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Retraída estaba la reina, la muy casta doña María, |
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mujer de Alfonso el Magno, fija del rey de Castilla, |
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el, el templo de Diana do sacrificio fasía. |
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Vestida estaba de blanco, un parche de oro ceñia, |
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collar de jarras al cuello con un grifo que pendía, |
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Pater noster en sus manos, corona de palmería. |
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Acabada su oración, como quien planto fasía, |
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mucho más triste que leda, sospirando así desía: |
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--¡Maldigo la mi fortuna, que tanto me perseguía, |
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para ser tan mal fadada ¡muriera cuando nascía! |
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¡Y muriera una vegada y non tantas cada día! |
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Oh muriera en aquel punto que de mí se despedia |
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mi marido y mi señor para ir en Berbería: |
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ya tocaban trompetas, la gente se recogía; |
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todos daban mucha priesa contra mí a la porfía: |
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quien izaba, quien bogaba, quien entraba, quien salía; |
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quien las áncoras levaba, quien mis entrañas rompía; |
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quien próises desataba, quien mi corazón fería; |
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el terramote era tan grande, que por cierto parescía |
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que la máquina del mundo del todo se desfasia. |
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¿Quién sufrió nunca dolor cual entonces yo sufría? |
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Cuando mi cunta flota y el estol vela fasía, |
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yo quedé desamparada como vida dolorida, |
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mis sentidos todos muertos, cuasi el alma me salía, |
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buscando todos remedios ninguno no me valía; |
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pediendo la muerte quejosa y menos me obedescia. |
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Dije con lengua rabiosa, con dolor que me aflegia: |
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«¡Oh maldita seas Italia, causa de la pena mía! |
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¿Qué te fise, reina Juana, que rubaste mi alegría, |
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y tomásteme por fijo un marido que tenía? |
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Feciste perder el fruto que de mi flor atendía.» |
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¡Oh madre desconsolada que fija tal parido había |
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y diome por marido un César qu` en todo el mundo no cabía: |
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animoso de coraje, muy sabio con valentía, |
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non nasció por ser regido mas por regir a quien regía. |
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La fortuna invidiosa que yo tanto bien tenía, |
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ofrescióle cosas altas que magnánimo seguía, |
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plasientes a su deseo con fechos de nombradía, |
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y diole luego nueva empresa del realme de Secilia. |
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Seguiendo el planeta Mars, dios de la caballería, |
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dejó sus reinos y tierras, las ajenas conquería; |
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dejó a mí desventurada, años veinte y dos había, |
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dando leyes en Italia, mandando a quien más podía; |
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sojusgando con su poder a quien menos lo temía: |
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en África y en Italia dos reyes vencido había.-- |