabellos de la haz;
  436   conociólo la condesa    entonces en el hablar.
     En sus brazos ella se echa    no cesando de llorar.
  438   --¿Qué es aquesto, mi señor?    ¿Quién vos hizo ser salvaje?
     ¡No es este aquel gesto    que vos teníades ante!
  440   Quiten vos aquestas armas,    otras luego os quieran dar;
     traigan de aquellos vestidos    que solíades llevar.--
  442   Ya les paraban las mesas,    ya les daban a cenar,
     cuando empezó la condesa    a decir y a hablar:
  444   --¡Cierto parece, señor,    que lo hacemos muy mal,
     que el conde está ya en sus tierras    y en la su heredad,
  446   que no avisemos aquellos    que su honra quieren mirar!
     No lo digo aun por Gaiferos,    ni por su hermano Merián,
  448   sino por el esforzado    Renaldos de Montalván.
     ¡Bien sabedes, señor tío,    cuánto se quiso mostrar,
  450   siendo siempre con nosotros    contra el paladín Roldán!--
     Llaman luego dos caballeros    de aquesos más principales,
  452   el uno envían a Gaiferos,    otro a Renaldos de Montalván.
     Apriesa viene Gaiferos,    apriesa y no de vagar;
  454   desque vido la condesa    en brazos de aquel salvaje,
     a ellos él se allega    y empezóles de hablar.
  456   Desque el conde lo vido,    levantóse a abrazarle;
     desque se han conocido    grande acatamiento se hacen.
  458   Ya puestas eran las mesas,    ya les daban a cenar;
     la condesa lo servía    y estaba siempre delante
  460   cuando llegó don Renaldos,    Renaldos de Montalván,
     y desque el conde lo vido    hubo un placer muy grande.
  462   Con una voz amorosa    le empezara de hablar:
     --¡Oh esforzado conde Dirlos    de vuestra venida me place,
  464   aunque agora vuestros pleitos    mejor se podrán librar!
     Mas si yo fuera creído,    fueran fechos antes de vos llegar,
  466   o no me hallárdes vivo,    o al paladín Roldán.--
     El conde desque esto oyera    grandes mercedes le hace
  468   diciendo: --Juramento ha hecho    sobre un libro misal,
     de jamás se quitar las armas,    ni con la condesa holgar,
  470   hasta que haya complido    toda la su voluntad--
     El concierto que ellos tienen    por mejor y natural
  472   es que en el otro día,    cuando yante el emperante,
     vaya el conde a palacio    por la mano le besar.
  474   Toda la noche pasaron    descansando, en hablar,
     cuando vino el otro día,    a la hora del yantar.
  476   Cabalgara el conde Dirlos,    ¡muy lucidas armas trae!
     y encima un collar de oro    y una ropa rozagante,
  478   solo con cient caballeros,    que no quiere llevar más;
     a la parte izquierda Gaiferos,    a la derecha don Beltrán,
  480   viénense a los palacios    de Carlos el emperante.
     Cuantos grandes allí hallan    acatamiento le hacen
  482   por honra de don Gaiferos,    que era suya la ciudad.
     Cuando son a la gran sala    hallan allí al emperante
  484   asentado a la mesa,    que le daban a yantar.
     Con él está Oliveros,    con él está don Roldán,
  486   con él está Valdovinos    y Celinos el infante,
     con él estaban muchos grandes    de Francia la natural.
  488   Y entrando por la sala    grande reverencia hacen,
     saludan al emperador    los tres juntos a la par.
  490   Desque don Roldán los vido    presto se fue a levantar;
     apriesa demanda a Celinos    no cesando de hablar:
  492   --Cabalgad presto, Celinos,    no estéis más en la ciudad,
     que quiero perder la vida,    si bien miráis las señales,
  494   si aquel no es el conde Dirlos    que viene como salvaje.
     Yo quedaré por vos, primo,    a lo que querrán demandar.
  496   Ya, cabalgaba Celinos,    y sale de la ciudad:
     con él va gran gente de armas    por haberlo de guardar.
  498   El conde y don Gaiferos    lléganse al emperante,
     la mano besar le quieren    y él no se la quiere dar;
  500   mas está muy maravillado,    diciendo: --¿Quién puede estar?
     El conde que así lo vido    empezóle de hablar:
  502   --No se maraville vuestra Alteza,    que no es de maravillar,
     que quien dijo que era muerto,    mentira dijo y no verdad.
  504   Señor, yo soy el conde Dirlos,    vuestro servidor leal;
     mas los malos caballeros    siempre presumen el mal.--
  506   Conocídolo han todos    entonces en el hablar.
     Levantóse el emperador    y empezó de abrazarle,
  508   y mandó salir a todos    y las puertas bien cerrar.
     Sólo queda Oliveros    y el paladín Roldán,
  510   el conde Dirlos y Gaiferos,    y el buen viejo don Beltrán.
     Asentóse el emperador    y a todos manda posar;
  512   entonces con voz humilde    le empezó de hablar:
     --Esforzado conde Dirlos,    de vuestra venida me place,
  514   aunque de vuestro enojo    no es de tener pesar,
     porque no hay cargo ninguno,    ni vergüenza otro que tal,
  516   que si casó la condesa    no cierto a su voluntad,
     sino a porfía mía    y a ruego de don Roldán,
  518   y con tantas condiciones    que sería largo de contar,
     por do siempre ha mostrado    teneros amor muy grande.
  520   Si ha errado Celinos,    hízolo con mocedad;
     en escribir que érades muerto,    pues que no era verdad,
  522   mas por eso nunca quise    a ella dejar tocar,
     ni menos a los desposorios    a él no dejé estar;
  524   mas por él fue presentado    ese paladín Roldán.
     Mas la culpa, conde, es vuestra    y a vos os la debéis dar;
  526   para ser vos tan discreto,    esforzado y de linaje,
     dejastes mujer hermosa,    moza y de poca edad.
  528   Si de vista no la visitastes,    de cartas la debíades visitar.
     Si supiera que a la partida    llevábades tan gran pesar,
  530   no os enviara yo, el conde,    que otros pudiera enviar;
     mas por ser buen caballero    solo a vos quise enviar.--
  532   El conde de que esto oyera    atal respuesta le hace:
     --¡Calle, calle vuestra Alteza!,    ¡buen señor, no diga tal!
  534   que no cabe quejar de Celinos    por ser de tan poca edad,
     que con tales caballeros    yo no me acostumbro honrar;
  536   mas por él está aquí Oliveros,    y por él está don Roldán,
     que son buenos caballeros    y los tengo yo por tales.
  538   ¡Consentir ellos tal carta!    y ¡consentir tan gran maldad!
     ¡O me tenían en poco,    o me tienen por cobarde,
  540   que sabiendo que era vivo    no se lo osaría demandar!
     Por eso suplico a tu Alteza    campo nos quiera otorgar;
  542   pues por él el pleito toman,    el campo pueden aceptar;
     si quieren uno por uno,    o los dos juntos a la par,
  544   no perjudicando a los míos    aunque haya hartos de linaje,
     que a esto y mucho más que esto    recaudo bastan a dar.
  546   Porque conozcan que sin parientes,    amigos no me han de faltar,
     tomaré al esforzado    Renaldos de Montalván.--
  548   Don Roldán que esto oyera    con gran enojo y pesar,
     no por lo que el conde dijo,    que con razón lo veía estar,
  550   mas en nombrarle Renaldos,    vuelto se le ha la sangre
     porque los que mal le quieren,    cuando le quieren hacer pesar
  552   luego lo dan por los ojos    Renaldos de Montalván.
     Movido de muy gran saña    luego habló don Roldán:
  554   --Soy contento, el conde Dirlos,    y tomad este mi guante,
     y agradeced que sois venido    tan presto sin más tardar,
  556   que a pesar de quien pesare,    yo los hiciera casar
     sacando a don Gaiferos,    sobrino del emperante.
  558   --Calledes--, dijo Gaiferos,    --Roldán, no digáis atal.
     Por ser soberbio y descortés    mal vos quieren los doce pares;
  560   que otros tan buenos como vos    defienden la otra parte,
     que yo faltar no les puedo,    ni dejar pasar lo tal.
  562   Aunque mi primo es Celinos,    hijo de hermana de madre,
     bien sabéis que el conde Dirlos    es hijo de hermano de padre,
  564   por ser hermano de padre,    no le tengo de faltar,
     ni porque no pase la vuestra,    que a todos ventaja queréis llevar.--
  566   El conde Dirlos el guante toma,    y de la sala se sale,
     tras él iba Gaiferos,    y tras él va don Beltrán.
  568   Triste está el emperador,    haciendo llantos muy grandes,
     viendo a Francia revuelta    y a todos los doce pares.
  570   Desque Renaldos lo supo    hubo de ello placer grande:
     al conde palabras decía,    mostrando tener voluntad:
  572   --Esforzado conde Dirlos,    de lo que habéis hecho me place
     y muy mucho más del campo    contra Oliveros y Roldán.
  574   Una cosa rogar vos quiero,    no me la queráis negar;
     pues no es principal Oliveros,    ni menos es don Roldán,
  576   sin perjudicar vuestra honra    con cualquier podéis pelear:
     tomad vos a Oliveros,    y dejadme a don Roldán.--
  578   --Pláceme--, dijo el conde,    --Renaldos, pues a vos place.--
     Desque supieron las nuevas    los grandes y principales
  580   que es venido el conde Dirlos,    y que está ya en la ciudad,
     veréis parientes y amigos    qué grandes fiestas le hacen.
  582   Los que a Roldán mal quieren    al conde Dirlos hacen parte,
     por lo cual toda la Francia    en armas veréis estar.
  584   Mas si los doce quisieran,    bien los podían paciguar;
     mas ninguno por paz se pone,    todos hacen parcialidad
  586   sino el arzobispo Turpín,    que es de Francia cardenal,
     sobrino del emperador,    en esfuerzo principal,
  588   que sólo aquel se ponía    si los podía apaciguar;
     mas ellos escuchar no quieren,    tanto se han mala voluntad.
  590   Veréis ir dueñas y doncellas    a unos y a otros rogar.
     Ni por ruegos ni por cosas    no los pueden apaciguar.
  592   Sobre todos mostraba saña    el esforzado Merián,
     hermano del conde Dirlos    y hermano de Durandarte,
  594   aunque por diferencias    no se solían hablar,
     de que sabe lo que ha dicho    en el palacio real,
  596   que si el conde más tardara,    el casamiento ficiera pasar
     a pesar de todos ellos    y a pesar de don Beltrán.
  598   Por esto cartas envía    con palabras de pesar,
     que aquello que él ha dicho    no lo basta hacer verdad;
  600   que aunque el conde no viniera    había quien lo demandar.
     El emperador que lo supo    muy grandes llantos que hace;
  602   por perdida dan a Francia    y a toda la cristiandad.
     Dicen que alguna de las partes    con moros se irá a juntar.
  604   Triste iba y pensativo,    no cesando el sospirar;
     mas los buenos consejeros    aprovechan a la necesidad.
  606   Consejan al emperador    el remedio que ha de tomar:
     que mande tocar las trompetas    y a todos mande juntar,
  608   y al que luego no viniere    por traidor lo mande dar;
     que le quitará las tierras    y le mandará desterrar;
  610   mas todos son muy leales,    que todos juntado se han.
     El emperador en medio de ellos    llorando empezó de hablar:
  612   --¡Esforzados caballeros    y los mis primos carnales!
     entre vosotros no hay diferencia,    vosotros la queréis buscar:
  614   todos sois muy esforzados,    todos primos y de linaje,
     acuérdeseos de morir    y que a Dios hacéis pesar,
  616   no sólo en perder a vosotros,    mas a toda la cristiandad.
     Una cosa rogar os quiero,    no vos queráis enojar:
  618   que sin mi licencia en Francia    campo no se puede dar.
     De tal campo no soy contento,    ni a mí cierto me place
  620   porque yo no veo causa    porque lo haya de dar,
     ni hay vergüenza ninguna    que a nadie se pueda dar,
  622   ni al conde han enojado    Oliveros ni Roldán,
     ni el conde a ellos menos    porque se hayan de matar.
  624   De ayudar a sus amigos    ya usanza es atal.
     Si Celinos ha errado    con amor y mocedad,
  626   pues no ha tocado a la condesa,    no ha hecho tanto mal
     que de ello merezca muerte,    ni se la deben de dar.
  628   Ya sabemos que el conde Dirlos    es esforzado y de linaje,
     y de los grandes señores    que en Francia comen pan,
  630   que quien a él enojare    él le basta a enojar,
     aunque fuese el mejor caballero    que en el mundo se hallase.
  630   Mas porque sea escarmiento    a otros hombres de linaje,
     que ninguno sea osado,    ni pueda hacer lo tal
  634   si estimare su honra    en esto no osara entrar,
     que mengüemos a Celinos    por villano, y no de linaje;
  636   que en el número de los doce    no se haya de contar,
     ni cuando el conde fuere en cortes    Celinos no haya de estar,
  638   ni do fuere la condesa    él no pueda habitar.
     Y esta honra, el conde Dirlos,    para siempre os la darán.--
  640   Don Roldán desque esto oyera    presto tal respuesta hace:
     --Más quiero perder la vida    que tal haya de pasar.--
  642   El conde Dirlos que lo oyera    presto se fue a levantar,
     y con una voz muy alta    empezara de hablar:
  644   --Pues requiéroos, don Roldán,    por mí y el de Montalván:
     que de hoy en los tres días    en campo hayáis de estar;
  646   si no, a vos y a Oliveros    daros hemos por cobardes.
     --Pláceme--, dijo Roldán,    --y aun si queredes antes.--
  648   Veréis llantos en el palacio,    que al cielo quieren llegar;
     dueñas y grandes señoras    casadas y por casar,
  650   de maridos e hijos    las veréis arrodillar.
     Gaiferos fue el primero    que ha mancilla de su madre,
  652   asimesmo don Beltrán    de su hermana carnal,
     don Roldán de su esposa    que tan tristes llantos hace.
  654   Retíranse entonces todos    para irse aposentar;
     los valedores hablando    a voz alta y sin parar:
  656   --Mejor es, buenos caballeros,    vos hayamos apaciguar,
     pues no hay cargo ninguno,    que todo se haya de dejar.
  658   Entonces dijo Roldán    que es contento y que le place,
     con aquesta condición,    y esto se quiere aturar,
  660   porque Celinos es mochacho    de quince años y no más,
     y no es para las armas,    ni aun para pelear:
  662   que fasta veinte y cinco años,    y fasta en aquella edad,
     que en el número de los doce    no se haya de contar,
  664   ni en la mesa redonda    menos pueda comer pan;
     ni donde fuere el conde y condesa    Celinos no pueda estar:
  666   desque fuere de veinte años    o puesto en mejor edad,
     si estimare su honra    que lo pueda demandar,
  668   y que entonces por las armas    cada cual defienda su parte
     porque no diga Celinos    que era de menor edad.
  670   Todos fueron muy contentos,    y a ambas partes les place.
     Entonces el emperador    a todos los hace abrazar;
  672   todos quedan muy contentos,    todos quedan muy iguales.
     Otro día el emperador    muy real sala les hace
  674   a damas y caballeros    convídalos a yantar.
     El conde se afeita las barbas,    los cabellos otro que tal,
  676   la condesa en las fiestas    sale muy rica y triunfante.
     Los mestrasalas que servían    de parte del emperante:
  678   el uno es don Roldán,    y Renaldos de Montalván,
     por dar más avinenteza    que hubiesen de hablar.
  680   Cuando hubieron yantado,    antes de bailar ni danzar,
     se levantó el conde Dirlos    delante todos los grandes
  682   y al emperador entregó    de las villas y lugares
     las llaves de lo ganado    del rey moro Aliarde;
  684   por lo cual el emperador    de ello le da muy gran parte
     y él a sus caballeros    grandes mercedes les hace.
  686   Los doce tenían en mucho    la gran victoria que trae.
     De allí quedó con gran honra    y mayor prosperidad.

Variantes: -8a áis. Canc. de rom. de 1550; -9b lo. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -12a Deseximiento. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1554. En la de la. Flor; hay también: desafiamiento; -34b esa. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -42a quedáis. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -112a Palabras. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -118a Juramento. Silva, Flor; -136a la. falta en el Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -138b que falta en el Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550 y en la Flor; -145b Este verso falta en Silva, en el Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550 y está tomado de las ed. post. del Canc. de rom.; En la Flor faltan los versos desde el que dice: Tan grande parte da al chico hasta el que dice: tan triste vida hacía; -172b llegados Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -175b es gran Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -176a todo Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -177a tenía Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -180a tenía Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -189b llorando el conde de sus ojos / le empieza de hablar. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -195b ninguno me conocerán. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; nadie me conocerá. Flor; -200a porque he hecho un mal sueño. Flor; -201a Con el alegrir. Canc. de rom.,ed. post. En la alegría. Flor; -222a aquestas. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -236b podían. . Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -243a Carlos Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -255b Grimalde. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; Grimaldos. Flor; -261b Flor. querían. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550 Flor; -262b Flor. Carlos. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -263b s. a. y de allende. Silva de 1550; -266b grandes disparates. Flor; -314a a caza. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -315b Pasad. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550 s. a. y por las villas. Ed. posteriores del Canc. de rom. En la Flor este verso y el que antecede son enteramente desfigurados, pues dicen: otros al redededor poseen (sic, l. posen) / en las villas y y lugar; -318b podéis. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -335b Roldán. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550. Claro está que la buena lección es la de la Silva y de la Flor; -375a mercarles. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; por mercarles Flor; -398a ha. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -422a nada. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -531a ser vos. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -535b no me acostumbro. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -541a vuestra. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -541b me. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -551a mal se Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -567a guía. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550 aguija. r Flor; -610b juntos. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -618a sin mis leyes de Francia. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -621a ni injuria Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; no hay agravio, ni injuria Flor; -621b ninguno. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -634a estimara. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550; -637b pueda. Canc. de rom. s. a. y ed. de 1550, Flor; -679a aviventeza. Canc. de rom. s. a. y ed. de 155. En la. Flor faltan los versos desde el que dice: Los mestrasalas que servían, hasta el que dice: que hubiesen de hablar.
Notas: *El asunto de este romance tiene afinidad con aquellas leyendas de una peregrinación al oriente de las cuales bajo este epígrafe (Die Fahrt in den Osten) ha tratado el erudito profesor D. Guillermo Müller en su obra intitulada: Neidersachsische Sagen und Märchen (Gotinga, 1855. pag. 389 sig.).
** En la Flor. se dice siempre conde Irlos.
*** Dardín Dardeña Flor.

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0190:4 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 5394)

Versión de Salceda (ay. Polaciones, p.j. San Vicente de la Barquera, ant. Potes, Cantabria, España).   Recogida por José María de Cossío y Tomás Maza Solano, entre 1933-1934 publicada en Cossío 1933-1934, I. XIV (nº 47), pp. 88-91.  114 hemist.  Música registrada.

     Conde Niño, conde Niño,    la mañana de San Juan,
  2   se deleitaba en vestir,    se deleitaba en calzar,
     se deleitaba en las armas    que había de pelear.
  4   Francisquina que lo supo    no cesaba de llorar.
     --¿Cuántos años, conde Niño,    cuántos vas a estar allá?
  6   --Siete años, mi Francisca,    que la ley no manda más,
     si a los siete años no vengo,    a los ocho vendré ya,
  8   si a los ocho no viniera,    a los diez te casarás.
     Ya se cumplieron los siete,    ya la tratan de casar
  10   con el conde, conde Alarcos    contra la su voluntad.
     --Alto, alto, caballeros,    que aquí no es tiempo de estar;
  12   al que tié mujer bonita    otro marido la dan;
     que al que tié niños hermosos    otro padrito les dan;
  14   y el que tié dinero en doblas    otro se lo doblará.--
     Puso rienda a su caballo,    no quiso más preguntar.
  16   Al pasar un arroyuelo    y en medio de un arenal
     ha encontrado las sus vacas    marcadas de otra señal,
  18   y el pastor que las guardaba    vestía roto sayal.
     --Buenos días, pastorcito.    --Marinero, bien vengáis.
  20   --No me llame marinero,    nunca navegué en la mar.
     Dime tú, mi pastorcito,    mi pastorcito leal,
  22   ¿de quién son aquellas vacas    marcadas de otra señal?
     --Pues eran del conde Niño,    Dios le tenga perdonar;
  24   ahora son del conde Alarcos,    Dios le haga mucho mal.
     Siete años ha que le sirvo    y no me ha querido pagar.
  26   --Dime tú, mi pastorcito,    mi pastorcito leal,
     ¿dónde está aquel toro blanco    que entre ellas solía andar?
  28   --El toro blanco le vendieron    la mañana de San Juan;
     por él le dieron cien doblas    para las galas comprar.--
  30   Puso rienda a su caballo    no quiso más preguntar.
     Al salir de la villa    y al entrar en la ciudad
  32   ha visto una tía suya    asomada a un ventanal.
     --Buenos días, la mi tía.    --Marinero, bien vengáis.
  34   --No me llame marinero,    nunca navegué en la mar,
     que me llamo conde Niño,    hijo soy del rey don Juan.
  36   --Mucho me alegro, hijo mío,    mas me pesa de tu mal,
     que tu esposa Francisquita    ya la tratan de casar
  38   con el conde, conde Alarcos    contra la su voluntad.
     Esta noche se desposan,    mañana se casarán.
  40   --Que se casen, que lo dejen,    a mí lo mismo me da,
     que mujeres por el mundo    a mí no me han de faltar.--
  42   Puso rienda a su caballo,    no quiso más preguntar.
     Desde allí ató su caballo    al pie de su rosal.
  44   Conde Alarcos que lo vio    algo le pareció mal.
     --¿De quién es aquel caballo    que está al pie de mi rosal?
  46   --Estas rosas y rosales    mías las quiero llamar.
     --Si usted lo dice de burlas    suba arriba a merendar.
  48   --El plato de la condesa    déjemelo a medio andar.--
     Le dio tres vueltas al plato    como le solía dar.
  50   --Éste es mi marido, señores,    y no el que me quieren dar.--
     Conde Alarcos que lo oyó    un bofetón la fue a dar.
  52   --Alto, alto, conde Alarcos,    no la quieras castigar;
     siete años estuve con ella    y nunca hice otro tal.
  54   Hemos de salir al campo    por ver quién la ha de llevar.--
     Todos dicen, conde Niño,    que es su esposo principal.
  56   --Quédense con Dios, señores,    con Dios se quieran quedar,
     que yo sin mujer estaba,    sin ella vuelvo a quedar.--

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0190:5 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 5395)

Versión de Campo de Ebro (ay. Valderredible, p.j. Reinosa, Cantabria, España).   Recogida por José María de Cossío y Tomás Maza Solano, entre 1933-1934 publicada en Cossío 1933-1934, I. XIV (nº 48), pp. 92-93.  114 hemist.  Música registrada.

     Conde Niño, niño y chico    se embarca y pasa la mar,
  2   la condesa, niña y chica    no cesaba de llorar.
     --Dime, dime, conde Niño,    dime cuando volverás.
  4   --Si no vuelvo a los siete años    con otro puedes casar.--
     Ya cumplió los siete años,    ya se trata de casar.
  6   Conde Niño soñó un sueño    en su palacio real,
     que casan a la condesa    o la tratan de casar.
  8   --Alto, alto mis criados,    los que coméis del mi pan;
     esta noche soñé un sueño    quiera Dios no sea verdad,
  10   que casan a la condesa    o la tratan de casar.--
     Ha bajado a la potrara    a sus caballos mirar;
  12   mira uno, mira otro,    no sabe cuál ensillar.
     Ha cogido el conde Niño    al su caballo Lozal,
  14   que ya le ha echado la silla    y brida para marchar.
     --Alto, alto, mi caballo,    alto más que Gibraltar,
  16   mucha cebada te he dado,    mucha más te pienso dar
     si me llevas esta noche    donde los novios están.--
  18   Por donde no le ve gente    corre como un gavilán,
     por donde le ve la gente    poquito a poco se va.
  20   Al pasar una roseta,    a la sombra un olivar,
     un humilde pastorcito    allí se vino a encontrar
  22   con una vacada rubia    demudada la señal.
     --Dime ¿de quién son esas vacas    que tienen nueva señal?
  24   --De conde Niño, señor,    Dios haya de perdonar;
     ahora son de conde Gala,    no se las deje gozar;
  26   soldada de siete años    no se me quiere pagar.
     --¿Cómo es, para ese Gala    estas vacas heredar?
  28   --Se casa con la condesa,    muy bien está de otorgar.--
     Metió la mano en el bolso,    una onza de oro le da.
  30   --Adiós, adiós, pastorcito,    hasta la noche cenar.--
     --Buenas tardes, la mi madre,    Dios te guarde en paz, en paz.
  32   --La tu mujer, hijo mío,    ya la han llevado a esposar.
     Ayer corrieron los toros,    hoy la cocerán el pan,
  34   mañana por la mañana    la llevarán a velar.
     --No pregunto por la mujer,    tampoco por el galán,
  36   pregunto por el mi niño    si está criao o por criar.
     --El tu niñito, hijo mío,    muy bien criado lo está.
  38   --Lleve usté allá esa maleta    y tráigame acá el puñal,
     que a la gente de la boda    quiero ir a contemplar.--
  40   --Buenas noches, la mi gente.    Dios le guarde en paz, en paz.
     La gallina de los novios    a partir me la puen dar.
  42   --Sí, señor, el soldadito,    que buena está de otorgar.--
     La primera tajadita    al gato se la fue a echar.
  44   --Si la condesa no es boba    ella reconocerá.
     --Quítame el mantón, madrina,    quítamele en paz, en paz,
  46   quítame el mantón, madrina,    que quiero irle a abrazar.
     --¿Qué hermano o pariente es ese    para tú irle a abrazar?
  48   --Quítame el mantón, madrina,    quítamele en paz, en paz,
     que los amores primeros    no se pueden olvidar.--
  50   Eso que oyó conde Gala    la trató de amenazar.
     --Alto, alto, conde Gala,    no haya tanta libertad;
  52   siete años he estao con ella    y nunca de eso tratar.
     Los parientes de la novia    vengan conmigo a cenar,
  54   que los parientes del novio    ahí tienen su cena ya.
     --Si se va la novia, deje    su vestido y su calzar.
  56   --El vestido y el calzado    muy bien pagados están,
     el vestido por los besos    y el calzao por abrazar.--

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0190:6 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 5396)

Versión de Puente Pumar (ay. Polaciones, p.j. San Vicente de la Barquera, ant. Cabuérniga, Cantabria, España).   Recogida por José María de Cossío y Tomás Maza Solano, entre 1933-1934 publicada en Cossío 1933-1934, I. XIV (nº 49), pp. 93-95.  092 hemist.  Música registrada.

     Conde Niño, conde Niño,    la mañana de San Juan
  2   se deleitaba en vestir,    se deleitaba en calzar
     cuando le han venido cartas,    cartas que le han de llevar.
  4   Las princesas que lo oían    no cesaban de llorar.
     --Alto, alto, mis criados,    no puedo más aquí estar;
  6   quien tiene hijos bonitos    otro padre les darán;
     quien tiene mujer bonita    otro se la gozará.
     . . . . . . . . . . . . . . . . . . .    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
  8   Le dio rienda a su caballo    todo lo que puede andar;
     a la entrada de un río    y al salir de un arenal
  10   ha encontrado las sus vacas    marcadas de otra señal.
     --Dígame usted, pastorcito,    mi pastorcito leal,
  12   ¿de quién eran estas vacas    marcadas de otra señal?
     --Pues eran del conde Niño,    Dios lo haya perdonao ya,
  14   y ahora son del conde Alarcos,    Dios lo haga mucho mal.
     Cuando eran del conde Niño    andaba de seda torzal;
  16   y ahora que son del conde Alarcos    ando de roto sayal.
     --¿Dónde está el toro blanco    que entre ellas solía estar?
  18   --Toro blanco le vendieron    para las galas comprar.
     --Di si ha dormido con ella    o la trae a su mandar.
  20   --Pues no ha dormido con ella    ni la trae a su mandar.
     Ahora será la hora    que velándolos están.--
  22   Le dio rienda a su caballo    todo lo que puede andar.
     Al entrar en aquel pueblo    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
  24   ha visto una tía suya    asomada a un ventanal.
     --Venga con Dios, marinero,    mi marinero leal.
  26   --No me llame marinero,    nunca navegué en la mar,
     llámeme sobrino suyo,    hijo del conde don Juan.
  28   --Bienvenido, mi sobrino,    mas me pesa de tu mal,
     que a tu esposa Francisquita    hoy la tratan de casar.
  30   --Que la casen que la dejen,    a mí lo mismo me da.
     Respóndame, tía mía,    lo que voy a preguntar,
  32   si una madre que yo tengo    está muerta o viva ya.
     --Tu madre ya estaba ciega    amirando pa la mar,
  34   por un hijo que tenía    y nunca le vio asomar.--
     Ha cogido su caballo    y le ha atado a su rosal.
  36   Conde Alarcos que lo vio,    algo le pareció mal.
     --Este rosal y caballo    míos los quiero llamar.--
  38   Se subieron a comer    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
     Dióle tres vueltas al plato    como le solía dar;
  40   La condesa que lo vio    no cesaba de llorar.
     --Éste, éste es el mi marido    y no el que me quieren dar.--
  42   Se levantó el conde Alarcos    y una bofetada la da.
     --Alto, alto, conde Alarcos,    no vuelvas a segundar;
  44   siete años ha sido mía    y nunca la hice tal.
     Hemos de salir al campo    a ver quién la ha de llevar.--
  46   Todos dicen, conde Niño,    que es su mujer principal.
     --Pues yo sin mujer estaba,    sin ella vuelvo a quedar.--

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0190:7 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 5397)

Versión de Arredondo (ay. Arredondo, p.j. Santoña, ant. Ramales, Cantabria, España).   Recogida por José María de Cossío y Tomás Maza Solano, entre 1933-1934 publicada en Cossío 1933-1934, I. XIV (nº 50), pp. 95-96.  062 hemist.  Música registrada.

     --Ayer nos casamos, buen conde,    y hoy ya nos quieres dejar;
  2   dime tú, buen conde,    cuánto has de tardar.
     --Siete años, la condesa,    y a los ocho tus padres,
  4   si para los nueve no vengo,    tus padres te casarán.--
     . . . . . . . . . . . . . . . . . . .    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
     --Anoche soñé un sueño,    no sé si es verdad;
  6   si es casada la condesa    o la tratan de casar;
     de tres caballos que tengo    los pienso reventar.--
  8   Al salir de una alameda    al entrar en un verdamal
     he encontrado las cien vacas    marcadas de otra señal.
  10   --Dímelo, pastorcito,    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
     ¿de quién son estas vacas    marcadas de otra señal?
  12   --Eran del conde Niño,    que Dios quiera perdonar;
     ahora son del conde Galas,    no las llegue a gozar,
  14   que la soldada de nueve años    no me la ha querido pagar.
     --Dímelo tú, pastorcito,    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
  16   si es casada la condesa    o la tratan de casar,
     que la soldada de nueve años    yo te la he de pagar.
  18   --Ese caballo bien corre    a las bodas podrá llegar.--
     Cuando el buen conde llega    los novios de misa van.
  20   --Licencia pido, señores,    licencia me quieren dar.
     --No se la damos a usted    que usted la puede tomar.--
  22   Se ha puesto a la mesa    como solía acostumbrar.
     Ha descanciado el vino    y ha rebanado el pan,
  24   y ha dado vuelta al plato    como solía acostumbrar.
     Esto que ha visto la condesa    se ha echado a llorar.
  26   El conde Galas    un bofetón le fue a dar.
     ha dicho el conde Galas:
  28   --No pienso que le has dado uno,    ni pienso que le has de dar.--
     Le ha sacado a la condesa de entre la gente    como al pollo el gavilán.
  30   Esto que estaban la madrina:    --Has pensado arrebatar
     y ya que la condesa    nos quieras llevar,
  32                                     las joyas nos quieras pagar,
     que costaron cien ducados    en la feria de San Juan.--
     ¡Válgame Nuestra Señora    y también el Señor San Juan!

Nota: Versión bastante mal recordada; -27a Galas (sic); lo suyo, según el v. -12, sería conde Niño.

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0190:19 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 9382)

Versión de Campoo de Enmedio (ay. Campoo de Enmedio, p.j. Reinos, ant. Reinosa, Cantabria, España).   Recitada por María Gómez González (80a). Recogida por Tomás Macho Gómez, 10/07/2001 (Archivo: ASFG; Colec.: Fraile Gil, J. M.). Publicada en Fraile Gil 2010, Romancero tradicional de Cantabria, nº 78. Reproducida aquí con permiso del editor. Reeditada en Fraile Gil Rom-Panhisp.-2 2010+2CD, cd 1, corte núm 29, texto núm III.10, pp. 87-89.  142 hemist.   Música registrada.

     Cartas van y cartas vienen,    cartas que le han de llegar,
  2   que está rodeado de moros    castillo de Montealvar,
     que está rodeado de moros,    no se puede entrar allá.
  4   Si no es que el conde Niño    que ha entrado allá por mar.
     La condesa, que le ha visto,    no cesaba de llorar.
  6   --Mira, si puedes volver,    vuelve para Navidad.
     --Si pa Navidad no vuelvo,    siete años estaré allá.
  8   Si a los siete años no vuelvo    marido puedes buscar
     --Ni a los siete ni a los ocho,    que de mí bien libre estás--
  10   Se han pasado los siete años,    no le veían asomar,
     mas al cabo de los ocho    ya la tratan de casar
  12   con el lindo conde Alarcos    contra la su voluntad.
     Estando un día en tu cuarto    una noche soñarás
  14   que a tu esposa Francisquita    ya la tratan de casar
     con el lindo conde Alarcos    contra la su voluntad.
  16   --Alto, alto, caballeros,    que yo aquí no puedo estar,
     el que tien mujer bonita    otro marido la dan,
  18   el que tiene hijos bonitos    otro padrastro les dan,
     el que tien dinero en doblos    otro lo va a manojear--
  20   lo Echó mano a su caballo    y echó mano a su bozal,
     echó mano a su caballo    y a París de la ciudad.
  22   (Y) al pasar un río seco    y al cruzar un arenal
     ha encontrado las sus vacas    marcadas de otra señal.
  24   El pastor que las guardaba    vestía roto sayal.
     --Buenas tardes, pastorcito.    --Marinero, bien vengáis.
  26   --No me llames marinero,    nunca navegué en el mar,
     llámeme el conde Niño    hijo del señor Donjuán.
  28   --Buenas tardes, conde Niño,    a pesar de todo mal,
     que a tu esposa Francisquita    ya la tratan de casar
  30   con el lindo conde Alarcos    contra la su voluntad.
     --Dime, dime, pastorcito,    mi pastorcito leal
  32   ¿de quién son estas mis vacas    marcadas de otra señal?
     --Estas son del conde Niño,    Dios le haya perdonar,
  34   ahora son del conde Alarcos,    Dios le haga mucho mal.
     Siete años ha que le sirvo,    nunca me ha querío pagar.
  36   --Dime, dime, pastorcito,    más te quiero preguntar
     ¿dónde está el torito blanco    que entre ellas solía andar?
  38   --Toro blanco le vendieron    la mañana de San Juan,
     por él le dieron cien doblos    para los paños comprar -
  40   Echó mano a su caballo    y echó mano a su bozal
     y ha visto una tía suya    asomada a un ventanal.
  42   --Buenas tardes, la mi tía,    buenas tardes, tía carnal.
     --Buenas tardes, marinero,    a pesar de lodo mal.
  44   --Dígame usté, la mi tía,    dígame usted, tía carnal,
     si se casa Francisquita    o la tratan de casar.
  46   --Francisquita no se casa,    que la tratan de casar
     con el lindo conde Alarcos    contra la su voluntad.
  48   Anoche fueron los tratos,    mañana se casarán.
     Ya tienen las carnes muertas    y el vino está al senerar.
  50   --Dígame usted, la mi tía,    dígame usted, tía carnal,
     si llegaré yo esta larde    a París de la ciudad.
  52   --Y si usted no se detiene    y también a merendar. --
     Echó mano a su caballo    y echó mano a su bozal,
  54   echó mano a su caballo    y a París de la ciudad.
     Siete vueltas dio al castillo,    por ninguna pudo entrar,
  56   más al cabo de las ocho    ató el caballo al rosal.
     Conde Alarcos, que le ha visto,    le ha parecido muy mal.
  58   --¿De quién es ese caballo    que está atado a mi rosal?
     --Tus rosales y palacios    yo les solía pasear,
  60   cus rosales y palacios    míos los puedo llamar. --
     Con la prisa que llevaban    se sientan a merendar.
  62   Dio tres vueltitas al plato    como las solía dar.
     --Este es el mi amor, señores,    y no el que me quieren dar.--
  64   Ha levantado la mano,    bofetón la quiso dar.
     --Deténgase el caballero,    no la quiera castigar,
  66   siete años viví con ella    y jamás hice otra tal.
     Estos paños, gran villano,    estos bien pagados van,
  68   me vendiste el toro blanco    la mañana de San Juan,
     por él te dieron cien doblos    para los paños comprar.
  70   --¡Válgame el señor San Pedro!    ¡Válgame el señor San Juan!
     que yo sin mujer estaba    y sin ella volví a quedar. --

Notas del editor: Amablemente cedida por Tomás Macho Gómez, hijo de la recitadora. Un texto de la misma informante fue publicado por Diego Catalán y Gomarín Guirado en Romancerillo cántabro (ed. Ayto. Sta. Ma. de Cayón, 1997), pp. 32-36.

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0190:2 Conde Dirlos (á-e)            (ficha no.: 1683)

Versión de Penouta (ay. Viana do Bolo, ant. Viana, p.j. Pobra de Trives, ant. Viana do Bolo, Ourense, España).   Recitada por Benita Pérez. Recogida por Alfonso Hervella Courel, (Archivo: AMP). Publicada en RTLH 3 (1969), pp. 164-165, nº. IV.14. Reeditada en RT-Galicia 1998, pp. 204-205.  058 hemist.  Música registrada.

     Hoxe se empezan as guerras    entre Franza e Portugale;
  2   conde Niños iba nelas    por capitán generale.
     --S`a los seis años no vuelvo    y a los ocho agardarás,
  4   s`a los ocho años no vuelvo    i ós nove te casarás.
     --Cartas me viñeron, cartas,    cartas de grande pesare,
  6   qu` a miña esposa s` ha muerto    o me la quieren casare.--
     Pidinlle licencia ó rei,    nunca ma quixera dare;
  8   votein os brazos á iauga    e comencei de nadare.
     i ó dar vista a aquela serra
  10   vira estar un pastorcito,    rico ganado gardaba.
     --Dímelo tú, pastorcito,    no me niegues la palabra:
  12   ¿de quién es este ganado    de tan lejos relumbraba?
     --El era de conde Niño,    que Dios l`haya perdonado,
  14   i agora es de conde Duque,    Dios non llo deixe gozare,
     qu` as soldadas de set` anos    non mas quería pagare.
  16   --Gárdalas tú, pastorcito,    com` as d`hoy tod` has gardare,
     qu` as soldadas de set` anos    eu chas había de pagare.
  18   --Aprisa, aprisa, conde Niño,    si ha de chegar ó xantare,
     qu` hoxe lle empezan as bodas,    mañá se ll`han d`acabare.--
  20   Pronto que llegó a la puerta,    encomenzó de falare:
     --Dios bendiga los señores    y la mesa principale.
  22   --¿Dónde eres, este señor,    de tan pulidito hablare?
     --Eu son un primo da novia,    co ela teño de falare;
  24   de cen dobles que eiquí traigo    heille de dar a mitade.--
     Tantos son besos y abrazos,    non se poden apartare.
  26   La justicia, visto aquelo,    determina d`o matare.
     --Disimulen los señores    y alcaldes de este lugare,
  28   que los amores primeros    non se pueden olvidare.

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0190:18 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6119)

Versión de Lagoa s. l. (c. Lagoa, dist. Faro, Algarve, Portugal).   Documentada en o antes de 1882. Publicada en Reis Dâmaso 1882, 173 y Athaide Oliveira 1905, (Athaide Oliveira [1987?]) 266-267; RGP I 1906, (reed. facs. 1982) 71-72. Reeditada en Redol 1964, 158; RTLH 3 (1969), 179-180; Anastácio 1985, 162 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 212, pp. 380-381. © Fundação Calouste Gulbenkian.  040 hemist.  Música no registrada.

     Amanhã parte Dom Marcos    para a guerra brigar.
  2   --Quando virás tu, meu conde,    quando tornarás a voltar?
     --Se aos seis anos não vier,    aos sete o mais tardar,
  4   e vindo para os nove    já te poderás casar.--
     Ainda os seis não eram vindos    já a condessa era casada.
  6   O Dom Marcos que partia    da sua guerra passada,
     encontrou umas vaquinhas    forradas d` outro sinal.
  8   --De quem são essas vaquinhas,    moiral, forradas d` outro sinal?
     --Até agora eram de Dom Marcos,    Deus lhe queira perdoar;
  10   agora são de Dom Fernando,    tirem-me deste lugar.
     --Dá-me os teus fatos, moiral,    queiras tu os meus vestir,
  12   quero ir aquela porta,    uma esmola pedir.--
     --Uma esmola, senhora,    para ajuda de passar.--
  14   Estando ele nestas falas,    a condessa ao portal,
     deu-lhe uma, deu-lhe duas,    às três caiu no chão.
  16   Aos gritos da condessa    acudiu o Dom Fernando.
     --Que é isso que tens, condessa,    que é isso que tens, minh` alma?
  18   --São os olhos de Dom Marcos,    vê-los, vê-los aqui estão.
     --Não me chames Dom Marcos    nem Dom Marcos me chamarão,
  20   que tiveste a desventura    d` esquecer o meu coração.--

Variantes: -4 em Oliv. Bra.; as nove Oliv.; -7 y 8 ferradas de o. Oliv., Bra.; -8 estas Oliv., Bra.; omiten moiral Oliv., Bra.; -10 do Oliv., Bra.; -14 estava Bra.; no Oliv., Bra.; -15 cahia Oliv.; -16 Oliv. por errata añade un verso: Que é isso que tens, condessa / acudiu o Dom Fernando; -17 isto Bra.; -18 vêl-os? Oliv., Bra.; -19 ch. já Oliv., Bra.; -20 de e. meu Oliv., Bra. (Aclara RTLH que Th. Braga le pasó copia de la versión a Oliveira).

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0190:8 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6109)

Versión de Rebordainhos (c. Bragança, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Recogida por José Leite de Vasconcellos, hacia 1874 publicada en Leite de Vasconcellos 1881, 75-81; Leite de Vasconcellos 1938, 994-998; Leite de Vasconcellos 1958-1960, 120-122. Reeditada en RTLH 3 (1969), 172-173 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 202, pp. 366-368. © Fundação Calouste Gulbenkian.  128 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde Flores,    co` os mouros a batalhar;
  2   disse a sua esposa    chamadinha Guiomar:
     --Se eu não vier em sete anos,    cum Deus te podes casar.--
  4   Andando el` no terreiro    co`os mouros a batalhar,
     alembrou-lhe a sua esposa    chamadinha Guiomar.
  6   Chegou muito adiante,    lá p`ra a beira do lugar,
     encontrou uma carneirada,    lá numa serra a pastar.
  8   --Deus te guarde, bom pastor,    Deus te queira guardar!
     De quem é a carneirada    que tu andas a guardar?
  10   --Era do conde Flores,    Deus lhe queira perdoar;
     `ora, é de Dom Francisco,    Deus lha queira guardar.
  12   Sete anos ando com ela,    e ainda me não vieram pagar.
     --Guarda-a tu, ó bom pastor,    que eu te virei pagar.--
  14   Chegara mais adiante,    mais à beira do lugar;
     encontrou uma vacada,    lá numa serra a pastar.
  16   --Deus te guarde, ó bom vaqueiro,    Deus te queira guardar!
     De quem é essa vacada,    que tu andas a guardar?
  18   --Era do conde Flores,    Deus lhe queira perdoar;
     `ora é de Dom Francisco,    Deus lha deixe bem gozar.
  20   Há sete anos que ando co` ela,    `inda me não vieram pagar.--
     Chegara mais adiante,    mais à beira do lugar;
  22   viu um cavalo branco    num lameiro a pastar.
     [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]    [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]
     --Deus a guarde, ó minha mãe!    [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]
  24   --Se vós foreis o meu filho,    uma senha m` heis de dar.
     --Darei minha mãe, que    `inda a tenho p`ra lha dar:
  26   onde está a minha carneirada,    que a deixei aqui ficar?
     --Essa carneirada, senhor,    anda na serra a pastar.
  28   Se vós foreis o meu filho,    outra senha me heis-de dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    que `inda tenho p`ra lha dar:
  30   onde está a minha vacada    que eu aqui deixei ficar?
     --Essa vacada, senhor,    anda na serra a pastar.
  32   Se vós foreis o meu filho,    outra senha me heis-de dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    que `inda a tenho p`ra lha dar:
  34   onde está o cavalo branco,    que cá deixei a engordar?
     --Esse cavalo, senhor,    anda no vale a pastar.
  36   Se vós foreis o meu filho,    outra senha me heis dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    que `inda tenho p`ra lha dar:
  38   onde está a minha espada d` ouro,    com que eu ia a espadear?
     --Essa espada, meu senhor,    bem guardada há-de estar.
  40   Se vós foreis o meu filho,    outra senha me heis-de dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    que `inda tenho p`ra lha dar.
  42   Onde está a minha bola d` ouro    com que ia a bolear?
     --[. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]    Guardadinha há-de estar.
  44   Se vós foreis o meu filho,    outra senha me heis-de dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    que `inda tenho p`ra lha dar:
  46   onde estão os meus paus de ouro,    com que eu andava a jogar?
     --Esses paus, ó meu senhor,    guardados hande estar.
  48   Se vós foreis o meu filho,    outra senha me haveis de dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    que `inda tenho p`ra lha dar.
  50   Onde está a minha esposa,    chamadinha Guiomar?
     --Novas te dou, ó meu filho,    novas de grande pesar:
  52   ontem se leram os banhos,    hoje se vão a casar.
     --Deite-me a sua benção    que me quero lá chegar.
  54   --Não vás lá, não, ó meu filho,    que te poderão matar.
     --Eu vou lá, ó minha mãe,    que eu hei-de-lhe saber falar.--
  56   Guarde-os Deus, senhores,    Deus os queira guardar!--
     Levantou-se Dom Francisco    co`a espada para o matar.
  58   --Se isto é pelo jantar,    há dinheiro p`ra o pagar.
     --Alto, alto, Dom Francisco,    não o queiras tu matar!
  60   Entre duques e doutores    um conselho me hão-de dar:
     perdi uma chave velha,    mandei fazer outra nova,
  62   agora apareceu a velha,    qual delas hei-de usar?
     --Usarás a velha    que já tem outro lugar.
  64   --Adeus, adeus, Dom Francisco,    sirva-se de perdoar,
     que eu vou co` o conde Flores    para minha casa morar.--

Nota de RTLH (al confrontar fotocopia del ms. original con las dos versiones publicadas por L. de V: -1 omite se 1958; -3 Com Deus! variante 1958, en 1948 se aclara: "expressão interjectiva" c` um d` eis [`deles`] ms., 1958 y variante 1938. Tratarás de te casar otra variante 1938 y 1958; -4 ele 1958; -6 p`ra b. ms.; adeante ms. (passim); -19 gosar ms; -23 mãi 1938 (passim); -25 omiten el segundo darei todos los textos; -32 heis dar 1938; -38 ia e. ms; -42 omiten eu 1938 y 1958; -47 hao-de ms; -48 haveis 1938; -60-63 " esta alegoria da cave repete-se num conto em prosa, que ouvi, em pequeno, na Beira" (nota de L. de V.), 1938 y 1958. Nota del editor de RºPortTOM 2000: Omitimos as seguintes didascálias: entre -57 e -58 Flores; entre -58 e -59 Ela.

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0190:9 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6110)

Versión de Parada de Infanções (c. Bragança, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Recogida por José Leite de Vasconcellos, publicada en Leite de Vasconcellos 1958-1960, I, 122-123. Reeditada en RTLH 3 (1969), 172 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 203, pp. 368-369. © Fundação Calouste Gulbenkian.  053 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde Flores    co`os mouros a batalhar,
  2   deixou a sua `sposa,    que era Dona Guiomar.
     --Se eu tardar por sete anos,    tratarás de te casar.
  4   --Eu, ao depois desses sete,    `inda outro hei-d` asperar.--
     A cabo dos sete anos    e aos oito ia a chegar,
  6   andando ele passeando,    lá pela beira do mar,
     lembrou-l` a sua `sposa    qu` era a Dona Guiomar.
  8   Chamou pelo seu criado,    como criado leal.
     --Apronta-mo meu cavalo,    cavalo de mais andar,
  10   a jornada de três meses,    im três dias s` há-d` andar.
     Ao chegar àquela serra,    ao antrar ao carrascal,
  12   encontrou uma vacada,    demudada do sinal.
     Chamara pelo vaqueiro,    respondeu-l`o azagal.
  14   --De quem é esta vacada,    demudada do sinal?
     --Era de Dom Conde-Flores,    Deus le queira perdoar!
  16   Agor` é de Dom Francisco,    Deus la não deixe gozar!
     --Ele que te fez, ó vaqueiro,    que le rogas tanto mal?
  18   --As soldadas de sete anos,    que mas não quer pagar.
     --Cala-te lá, ó vaqueiro,    não le rogues tanto mal,
  20   as soldadas de sete anos    eu tas volverei pagar.--
     --Deus a guarde, minha mãe,    Deus a queira bem guardar!
  22   Onde `stá o meu cavalo,    ond` eu ia a passear?
     --Esse cavalo, senhor,    lá no pasto há-d` andar;
  24   se você for o meu filho,    outras senhas m` há-de dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    qu` ind` as tenho p`ra las dar.
  26   Onde `stá a minha `spada,    com qu`eu ia a batalhar?
     --Essa espada . . . . . . . . . . . .--    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Nota de RTLH: -24 Se bòcê fôr `ó meu filho, / outras sanhas m`hade dar; variante de Parada de Infanções citada por Leite de Vasconcellos en RL, II )1890), p. 119, a propósito de "sanhas" `signaes`.

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0190:10 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6111)

Versión de Parada de Infanções (c. Bragança, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Recogida 00/00/1902 Publicada en Leite de Vasconcellos 1958-1960, I, 123-125. Reeditada en RTLH 3 (1969), 170-172 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 204, pp. 369-370. © Fundação Calouste Gulbenkian.  110 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde Flores    c` os mouros a batalhar,
  2   cá deixa a sua esposa,    qu` é a Dona Guiomar.
     --S` eu tardar por lá sete anos,    tratarás em te casar.
  4   --`Sperarei sete e outros    sete e outros tantos a dobrar.--
     `Ò fim daqueis tantos anos    tratara de se casar.
  6   Andando o conde Flores    lá no mar a passear,
     lembrou-la sua esposa    qu` era a Dona Guiomar.
  8   Chamou pelo seu criado    p`ra tratarem de marchar.
     --Aparelha-mo cavalo,    cavalo de mais andar.
  10   Jornadinha de três meses    em três dias s` há-d` andar.--
     Lá no meio do caminho    seu palácio avistou.
  12   Encontrou u~a vacada,    demudada do sinal.
     chamou pelo vaqueiro,    respondeu-le o azagal.
  14   --De quem é esta vacada,    demudada do sinal?
     --Era do conde Flores,    Deus o queira perdoar!
  16   Agora é de Dom Francisco    e de Dona Guiomar,
     qu` onte se leram nos banhos    e hoje se vão a casar.
  18   --Guarda-la tu, ó vaqueiro,    qu` eu te virei a pagar.--
     Meteu `sporas ao cavalo    para mais breve chegar,
  20   foi a ter a sua casa    sem nem um passo errar.
     --Deus a guarde, minha mãe,    Deus a queira guardar!
  22   --Vá-se daí, ó mancebo,    em mim não `steije a mangar,
     se você fosse o meu filho,    muitas senhas m` há-de dar.
  24   --Darei, darei, minha mãe,    que as tenho p`ra las dar.
     Onde está o meu cavalo branco,    donde eu ia a passear?
  26   --Esse cavalo, senhor,    fechadinho há-de `star.
     Se você fosse o meu filho,    outra senha m` há-de dar.
  28   --Onde `stá o meu `spadim d` ouro,    com qu` eu ia a `spadear?
     --Esse `spadim, meu senhor,    fechadinho há-de `star.
  30   Se você fosse o meu filho,    outra senha m` há-de dar.
     --Darei, darei, minha mãe,    que as tenho p`ra las dar.
  32   Onde `stá a minha esposa    que era Dona Guiomar?
     --A tua esposa, meu filho,    não na tornarás a gozar,
  34   qu` onte se leram os banhos    e hoje se vão a casar.
     --Deite-me a sua bênção,    que le quero ir falar.
  36   --Não vás lá, ó meu filho,    que t`hão-de por `í matar!
     --Não matam, não, minha mãe,    que l`hei-de saber falar!--
  38   --Deus os guarde, estes senhores,    e quem `stá p`ra se casar!--
     Levantou-se o Dom Francisco,    com a `spada p`ra o matar.
  40   --Tem-te lá, ó Dom Francisco,    não te queiras já vingar!
     S` isso é pelo jantar,    `inda tenho p`ra o pagar;
  42   s` isso é por prendas d` ouro,    prendas tenho p`ra te dar.--
     Pegou-le então pela mão,    qu` havia dali jantar.
  44   Diz que, ao fim do banquete,    disse a Dona Guiomar:
     --Cada um destes senhores    u~a `stória há-de contar.--
  46   Levantou-se o Dom Francisco,    como homem liberal:
     --Comece então a senhora,    se le dá todo o lugar.
  48   --Eu perdi a minha chave    da minha sala d` andar,
     mandei fazer outra nova    p`ra fechar e desfechar.
  50   Agora `par`ceu-m` a velha,    sem na nova experimentar.
     Digam-m` agora, senhores,    por qual deslas hei-d` usar?--
  52   Respondeu o Dom Francisco,    como homem liberal:
     --Pela velha, minha senhora,    que mais certa há-de estar.
  54   --Pois então, ó Dom Francisco,    serve-te de perdoar,
     qu` eu vou co` o conde Flores,    qu` é meu homem natural.--

Nota del colector: Canta-se a qualquer hora, nas segadas. Ouvi na Beira, em pequeno, um canto em prosa sobre este tema.

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0190:11 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6112)

Versión de Bragança s. l. (c. Bragança, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Recogida por Pe. Francisco Manuel Alves (abade de Baçal), hacia 1902 (fecha deducida) y publicada en Leite de Vasconcellos 1958-1960, I, 125-126. Reeditada en RTLH 3 (1969), 174; Dias Marques 1985, 647 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 205, pp. 370-371. © Fundação Calouste Gulbenkian.  068 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde Flores,    por capitão-general.
  2   --Adeus, adeus, minha mãe,    até eu por cá voltar.
     Eu le deixo a minha espada,    eu le deixo a guardar;
  4   Eu le deixo o meu cavalo    na estrebaria a guardar;
     Eu le deixo a minha `sposa,    eu la deixo a criar.
  6   `Ó cabo de sete anos    eu por cá hei-de voltar.--
     Já se acabaram os sete,    ele de volta `ó lugar.
  8   Ao entrar numa deveza    e `ó sair dum ramalhal
     encontrou uma vacada    mudadinha do sinal.
  10   Procurou `ó boeirinho,    respondeu-le o azagal.
     --De quem é esta vacada,    mudadinha do sinal?
  12   --É do Condaninho    que hoje foi a casar.--
     Encontrou umas senhoras    sentadas `ó solhal:
  14   --Guarde Deus estas senhoras    e a minha mãe mais qu` a todas.
     --Se tu és o meu filho,    alguma senha m` hás-de dar.
  16   --Si as tenho, minha mãe,    si as tenho p`ra las dar.
     Onde está a minha espada d` ouro    que le deixei a guardar?
  18   --O teu `spadim d` ouro, meu filho,    no guarda-roupa há-de `star.
     Se tu és o meu filho,    outra senha m` hás-de dar.
  20   --Si as tenho, minha mãe,    si as tenho p`ra las dar.
     Onde está o meu cavalo    que le deixei a engordar?
  22   --O teu cavalo, meu filho,    na estrebaria há-de `star.
     Se tu és o meu filho,    outra senha m` hás-de dar.
  24   --Si as tenho, minha mãe,    si as tenho p`ra las dar:
     onde `stá a minha esposa    que le deixei a criar?
  26   --A tua esposa, meu filho,    hoje se foi a casar.
     --Dê cá a bênção, minha mãe,    que a quero ir visitar.
  28   --Não vás lá, ó meu filho,    olha que te vão a matar.
     --Não matam, não, minha mãe,    qu` eu hei-de le saber falar.--
  30   --Guarde Deus estes senhores,    bem le preste o seu jantar.
     Levantou-se sua esposa,    com ele se foi abraçar.
  32   Levantou-se o Condaninho    c` uma espada p`r`ó matar.
     --Alto, alto, Condaninho,    não venho pelejar,
  34   que os amores dalgum dia,    são mui malos de deixar.--

Nota del editor de RºPortTOM 2000: Editamos Marques (1985b) por ter corrigido Leite (1958) a partir dos manuscritos do Abade de Baçal; -12a Condaninho Por se tratar de um onomástico não se corrige a variante assinalada por Marques.
Lecturas de RTLH: -10a ó boieirinho; -11b de s.; -13b s. ò solhal; -16b, -20b, -24b p`ra l`as dar;

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0190:12 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6113)

Versión de Maçores (c. Torre de Moncorvo, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Recogida 00/00/1900 Publicada en Tavares 1906, 311-312; RGP III 1909, (reed. facs. 1985) 353-354. Reeditada en Chaves 1940b, 36-38; Chaves 1943b, 108-110; Chaves 1948 369-371; RTLH 3 (1969), 176-177 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 206, pp. 372-373. © Fundação Calouste Gulbenkian.  068 hemist.  Música no registrada.

     --Que cavalheiro é este    que à minha porta rondeia?
  2   --Sou das partes do mar,    venho das partes da Beira!
     Que é d` elas as minhas guitarras    com que eu sabia tocar?
  4   --Essas guitarras, cavalheiro,    por esses quartos hão-de estar.
     --Se tu foras lo meu filho    outros sinais me havias dar.
  6   --Dera, dera, madre minha,    que tenho para vos dar:
     qu`é dele as minhas bengalas    com que eu saía a passear?
  8   --Essas bengalas, cavalheiro,    por esses cantos hão-de estar.
     --Qu`é dele as minhas bolas d` ouro    com que eu sabia jogar?
  10   --Essas bolas, cavalheiro,    por essas caixas hão de estar.
     Se tu foras lo meu filho,    outros sinais me havias dar.
  12   --Dera, dera, madre minha,    que tenho para vos dar:
     qu`é dele os meus cavalos russos,    que eu deixei a engordar?
  14   --Esses cavalos, cavalheiro,    por essas cortes hão estar!
     Se tu foras o meu filho,    outros sinais me havias dar.
  16   --Dera, dera, madre minha,    que tenho para vos dar:
     qu`é dele a minha esposa,    minha esposa Guiomar?
  18   --Tua esposa, meu filho,    fracas novas te vou dar,
     que hoje se correm os banhos    amanhã se vão casar!
  20   --Bote-me a sua benção,    que me quero lá chegar.
     --Não chegarás não, meu filho,    que te hão-de lá querer matar.
  22   --Não me matarão, minha mãe,    que eu hei-de lhe saber falar.--
     --De quem é esta bezerrada    que o número traz misturada?
  24   --Até `qui de Dom Fernando,    agora do cardeal.
     --Aguardai-a bem, ó meninos,    que eu hei-de vos saber pagar!--
  26   --Guarde-a Deus, senhores,    e mai-lo seu jantar!
     --Guarde-o Deus, ó senhor,    já que o senhor nos quer guardar!
  28   --Diga-me, ó minha esposa,    minha esposa Guiomar,
     se queres os amores velhos,    ou se queres a do cardeal?
  30   --Eu quero os amores velhos,    não quero os do cardeal!
     Tate! tate! cavalheiro,    não hajas de o matar!
  32   que eu quero os amores velhos    e não quero os do cardeal!
     Se é por causa das prendas,    `inda as tenho para tas dar;
  34   e se é pelo jantar,    meu pai to manda pagar.--

Variantes de RTLH: -24b a. do Cardeal. -29b, 30b y 32b do Cardeal.
Notas de RTLH: -10 em la primera ed. não por hão; -13 el primer editor transcribe russos.
Variantes de Th. Braga: -1 cavalleiro (passim), rondêa; -2
terra da B.; -7 que é; -9 de ouro; -11 h. de dar; -13 d` elles ... ruços; -14 esses; -15 h. de dar; -17 d` ella; -18 fraca nova; -19 a` manhã; -23 misturado; -24 até aqui ... / agora do Duque real; -25 Aguardae bem; -26 Guarde os Deus, meus s. e. mailo-; -29 q. do Duque real; -30 y -32 do Duque real.

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0190:13 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6114)

Versión de Felgar (c. Torre de Moncorvo, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Documentada en o antes de 1906. Publicada en Tavares 1906, 317-318. Reeditada en RGP III 1909 (reed. facs. 1985) 354-356; Chaves 1940b, 30-33; Chaves 1943b, 108; Chaves 1948, 364-367; RTLH 3 (1969), 174-176 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 207, p. 373-374. © Fundação Calouste Gulbenkian.  090 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde de Flores    por capitão general;
  2   sua mulher deixa mui nova,    do que leva grã pesar.
     --Se eu por lá tardar sete anos,    tratarás de te casar.--
  4   Tardara sete e outros sete,    e ela sempre a guardar.
     Ao cabo dos catorze anos,    tratou de se casar.
  6   Também o conde de Flores    tratara de se marchar.
     Lá no meio do caminho    encontrara uma vacada.
  8   Chamou pelo pastor,    falara-lhe o zagal.
     --De quem é essa vacada,    que na testa traz o sinal?
  10   --Era do conde de Flores,    Deus lho há-de perdoar;
     agora é de Dom Francisco,    Deus la não deixe gozar!
  12   --Que mal fez esse homem,    que lhe rogas tanto mal?!
     --A soldada de sete anos    ainda não ma veio pagar!
  14   --Guarda a vacada, pastor,    guarda a vacada, zagal;
     as soldadas desses anos    eu tas mandarei pagar.--
  16   Às portas de sua mãe    lá se foi a passear.
     --Donde é esse senhor    de tão grave passear?
  18   --Seu filho sou, minha mãe,    vossemecê não mo há-de negar!
     --Vossemecê para ser um filho    outra sanha me há-de dar.
  20   --Sim las darei, minha mãe,    sim, tenho para las dar:
     onde está a minha espada    com que eu ia a batalhar?
  22   --A sua espada, senhor,    lá para dentro há-de estar;
     vossemecê para ser meu filho    outra senha me há-de dar.
  24   --Sim las darei, minha mãe,    sim, tenho para las dar:
     onde estão as minhas bolas    com que eu ia jogar?
  26   --As suas bolas, senhor,    lá dentro hão-de estar;
     vossemecê para ser meu filho,    outras senhas me há-de dar.
  28   --Sim las darei, minha mãe,    sim, tenho para las dar:
     onde está o meu cavalo    com que me eu ia banhar?
  30   --O seu cavalo, senhor,    na estrebaria há-de estar;
     vossemecê para ser seu filho    outras sanhas me há-de dar.
  32   --Sim las darei, minha mãe,    sim, tenho para las dar:
     onde está minha mulher    que aqui lhe havia de deixar?
  34   --A tua mulher, meu filho,    tratara de se casar;
     hoje se fazem as bodas    amanhã se vão casar.
  36   --Deixa lá, ó minha mãe,    que eu a vou a resgatar.
     --Não vás, não, meu filho,    que eles te hão-de matar!
  38   --Não matam, não, minha mãe,    que eu hei-de saber-lhes falar;
     sete anos andei por terra,    sete anos andei por mar.
  40   Olhe lá, ó minha mãe,    se lhes saberei falar!--
     --Guarde Deus estes senhores,    que lhe aproveite o jantar!
  42   Com essa senhora do meio    com ela quero falar.
     Alevantou-se Dom Francisco    com tenção de o matar.
  44   --Alto, alto, Dom Francisco,    alto, não faças tal;
     olha que os amores primeiros    são custosos de deixar!--

Nota del editor de RºPortTOM 2000: Chaves 1943b edita parcialmente esta versão. -19 sanha (sic, el cantor); -31a seu (sic, el cantor); -31b sanhas (sic); -38b, -40b, -42b falar transcrito en RTLH como fallar.
Variantes de la ed. de Th. Braga: -2b gran; -13b veiu; -18a Sou f. seu; -19b senha; -22b lá por d.; -25b ia a; -31b meu f. o senhas.

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0190:14 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6115)

Versión de São Joanico (c. Vimioso, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Documentada en o antes de 1930. Publicada en Lopes 1930, 3. Reeditada en RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 208, pp. 374-375. © Fundação Calouste Gulbenkian.  082 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde Flores,    à guerra! Vai guerrear!
  2   Sete anos andou na guerra    sem a casa lhe lembrar!
     Ao cabo dos sete anos    impeçara-lhe a lembrar.
  4   --Digo-te adeus, meu alferes!    meu capitão general!
     Deixei a mulher mui nova    e há-de se querer casar.--
  6   Lá no meio do caminho    encontrou um bezerral,
     chamara pelo pastor    e respondeu-le o zagal.
  8   --De quem são estes vitelos    que têm pão bom sinal?
     --São do senhor conde Flores    que à guerra foi guerrear,
  10   e agora de Dom Francisco    se Deus os deixar lograr,
     que hoje se fazem as bodas    e amanhã se vai casar.
  12   --Aperta-me essas esporas,    o passo quero alargar,
     jornadinha de três dias    em uma hora se há-de andar,
  14   e às portas do meu palácio    brevemente hei-de chegar.--
     Apeou-se o cavaleiro    e pôs-se a passear.
  16   --Quem és tu, ó cavaleiro,    que tão bem sabes passear?
     --Sou, senhora, o conde Flores,    que à guerra foi guerrear!
  18   --Se tu eras o meu filho    uma senha me hás-de dar.
     --Eu la darei, minha mãe    que `inda a tenho, p`ra la dar.
  20   Dou-te as três bolinhas d` ouro    com que eu andava a jogar,
     e a minha espada d` ouro    com que fui a batalhar.
  22   --Se tu eras o meu filho    outra senha me hás-de dar.
     --Dou-te a da minha esposa    que lhe chamam Guiomar.
  24   --A tua esposa, meu filho,    no palácio deve estar,
     que hoje se fazem as bodas    e amanhã se vai casar.
  26   --Minha mãe, dê-me licença    com ela quero falar.
     --Não vás lá tu, ó meu filho,    olha que te hão-de matar!
  28   --Não me matam, minha mãe,    que hei-de saber-le falar.--
     --Guarde Deus estes senhores!    Que lhe aproveite o jantar!
  30   Peço licença à senhora    para duas falas lhe dar.
     --Quem sois vós, ó cavaleiro,    que tão bem sabeis falar?
  32   --Sou, senhora, o conde Flores    que à guerra fui guerrear.
     --Se tu és o meu marido    uma senha me hás-de dar.
  34   --Eu ta darei, Guiomar    que `inda a tenho p`ra ta dar,
     --O anel de sete pedras    que eu contigo reparti:
  36   mostra-me a tua metade    pois a minha ei-la aqui!
     --Ó esposo da minha alma,    um abraço te vou dar!--
  38   Levantou-se Dom Francisco    com tenção de o matar.
     --Alto, alto, Dom Francisco!,    alto lá, não faça tal!
  40   Alto, alto, Dom Francisco!,    não o deveis estranhar!
     Que os primeiros amorzinhos    são custosos de deixar!--

Nota: pão (sic).

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0190:15 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6116)

Versión de Vinhais s. l. (c. Vinhais, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Recogida por Pe. José Firmino da Silva, 00/00/1904 publicada en Leite de Vasconcellos 1958-1960, I, 119-120. Reeditada en RTLH 3 (1969), 170; Alvar 1971c, 245-246 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 209, pp. 376-377. © Fundação Calouste Gulbenkian.  106 hemist.  Música no registrada.

     Lá vai o conde das Flores    co` os mouros a batalhar.
  2   --Se eu tardar sete anos,    mulher, torna-te a casar.
     --Sete e sete são catorze,    dou a Deus tanto esperar.--
  4   Ao cabo de sete anos    tornava-se ela a casar.
     Ao cabo de sete anos    o conde por lá tornara.
  6   Passara por uma serra,    vira uma carneirada.
     --Deus te guarde, pastorinho,    que Deus te queira guardar,
  8   de quem é a carneirada    que mudado tem o sinal?
     --Era do conde Flores,    Deus lha deixe vir gozar,
  10   agora é de Dom Francisco,    Deus lha não deixe lograr.
     --Que tens tu para esse homem,    que lhe rogas tanto mal?
  12   --Há sete anos que lha guardo,    `inda me não veio pagar.
     --Guarda-a tu, meu pastorinho,    como a deves de guardar,
  14   que amanhã por todo o dia    há-de se te vir pagar.--
     Passara por outra serra,    encontrou uma vacada.
  16   --Deus te guarde, bom vaqueiro,    que Deus te queira guardar,
     de quem é essa vacada    que mudado tem o sinal?
  18   --Era do conde das Flores,    Deus lha deixe vir gozar,
     agora é de Dom Francisco,    Deus lha não deixe lograr.
  20   --O que te fez esse homem    que lhe rogas tanto mal?
     --Há sete anos que lha guardo,    `inda me não veio pagar.
  22   --Guarda-a tu, meu bom vaqueiro,    como a deves de guardar,
     que amanhã por todo o dia    há-de se te vir pagar.--
  24   À entrada duma vila    e à sombra dum roseiral,
     vira duas lavadeiras,    num ribeiro a lavar.
  26   --Deus as guarde, ó senhoras,    que Deus as queira guardar.
     --Donde é o cavaleiro,    que tão bem sabe falar?
  28   --Aquela é minha mãe,    a outra m` é prima carnal.
     --Para tu seres meu filho,    uma sina me hás-de dar.
  30   --Eu lha darei, minha mãe,    que a tenho p`ra lha dar:
     que é do meu cavalo branco    que eu cá deixei ficar?
  32   --O teu cavalo, meu filho,    na estrebaria há-de estar.
     Para tu seres meu filho,    outra sina me hás-de dar.
  34   --Eu lha darei, minha mãe,    que a tenho p`ra lha dar:
     que é das minhas borlas d` ouro    que eu cá deixei ficar?
  36   --As tuas borlas d` ouro, filho,    na tua mala hão d` estar.
     Para tu seres meu filho,    outra sina me hás-de dar.
  38   --Eu lha darei, minha mãe,    que a tenho p`ra lha dar:
     que é da minha esposa linda    que eu cá deixei ficar?
  40   --A tua esposa, meu filho,    ela está para se casar,
     amanhã se faz a boda    e hoje fazem o jantar.
  42   --Diga com quem, minha mãe,    que lhe quero ir falar.
     --Não vás tu lá, ó meu filho,    que te poderão matar.
  44   --Não matam, não, minha mãe,    que eu hei-de saber falar.--
     --Licença venho pedir    para me deixarem entrar,
  46   que ma dêem, que ma não dêem,    pela porta hei-de entrar.--
     Dom Francisco, que o viu,    tratou de se levantar,
  48   c` um punhal d` ouro na mão    para o querer matar.
     --Repouse lá, senhor,    torne para o seu lugar,
  50   é o conde meu marido,    com ele quero ficar,
     que os amorzinhos velhos    são muito maus d` olvidar.--
  52   Dom Francisco vai-se embora    para as outras bandas do mar,
     dois matrimónios na vida    não podem, é certo, andar.

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0190:16 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6117)

Versión de Vinhais s. l. (c. Vinhais, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Documentada en o antes de 1928. Publicada en Martins 1928, (Martins 1987) 203-206. Reeditada en Redol 1964, 156-158; RTLH 3 (1969), 168-169 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 210, pp. 377-379. © Fundação Calouste Gulbenkian.  112 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde Torres    c` os mouros a batalhar,
  2   a mulher fica mui nova    não cessava de chorar.
     O conde que a ouvia,    sempre lh` ia procurar.
  4   --Que tendes, ó minha esposa,    não te posso afagar?
     Eu decerto vou p`rà guerra    c` os mouros a batalhar,
  6   se eu por aqui tardar sete anos,    mulher, torna-te a casar.
     --Meu marido, esperarei    até tu poderes voltar.--
  8   Sete e sete são catorze    e a mulher a aguardar.
     `Ó cabo de catorze anos    terminou de se casar.
  10   Ora nesse mesmo dia,    conde Torres a voltar.
     No alto daquela serra    quando ele vinha a regressar,
  12   encontrou um serraninho    uma vacada a guardar;
     chamou pelo pastor dela,    respondeu-le o azagal.
  14   --De quem é esta vacada,    que de golpe tem sinal?
     --Era de Dom Conde Torres,    Deus mo lo deixe voltar,
  16   agora vai p`ra Dom Francisco    Deus la não deixe lograr.
     --Que te fez, ó pastorinho,    que le rogas tanto mal?
  18   --O jornal que me prometeu    ainda mo não quis pagar.
     --Guarda-a tu, pastorinho,    qu` eu ta virei a pagar.--
  20   Pensando na sua vida    pela serra foi andar,
     e logo ao fundo da serra    pôs-se a descansar;
  22   vira `star três lavadeiras    num rigueiro a lavar,
     duas lavavam toalhas    e outra toucas de gomar.
  24   --Deus las guarde, senhoras,    Deus las queira guardar.
     --Donde era o cavaleiro    tão cortês no seu falar?
  26   --Sou filho dessa mais velha,    das outras primo carnal.
     --Oh, se tu eras meu filho,    uma sina m` hás-de dar?
  28   --Sim lha darei, minha mãe,    que tenho p`ra lha dar.
     A minha bolinha d` ouro    com que aprendi a jogar?
  30   --A tua bola, meu filho,    guardada te há-de `star.
     --O meu cavalinho branco    donde eu ia a passear?
  32   --O teu cavalo, meu filho,    na `strebaria há-de `star.
     --A minha `spada d` ouro    com q` eu ia a guerrear,
  34   contra os inimigos mouros    que nunca os pude alcançar?
     --A tua espada, meu filho,    guardada te há-de estar.
  36   --E a minha esposa querida    que não cessava de chorar?
     Há catorze anos ausente,    donde ela possa estar?
  38   Não vejo relações dela    todo esse é o meu pesar.
     --Ah! a tua esposa, filho,    hoje se vai a casar.
  40   --Dê-me licença, minha mãe,    para a pinha le levar.
     --Não vades lá, ó meu filho,    que vos poderão matar.
  42   --Não matam, não, minha mãe,    que eu saberei falar.--
     Apressou-se mais um pouco    p`ra mais depressa chegar;
  44   quando ele lá chegou    estavam a meio do jantar;
     pediu licença à corte    p`ra lá poder entrar.
  46   --Deus los guarde, senhores,    que les preste o seu jantar,
     essa senhora do meio,    eu tenho que lhe falar.--
  48   A senhora o conheceu,    começou a desmaiar.
     Levantou-se Dom Francisco    c` uma espada p`ró matar.
  50   --Tente, tente, Dom Francisco,    tente lá, não faças tal,
     a senhora me pertence    e eu tenho que a lograr,
  52   pois já há catorze anos    que por mim está a aguardar!
     Fechadura de duas chaves    com qual delas vai fechar?
  54   --Deve ser co` a primeira,    tem no primeiro lugar.
     --Não tenho pena nenhuma    pelas jóias que l` hei dado,
  56   a maior pena que tenho    é não na ter abraçado.--

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0190:17 Conde Dirlos (á)            (ficha no.: 6118)

Versión de Vinhais s. l. (c. Vinhais, dist. Bragança, Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal).   Documentada en o antes de 1906. Publicada en Tavares 1906, 302-303. Reeditada en RGP III 1909, (reed. facs. 1985) 351-353; Chaves 1940b, 34-36; Chaves 1943b, 106-107; Chaves 1948, 367-369; RTLH 3(1969), 169 y RºPortTOM 2000, vol. 1, nº 211, pp. 379-380. © Fundação Calouste Gulbenkian.  064 hemist.  Música no registrada.

     Lá se vai o conde de Flores,    c` os mouros vai batalhar;
  2   a condessa era mui nova,    não cessava de chorar.
     --Se eu tardar por aqui sete anos,    tornarás-te a casar.--
  4   Sete e sete são catorze,    lembra-lhe de se casar.
     Também lhe lembrou `ó conde    para a sua terra voltar;
  6   chegou `ó meio da serra    encontra uma vacada.
     Chamou pelo pastor dela,    respondeu-lhe o azagal:
  8   --De quem é esta vacada    que de golpe tem o sinal?
     --Ela era do conde de Torres,    Deus me lo deixe voltar!
  10   Agora é do conde de Flores,    Deus ma não deixe gozar!
     --Que te fez el conde    que lhe rogas tanto mal?
  12   --Soldadinha de sete anos    não me la quer pagar.
     --Guarda tu, ó pastorzinho,    que eu ta hei-de pagar.--
  14   À entrada de uma vila,    à saída de um logar,
     vira estar três lavadeiras    num ribeiro a lavar.
  16   --Deus as guarde, senhoras,    Deus las queira guardar!
     --Donde é o cavaleiro,    p`ra tão cortês nos falar?!
  18   --Eu sou filho da do meio    e das outras primo carnal.
     --Se tu eras o meu filho,    uma signa me hás-de dar!
  20   --Que é das minhas bolas de ouro    com que aprendi a jogar?
     --As tuas bolas, meu filho,    guardadas te hão-de estar.
  22   --Que é lo meu lindo cavalo    onde eu ia a passear?
     --O teu cavalo, meu filho,    na estrebaria há-de estar!
  24   --Que é la minha esposa linda    que se chama Guiomar?
     --A tua esposa, meu filho,    hoje se vai a casar!
  26   --Adeus, adeus, minha mãe,    que eu a vou resgatar!
     --Não vás lá, ó meu filho,    que te poderão matar!
  28   --Matar a mim não me matam,    que lhe hei-de saber falar!--
     Chegou à porta da igreja,    estava para se casar.
  30   --Onde está a minha esposa    que se chama Guiomar?
     Aqui vem no seu marido,    e vem para a luvar,
  32   pois tem a pose antiga    e ninguém ma pode tirar.--

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