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Después que Vellido Dolfos, aquel traidor afamado, |
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derribó con cruda muerte al valiente rey don Sancho, |
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se allegan en una tienda los mayores de su campo: |
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júntanse todo el real como estaba alborotado |
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de ver el venablo agudo que a su rey ha traspasado. |
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No se lo quieren sacar hasta que haya confesado; |
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y ese conde don García que de Cabra era llamado, |
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viendo de tal modo al rey de esta manera le ha hablado: |
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--¡Oh rey, en quien yo tenía la esperanza de mi estado! |
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véote tan mal herido que remedio no he hallado |
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sino solo encomendarte a lo que eres obligado. |
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Toma cuenta a tu conciencia, y mira en lo que has errado |
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contra aquel alto Señor que te puso en tal estado. |
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Al cuerpo no busques cura, porque su tiempo es pasado; |
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ya son tus días cumplidos, ya tu plazo es allegado; |
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paga lo que te obligaste cuando fuiste bautizado. |
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La muerte sierva y señora, no te da largo plazo, |
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no consiente apelación sino que pagues de grado: |
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cumple curar de tu alma, del cuerpo no hayas cuidado. |
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Respondió en aquesto el rey, todo en lágrimas bañado; |
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temblando tiene la lengua y el gesto tiene mudado: |
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--Bien andante seáis, conde, y en armas aventurado, |
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en todo habláis muy bien, buen consejo me habéis dado; |
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yo bien sé cuál es la causa que en tal punto soy llegado |
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por pecados cometidos al inmenso Dios sagrado, |
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y también fue por la jura que a mi padre hube quebrado |
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en cercar esta ciudad, que a mí hermana hubo dejado. |
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A Dios encomiendo el alma pues que estoy en tal estado |
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traedme los sacramentos porque estó a muerte llegado.-- |
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Y ansí se le salió el alma, y el cuerpo se le ha enfriado. |
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En aquesto sus vasallos a Zamora han enviado |
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32aquese don Diego Ordóñez, un caballero estimado, |
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a decir a los vecinos como a su rey ha matado |
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el falso Vellido Dolfos, vasallo del rey don Sancho, |
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por tanto que desafía al traidor de Arias Gonzalo, |
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y a todos los zamoranos, pues en ella se han hallado, |
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y a los panes, y a las aguas, y a lo que no está criado, |
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y aun a todos los nacidos que en Zamora son hallados, |
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y a los grandes y pequeños aunque no sean engendrados. |
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Arias Gonzalo responde diciendo que ha mal hablado: |
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mandan asinar varones que juzguen en este caso. |
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Doce salen de Zamora, y otros doce van del campo. |
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Arias Gonzalo se armaba, para combatir el pacto: |
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consigo van cuatro hijos que en el mundo Dios le ha dado. |
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A todos los de Zamora de esta, manera ha hablado: |
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--Varones de gran estima, los pequeños y de estado, |
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si hay alguno entre vosotros, que en esto se haya hallado, |
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dígalo muy prestamente; de decillo no haya empacho, |
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mas quiero irme de esta tierra, en Africa desterrado, |
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que no en campo ser vencido por alevoso y malvado.-- |
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Todos dicen prestamente Sin ninguno estar callado: |
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--Mal fuego nos queme, conde, si en tal muerte hemos estado: |
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no hay en Zamora ninguno que tal hubiese mandado. |
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El traidor Vellido Dolfos por sí solo lo ha acordado: |
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bien podéis vos ir seguro; id con Dios, Arias Gonzalo.-- |
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Ya se sale por la puerta, por la que salían al campo, |
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consigo lleva sus hijos todos juntos a su lado. |
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Él quiere ser el primero porque en tal muerte no ha estado; |
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mas doña Urraca la infanta la batalla le ha quitado, |
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llorando de los sus ojos y el cabello destrenzado: |
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--¡Ay!, ruégoos por Dios, el conde, buen conde Arias Gonzalo, |
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que dejéis esta batalla porque sois viejo y cansado: |
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dejaisme desamparada y todo mi haber cercado; |
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ya sabéis lo que mi padre a vos dejó encomendado |
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que no me desamparéis, endemas, en tal estado.-- |
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En oyendo aquesto el conde mostróse muy enojado: |
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--Dejédesme ir, señora, que yo estoy desafiado, |
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tengo de hacer batalla, porque fui traidor llamado.-- |
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Júntanse diez caballeros, todos juntos le han rogado |
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que les deje la batalla, que la tomarán de grado. |
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Desque el conde vido aquesto recibió pesar doblado; |
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llamara sus cuatro hijos, y al uno de ellos ha dado |
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las sus armas y su escudo, el su estoque y su caballo; |
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échale su bendición porque era dél muy amado. |
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Pedrarias había nombre, Pedrarias el castellano. |
76 |
Por la puerta de Zamora se sale fuera y armado; |
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topárase con don Diego su enemigo y su contrario: |
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--Sálveos Dios, don Diego Ordóñez, y él os haga prosperado, |
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en las armas muy dichoso, de traiciones libertado: |
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ya sabéis que soy venido para lo que está aplazado, |
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a libertar a Zamora de lo que le han levantado.-- |
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Don Diego le respondiera con soberbia que ha tomado: |
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--Todos juntos sois traidores, y por tal seréis quedados.-- |
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Vuelven los dos las espaldas por tomar lugar del campo, |
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hiriéronse juntamente en los pechos muy de grado; |
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saltan astas de las lanzas con el golpe que se han dado; |
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no se hacen mal alguno porque van muy bien armados. |
88 |
Don Diego dió en la cabeza a Pedrarias desdichado, |
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cortárale todo el yelmo con un pedazo del casco; |
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desque se vido herido Pedrarias y lastimado, |
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abrazárase a las clines, y al pescuezo del caballo: |
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sacó esfuerzo de flaqueza aunque estaba mal llagado, |
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quiso herir a don Diego, mas acertó en el caballo, |
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que la sangre que corría la vista le había quitado: |
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cayó muerto prestamente Pedrarias el castellano. |
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Don Diego que vido aquesto toma la vara en la mano, |
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dijo a voces a Zamora: --¿Dónde estás, Arias Gonzalo? |
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envía el hijo segundo, que el primero ya es finado; |
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ya se acabaron sus días su juventud fin ha dado.-- |
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Envió el hijo segundo, que Diego Arias es llamado. |
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Tornara a salir don Diego con armas y otro caballo, |
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y diérale fin a aqueste como al primero le ha dado. |
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El conde viendo a sus hijos, que los dos le han ya faltado, |
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quiso enviar al tercero aunque con temor doblado. |
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Llorando de los sus ojos dijo: --Ve, mi hijo amado, |
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haz como buen caballero y lo que eres obligado: |
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pues sustentas la verdad, de Dios serás ayudado; |
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venga las muertes sin culpa, que han pasado tus hermanos.-- |
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Hernan D`Arias, el tercero, al palenque había llegado; |
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mucho mal quiere a don Diego, mucho mal y mucho daño. |
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Alzó la mano con saña un gran golpe le había dado; |
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mal herido le ha en el hombro, en el hombro y en el brazo. |
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Don Diego con el su estoque le hiriera muy de grado, |
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hiriéralo en la cabeza, en el casco le ha tocado. |
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Recudió el hijo tercero con un gran golpe al caballo, |
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que hizo ir a don Diego huyendo por todo el campo. |
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Ansí quedó esta batalla sin quedar averiguado |
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cuáles son los vencedores, los de Zamora o del campo. |
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Quisiera volver don Diego A la batalla de grado |
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mas no quisieron los fieles, ni liciencia no le han dado. |
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Doña Urraca, la infanta, mensajeros ha llamado |
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que vayan con las sus cartas a don Alonso su hermano, |
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el cual estaba en Toledo del rey moro acompañado. |
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Toman postas y caballos los más lijeros y flacos, |
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caminan días y noches con camino apresurado: |
126 |
llegaron presto a Toledo; en un lugar muy poblado, |
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Olías había por nombre, Olías el saqueado, |
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toparon a Peranzures, un caballero afamado, |
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que en libertar a su rey mucho tiempo ha trabajado. |
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Llamara a los mensajeros en un lugar apartado, |
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cortárales las cabezas, las cartas les ha tomado, |
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fuérase para Toledo, sin a nadie haber topado; |
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fuése para don Alonso que dél era muy amado, |
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contóle toda la muerte que fue dada al rey don Sancho, |
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y cómo por él venían para dalle el reinado: |
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que lo tuviese secreto, porque al rey parte no ha dado. |
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Respondió que sí haría que no tuviese cuidado. |
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Fuérase el rey don Alonso, desque de este se ha apartado, |
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a ese rey Alimaimón, que a Toledo había tomado. |
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Díjole secretamente todo lo que había pasado, |
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porque siempre don Alonso fue discreto y avisado, |
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y pensó que si estas nuevas de otro el rey fuese informado, |
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que no le vendría bien, sino mucho mal y daño. |
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Pero respondióle el rey, con gran placer que ha tomado: |
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--Yo te doy mi fe y palabra que tu Dios te ha consejado, |
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porque tengo en los caminos mucha gente de caballo, |
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que te guarden las salidas, y las entradas y pasos: |
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si salieras sin liciencia, tu fueras despedazado; |
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mas pues eres tan fiel, galardón te será dado. |
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Sentáronse en una mesa y el ajedrez han tomado: |
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juega tanto don Alonso, que el rey estaba enojado: |
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tres veces le dijo: --Vete, vete, y salte del palacio.-- |
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Don Alonso muy contento, fuése a su casa de grado |
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fuése con él Peranzurez que de esto mucho ha holgado. |
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Toma sogas y maromas para echar del muro abajo, |
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fuera tienen los caballos, todos están en el campo; |
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sálense a la medianoche, que está todo asosegado, |
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cubierto con las estrellas y con la luna alumbrado. |
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Bajan por Sant Agustín, un monesterio cercado, |
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cerca está de ls ribera de aquese río de Tajo; |
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sálense hácia la vega y en el camino han entrado, |
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no paran noche ni día porque no vayan alcanzallos: |
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llegan muy presto a Zamora que es pueblo muy bien cercado; |
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recíbenle sus vasallos aunque no le habían jurado. |
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Hablando está con su hermana de la muerte de su hermano |
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allí salió un caballero que Ruy Díaz es llamado |
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Este nunca había querido a su rey besar la mano, |
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hasta que por juramento pruebe ser libre y salvado |
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de la muerte que fue dada a su hermano el rey don Sancho; |
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porque nadie de los suyos nunca en esto ha sido osado |
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de tomar tal juramento sitio el Cid, que es muy honrado. |
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En esto respondió el rey, bien oiréis lo que ha hablado: |
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--¿Qué es la causa, mis vasallos, qué es la causa y el pecado |
174 |
que solo Ruy Díaz queda que no me besa la mano? |
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Yo siempre le hice honra, como mi padre ha mandado, |
176 |
Allí respondiera el Cid con semblante muy airado: |
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--Don Alonso, don Alonso, por fuerza tenéis vasallos, |
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que todos tienen sospecha que vos solo sois culpado |
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de la muerte que fue dada a vuestro hermano en el campo, |
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y cualquier que me quisiere por contino y por vasallo, |
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pagaráme muy buen sueldo, y si no, soy libertado, |
182 |
que ser siervo de traidores no me cumple ni es mi grado: |
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vos haréis el juramento que todos han demandado. |
184 |
Mucho se holgó el rey de lo que el Cid ha hablado: |
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--Dios os ponga en honra, el Cid, en gran honra y tal estado. |
186 |
Ruego a la Virgen María y al su hijo muy amado, |
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que muriese yo tal muerte como murió el rey don Sancho, |
188 |
si yo fui en dicho, ni en hecho, de la muerte de mi hermano, |
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aun como sabéis todos me tenía el reino forzado: |
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por tanto os ruego, señores, como amigos y vasallos, |
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que deis orden y manera como de esto sea librado.-- |
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Allí respondieran todos sus vasallos y criados: |
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--Este juramento, el rey, en Burgos será jurado, |
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en Santa Gadea, la iglesia, do juran los hijos dalgo, |
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vos y doce caballeros de los vuestros toledanos.-- |
196 |
Él fue de esto muy contento, luego se parte de grado. |
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En santa Gadea de Burgos estaba el rey asentado, |
198 |
cuando se llegó el Cid con un libro en la su mano, |
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en que están los evangelios y un crucifijo pintado. |
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Comienza de esta manera, de esta manera ha hablado: |
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--Todos venís con el rey porque jure y sea librado: |
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si cualquiera de vosotros en aquesto habéis estado, |
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y si vos, rey don Alonso, de cruel muerte seáis matado. |
204 |
--Amen, amen, dijo el rey, que de tal no soy culpado.-- |
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Entónce los sus vasallos las llaves le han entregado: |
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alzáronle por su rey, todos le besan las manos, |
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a todos hace mercedes, de todos es muy amado. |