Pan-Hispanic Ballad Project

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0366:2 Conde Claros preso (á)            (ficha no.: 1618)

Versión de España. Recogida 00/00/1547 Publicada en Canc. de rom. s. a. f. 83; Canc. de rom., 1650 f. 82; Silva de 1550 s. a. f. 182 y Floresta de varios rom. (Romance del conde Claros de Montalván)*. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 190, vol. II, pp. 358-371.  412 hemist.  Música registrada.

     Media noche era por filo,    los gallos querían cantar,
  2   conde Claros con amores    no podía reposar,
     dando muy grandes sospiro    que el amor le hacía dar,
  4   por amor de Claraniña    no le deja sosegar.
     Cuando vino la mañana    que quería alborear,
  6   salto diera de la cama    que parece un gavilán.
     Voces da por el palacio,    y empezara de llamar:
  8   --Levantá, mi camarero,    dáme vestir y calzar--
     Presto estaba el camarero    para habérselo de dar.
  10   Diérale calzas de grana,    borceguís de cordobán;
     diérale jubón de seda    aforrado en zarzahan;
  12   diérale un manto rico    que no se puede apreciar;
     trescientas piedras preciosas    al derredor del collar.
  14   Tráele un rico caballo    que en la corte no hay su par,
     que la silla con el freno    bien valía una ciudad,
  16   con trescientos cascabeles    alrededor del petral:
     los ciento eran de oro,    y los ciento de metal,
  18   y los ciento son de plata    por los sones concordar.
     Ívase para el palacio,    para el palacio real.
  20   A la infanta Claraniña    allí la fuera hallar,
     trescientas damas con ella    que la van acompañar.
  22   Tan linda va Claraniña,    que a todos hace penar.
     Conde Claros que la vido    luego va descabalgar;
  24   las rodillas por el suelo    le comenzó de hablar:
     --Mantenga Dios a tu Alteza.    --Conde Claros, bien vengais.--
  26   Las palabras que prosigue    eran para enamorar:
     --Conde Claros, conde Claros,    el señor de Montalván,
  28   ¡cómo habéis hermoso cuerpo    para con moros lidiar!
     Respondiera el conde Claros,    tal respuesta le fue a dar:
  30   --Mi cuerpo tengo, señora,    para con damas holgar.
     Si yo os tuviese esta noche,    señora, a mi mandar,
  32   otro día en la mañana    con cient moros pelear,
     si a todos no los venciese    que me mandase matar.
  34   --Calledes, conde, calledes,    y no os queráis alabar.
     El que quiere servir damas    así lo suele hablar
  36   y al entrar en las batallas    bien se saben excusar.--
     --Si no lo creéis, señora,    por las obras se verá:
  38   siete años son pasados    que os empecé de amar,
     que de noche yo no duermo,    ni de día puedo holgar.--
  40   --Siempre os preciastes, conde,    de las damas os burlar.
     Mas dejáme ir a los baños,    a los baños a bañar;
  42   cuando yo sea bañada    estoy a vuestro mandar.--
     Respondiérale el buen conde,    tal respuesta le fue a dar:
  44   --Bien sabedes vos, señora,    que soy cazador real:
     caza que tengo en la mano    nunca la puedo dejar.--
  46   Tomárala por la mano,    para un vergel se van.
     A la sombra de un aciprés,    debajo de un rosal,
  48   de la cintura arriba    tal dulces besos se dan,
     de la cintura abajo    como hombre y mujer se han.
  50   Mas la fortuna adversa    que a placeres da pesar,
     por ahí pasó un cazador,    que no debía de pasar,
  52   detrás de una podenca    que rabia debía matar.
     Vido estar al conde Claros    con la infanta a bel holgar.
  54   El conde cuando le vido    empezóle de llamar;
     --Ven acá tú, el cazador,    así Dios te guarde de mal;
  56   de todo lo que has visto    tú nos tengas poridad.
     Darte he yo mil marcos de oro    y si más quisieres, más;
  58   casarte he con una doncella    que era mi prima carnal;
     darte he en arras y en dote    la villa de Montalván;
  60   de otra parte la infanta    mucho más te puede dar.--
     El cazador sin ventura    no les quiso escuchar.
  62   Vase para los palacios    ado el buen rey está.
     --Manténgate Dios, el rey,    y a tu corona real.
  64   Una nueva yo te traigo    dolorosa y de pesar,
     que no os cumple traer corona    ni en caballo cabalgar.
  66   La corona de la cabeza    bien la podéis vos quitar,
     si tal deshonra como ésta    la hubieséis de comportar;
  68   que he hallado la infanta    con Claros de Montalván,
     besándola y abrazando    en vuestro huerto real:
  70   de la cintura abajo    como hombre y mujer se han.
     El rey con muy grande enojo    al cazador mandó matar
  72   porque había sido osado    de tales nuevas llevar.
     Mandó llamar sus alguaciles    apriesa, no de vagar;
  74   mandó armar quinientos hombres    que le hayan de acompañar
     para que prendan al conde    y le hayan de tomar
  76   y mandó cerrar las puertas,    las puertas de la ciudad.
     A las puertas del palacio    allá le fueron a hallar.
  78   Preso llevan al buen conde    con mucha seguridad,
     unos grillos a los pies,    que bien pesan un quintal;
  80   las esposas a las manos,    que era dolor de mirar;
     una cadena a su cuello,    que de hierro era el collar.
  82   Cabálganle en una mula    por más deshonra le dar.
     Metiéronle en una torre    de muy gran escuridad;
  84   las llaves de la prisión    el rey las quiso llevar,
     porque sin licencia suya    nadie le pueda hablar.
  86   Por él rogaban los grandes    cuantos en la corte están:
     por él robaba Oliveros,    por él rogaba Roldán
  88   y ruegan los doce pares    de Francia la natural
     y las monjas de Sant Ana    con las de la Trinidad
  90   llevaban un crucifijo    para al buen rey rogar.
     Con ellas va su arzobispo    y un perlado y cardenal.
  92   Mas el rey con grande enojo    a nadie quiso escuchar;
     antes, de muy enojado,    sus grande mandó llamar.
  94   Cuando ya los tuvo juntos    empezóles de hablar:
     --Amigos y hijos míos,    a lo que vos hice llamar:
  96   ya sabéis que el conde Claros,    el señor de Montalván,
     de cómo le he criado    fasta ponello en edad,
  98   y le he guardado su tierra,    que su padre le fue a dar,
     el que morir no debiera,    Reinaldos de Montalván;
  100   y por facelle yo más grande,    de lo mío le quise dar:
     hícele gobernador    de mi reino natural.
  102   Él por darme galardón,    mirad en qué fue a tocar:
     que quiso forzar la infanta,    hija mía natural.
  104   Hombre que lo tal comete    qué sentencia le han de dar?--
     Todos dicen a una voz    que lo hayan de degollar,
  106   y así la sentencia dada    el buen rey la fue a firmar.
     El arzobispo que esto viera    al buen rey fue a hablar,
  108   pidiéndole por merced    licencia le quiera dar
     para ir a ver al conde    y su muerte le denunciar.
  110   --Pláceme--, dijo el buen rey,    --pláceme de voluntad,
     mas con esta condicion:    que solo habéis de andar
  112   con aqueste pajecico    de quien puedo bien fiar.
     Ya se parte el arzobispo    y a las cárceles se va.
  114   Las guardas desque lo vieron    luego le dejan entrar;
     con él iba el pajecico    que le va a acompañar.
  116   Cuando vido estar al conde    en su prisión y pesar,
     las palabras que le dice    dolor eran de escuchar:
  118   --Pésame de vos, el conde    cuanto me puede pesar,
     que los yerros por amores    dignos son de perdonar.
  120   Por vos he rogado al rey,    nunca me quiso escuchar;
     antes ha dado sentencia    que os hayan de degollar.
  122   Yo vos lo dije, sobrino,    que vos dejásedes de amar,
     que el que las mujeres ama    atal galardón le dan:
  124   que haya de morir por ellas    y en las cárceles penar.--
     Respondiera el buen conde    con esfuerzo singular:
  126   --Calledes por Dios, mi tío,    no me queráis enojar,
     quien no ama las mujeres    no se puede hombre llamar;
  128   mas la vida que yo tengo    por ellas quiero gastar.--
     Respondió el pajecico,    tal respuesta le fue a dar:
  130   --Conde, bienaventurado    siempre os deben de llamar,
     porque muerte tan honrada    por vos había pasar.
  132   Mas envidia he de vos, conde    que mancilla ni pesar;
     mas querría ser vos, conde,    que el rey que os manda matar
  134   porque muerte tan honrada    por mí hubiese de pasar.
     Llaman yerro la fortuna    quien no la sabe gozar.
  136   La priesa del cadahalso    vos, conde, la debéis dar;
     si no es dada la sentencia,    vos la debéis de firmar. --
  138   El conde que esto oyera    tal respuesta le fue a dar:
     --Por Dios te ruego, el paje,    en amor de caridad,
  140   que vayas a la princesa    de mi parte a le rogar
     que suplico a su Alteza    que ella me salga a mirar,
  142   que en la hora de mi muerte    yo la pueda contemplar,
     que si mis ojos la ven    mi alma no penará.--
  144   Ya se parte el pajecico,    ya se parte ya se va,
     llorando de los sus ojos    que quería reventar.
  146   Topara con la princesa,    bien oiréis lo que dirá:
     --Agora es tiempo, señora,    que hayáis de remediar,
  148   que a vuestro querido, el conde,    lo llevan a degollar.--
     La infanta que esto oyera    en tierra muerta se cae;
  150   damas, dueñas y doncellas    no la pueden retornar,
     hasta que llegó su aya    la que la fue a criar.
  152   --¡Qué es aquesto, la infanta?    aquesto ¿qué puede estar?
     --¡Ay triste de mí, mezquina,    que no sé qué puede estar!
  154   ¡que si al conde me matan    yo me habré desesperar!
     --Saliésedes vos, mi hija,    saliésedes a lo quitar.--
  156   Ya se parte la infanta,    ya se parte, ya, se va.
     Fuése para el mercado    donde lo han de sacar.
  158   Vido estar el cadahalso    en que lo han de degollar;
     damas, dueñas y doncellas    que lo salen a mirar.
  160   Vio venir la gente de armas    que lo traen a matar,
     los pregoneros delante    por su yerro publicar.
  162   Con el poder de la gente    ella no podía pasar.
     --Apartadvos, gente de armas,    todos me haced lugar,
  164   ¡si no por vida del rey,    a todos mande matar!--
     La gente que la conoce    luego le hace lugar,
  166   hasta que llegó al conde    y le empezara de hablar:
     --Esforzá, esforzá, el buen conde,    y no queráis desmayar,
  168   que aunque yo pierda la vida,    la vuestra se ha de salvar.--
     El alguacil que esto oyera    comenzó de caminar;
  170   vase para los palacios    adonde el buen rey está.
     --Cabalgue la vuestra Alteza,    apriesa, no de vagar,
  172   que salida es la infanta    para el conde nos quitar.
     Los unos manda que maten,    y los otros enforcar;
  174   si vuestra Alteza no socorre,    yo no puedo remediar.--
     El buen rey de que esto oyera    comenzó de caminar
  176   y fuese para el mercado    ado el conde fue a hallar.
     --¿Qué es esto, la infanta?    aquesto ¿qué puede estar?
  178   La sentencia que yo he dado    ¿vos la queréis revocar?
     Yo juro por mi corona,    por mi corona real,
  180   que si heredero tuviese    que me hubiese de heredar,
     que a vos y al conde Claros    vivos vos haría quemar.
  182   --Que vos me matéis, mi padre,    muy bien me podéis matar,
     mas suplico a vuestra Alteza,    que se quiera él acordar
  184   de los servicios pasados    de Reinaldos de Montalván,
     que murió en las batallas,    por tu corona ensalzar;
  186   por los servicios del padre    al hijo debes galardonar;
     por malquerer de traidores    vos no le debéis matar,
  188   que su muerte será causa    que me hayáis de disfamar.
     Mas suplico a vuestra Alteza    que se quiera consejar,
  190   que los reyes con furor    no deben de sentenciar
     porque el conde es de linaje    del reino más principal,
  192   porque él era de los doce    que a tu mesa comen pan:
     sus amigos y parientes    todos te querrían mal,
  194   revolverte hían guerra,    tus reinos se perderán.--
     El buen rey que esto oyera    comenzara a demandar:
  196   --Consejo os pido, los míos,    que me queráis consejar.--
     Luego todos se apartaron    por su consejo tomar.
  198   El consejo que le dieron,    que le haya de perdonar
     por quitar males y bregas,    y por la princesa afamar.
  200   Todos firman el perdón,    el buen rey fue a firmar.
     También le aconsejaron,    consejo le fueron dar,
  202   pues la infanta quería al conde,    con él haya de casar.
     Ya desfierran al buen conde,    ya lo mandan desferrar.
  204   Descabalga de una mula    el arzobispo a desposar.
     El tomóles de las manos,    así los hubo de juntar.
  206   Los enojos y pesares    en placer hubieron de tornar.

Variantes: -3a tirando. Las ed. post. del Canc. de rom.; -4a porque. Las ed. post. del Canc. de rom.; que amores. Flor; -4b dejan. Flor; -8a Levantaos. Las ed. post. del Canc. de rom., Flor; -8b dadme. Las ed. post. del Canc. de rom., Flor; -11b gorgorán. Flor; -30a mejor lo. Las ed. post. del Canc. de rom.; -32a querría la otra mañana. Las ed. post. del Canc. de rom.; y otro día de mañana. Flor; -32b ¿diría: peleare?; -33b mandasen. Las ed. post. del Canc. de rom.; mandásedesme. Flor; -47a ciprés. Silva; limón Flor; -48a con grande acontecimiento. Flor; -49b muy dulces besos se dan // con el amor que se tienen / que era cosa de admirar. // Flor; -50b Mas la fortuna que es adversa que a placeres o a pesar. Canc. de rom. s. a. y 1550; Mas fortuna que es adversa / a placeres, y a pesar. // Las ed. post. del Canc. de rom.; Mas fortuna que es adversa / que a placeres da pesar. // Flor; -51b debiera. Silva; -53a en busca de una podenca. Silva; en busca va de un azor. Flor; -53b a lindo. Las ed. post. del Canc. de rom.; a más. Flor; -60b de otra parte del` infanta / mucho más te puedo dar. Canc. de rom. s. a. y 1550; -62b adonde. Silva, Flor., Las ed. post. del Canc. de rom.; -65a no te cumple. Las ed. post. del Canc. de rom.; -66b bien te la puedes. Las ed. post. del Canc. de rom.; {M bien os la podéis. Flor; -70b de lo cual dolor yo tuve, / y no quisiera ver tal. Flor; -72b le dar. Silva; -74b los. Silva. les. Flor; -75b o le hayan de matar. Flor; -78b riguridad. Flor; -90b para el rey poder. Las ed. post. del Canc. de rom.; -91aellos. Canc. de rom. s. a. y 1550; -97a de niño. Las ed. post. del Canc. de rom.; -118a Desde este verso hasta el que dice: Por ellas quiero gastar, hay una otra versión antigua que va por romance separado en el Cancionero general y en el de romances, y en el primero ha servido de tema a una glosa de Francisco de León. Daremos aquella versión en la nota al fin de nuestro texto, no habiendo tenido por bien de sustituirla a la nuestra, porque en aquella versión dice el arzobispo, que el rey no lo quiso escuchar, que la sentencia era dada / , no se podía revocar //; lo que no va en todo conforme con la narración que antecede en nuestro texto. Hemos éste empero purificado, suprimiendo, como interpolación manifiesta, la glosa en dos décimas intercalada entre el verso que dice: Dignos son, de perdonar, y el de: Por vos he rogado al rey, aunque la llevan ya las ediciones más antiguas de la Silva y del Cancionero de rom. [Dichas décimas: La desastrada caída / de vuestra suerte y ventura / y la nueva a mí venida / sabed que hace mi vida / más triste que la tristura , / de forma que no sé dónde / pueda yo placer cobrar / pues que por vos no se esconde / de vos me pesa el buen conde / porque así os quieren matar. // Los como vos, esforzados, / para las adversidades / han de estar aparejados / tanto a sufrir los cuidados / como las prosperidades / y pues no el primero fuistes / vencido por bien amar, / no temáis angustias tristes / que los yerros que fezistes/ dignos son de perdonar. // SHP]. Se echa de ver por aquellas versiones diferentes e interpolaciones, que este pasaje había servido ya muy temprano de tema favorito a los glosadores, y que las dosversiones conocidas, aunque purificadas de las interpolaciones manifiestas, tienen todavía apariencias de refundiciones y amplificaciones, enoposición con la sencillez de lo restante. Queda pues libre el campo a la conjetura, y séanos lícito, sacando de las dos versiones antiguas los versos que tenemos por genuinos, de aventurar un texto un tanto más aproximativo primitivo que diría así: --Pésame de vos, el conde, / cuanto me puede pesar, // que los yerros por amores / dignos son de perdonar. // Supliqué por vos al rey, / nunca me quiso escuchar, // antes ha dado sentencia / que os hayan de degollar. // Más os valiera, sobrino, / de las damas no curar, // que firmeza de mujeres / no puede mucho durar.-- // --Calledes por Dios, / mi tío, no me queráis enojar, // que tales palabras, tío, / no las puedo comportar; // quiero más morir por ellas / que vivir sin las mirar //. 31 También desde este verso hasta él de: Vos la debéis de firmar, debía ser un tema favorito de los trovadores; así hay en el Cancionero general y el Canc. de rom. un romance contrahecho por Lope de Sosa, con villancico, que Soria ha glosado; y también en este pasaje se deja sentir en nuestro texto ya la mano artística, pues tiene en puntita de afectado. Serían ya interpolados los versos que hemos impreso en letra cursiva. De haber contrahecho Lope de Sosa un trozo de nuestro romance, se puede concluir, que este ya a mediados del siglo XV, cuando aquel trovador vivió, corría en mano de todos. Véase Clemencin al Quijote, Tomo V pag. 391; -135a llama. Flor; -143b mi alma no de penar. Las ed. post. del Canc. de rom.; -149b fue a dar. Flor; -150brecordar. Silva; -154b yo habré desesperar. Las ed. post. del Canc. de rom.; -155b saliésedeslo quitar. Canc. de rom. s. a. y 1550. Saliésedeslo a quitar. Silva y Las ed. post. del Canc. de rom. , Flor; -169a El alcalde. Flor; -174asi tu. Silva; -205b jurar. Silva; -206b placeres se han de tornar. Las ed. post. del Canc. de rom.; en placer van a tornar. Flor. Cancionero de romances y en la Flor. dos décimas glosando otra vez el diálogo entro el arzobispo (Su tío al conde) y el rondo (Respuesta y fin) en la cárcel. Luego viene en el Canc. de rom. la otra versión que hemos mencionado al mismo pasaje de nuestro texto desde el verso que dice: Pésame de vos; el conde, y que anotamos aquí: [El texto entero lo traspaso a la siguiente entrada (Prim. 190bis, IGR# 0366: 33). SHP]

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0366:3 Conde Claros preso (á)            (ficha no.: 1619)

Versión de España. Recogida 00/00/1511 Publicada en Canc. de Constantina f. 56, Canc. general ed. de 1511, f. 131, Canc. de rom. s. a. f. 90 y Canc. de rom. 1550 f. 90 (Otro romance del conde Claros). Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 190bis, vol. II, pp. 372*.  026 hemist.  Música registrada.

     Pésame de vos, el conde,    porque así os quieren matar,
  2   porque el yerro que hecistes    no fue mucho de culpar,
     que los yerros por amores    dignos son de perdonar.
  4   Supliqué por vos al rey,    que os mandase delibrar,
     mas el rey con gran enojo    no me quisiera escuchar;
  6   que la sentencia era dada    no se podía revocar,
     pues dormistes con la infanta    habiéndola de guardar.
  8   Mas os valiera, sobrino,    de las damas no curar,
     que quien más hace por ellas    tal espera de alcanzar,
  10   que de muerto o de perdido    ninguno puede escapar,
     que firmeza de mujeres    no puede mucho durar.
  12   --Que tales palabras, tío,    no las puedo comportar;
     quiero más morir por ellas    que vivir sin las mirar.**

Variantes: 1 podría. Canc. de Constantina; 2 morir. Canc. de rom. s. a. y 1550.
Notas: *[Esta versión corresponde al texto reproducido en la Prim. de W.-H. como nota final al texto principal de Conde Claros preso, t. II, nº 190 nota, pág. 371-72. SHP]
**[Nota de W.-H. a esta versión:] Hay en fin también una versión portuguesa muy popular de este romance del conde Claros, la cual lleva inserta con el título de: Claralinda, el señor Almeida Garrett en su Romanceiro, Tomo II. pag. 213.

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