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De Zamora sale el Dolfos corriendo y apresurado, |
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huyendo va de los hijos del buen viejo Arias Gonzalo |
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y en la tienda del buen rey, en ella se había amparado. |
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--Manténgate Dios, señor. --Villido, seas bien llegado. |
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--Señor, tu vasallo soy, tu vasallo y de tu bando, |
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y por yo aconsejarle a aquel viejo Arias Gonzalo, |
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que te entregase a Zamora, pues que te había quedado, |
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hame querido matar, y de él me soy escapado. |
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A vos me vengo, señor, por ser en vuestro mandado, |
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con deseo de serviros, como cualquier fijo dalgo, |
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y os entregaré a Zamora, aunque pese a Arias Gonzalo, |
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que por un falso postigo en ella seréis entrado.-- |
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El buen Arias de leal al rey había avisado, |
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desde encima del adarve estas palabras ha hablado: |
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--A ti lo digo, el buen rey, y a todos tus castellanos, |
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que allá ha salido Vellido, Vellido un traidor malvado, |
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que si traición te ficiere a nos non sea imputado.-- |
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Oídolo había Vellido que al rey tien por la mano: |
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--Non lo creades, señor, lo que contra mí ha fablado, |
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que don Arias lo publica porque el lugar no sea entrado, |
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porque él sabe bien que sé por donde será tomado.-- |
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Allí fablara el buen rey de Vellido confiado: |
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--Yo lo creo bien, Vellido el Dolfos, mi buen criado; |
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por tanto, vámonos luego a ver el postigo falso. |
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--Vámonos luego, señor, id solo, no acompañado.-- |
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Apartados del real, el buen rey se había apartado |
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con voluntad de facer lo que a nadie es excusado: |
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el venablo que llevaba a Vellido se lo ha dado, |
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el cual desque así lo vido de espaldas y descuidado |
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levantóse en los estribos, con fuerza se lo ha tirado; |
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diérale por las espaldas, y a los pechos ha pasado. |
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Allí cayó luego el rey muy mortalmente llagado. |
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¡Viole caer don Rodrigo, que de Vivar es llamado, |
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y como le vio ferido, cabalgara en su caballo; |
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con la priesa que tenía espuelas no se ha calzado. |
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Huyendo iba el traidor, tras él iba el castellano, |
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si apriesa había salido, a mayor se había entrado; |
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Rodrigo ya lo alcanzaba, mas viendo a Dolfos en salvo |
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mil maldiciones se echaba el nieto de Laín Calvo: |
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--Maldito sea el caballero que como yo ha cabalgado, |
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que si yo espuelas trujera, no se me fuera el malvado.-- |
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Todos van a ver al rey, que mortal estaba echado. |
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Todos le dicen lisonjas, nadie verdad ha fablado, |
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sino fue el conde de Cabra, un buen caballero anciano: |
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--Sois mi rey y mi señor y yo soy vueso vasallo; |
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comple que miréis por vos, que es verdad lo que vos fablo, |
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que del ánima curedes, del cuerpo non fagáis caso; |
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a Dios vos encomendad, pues fue este día aciago. |
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--Buena ventura hayáis, conde, que así me heis aconsejado.-- |
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En diciendo estas palabras, el alma a Dios había dado. |
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De esta suerte murió el rey por haberse confiado. |