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0492:1 Guiomar (á(-e))            (ficha no.: 1604)

Versión de España. Recogida 00/00/1600 Publicada en un pliego suelto del s. XVI. Romance de Guiomar y del emperador Carlos: etc.* [Praga I, pl. 25, 209-216; Dicc. 1008]. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 178, vol. II, pp. 290-305 (Montesinos.--V.).  528 hemist.  Música registrada.

     Ya se sale Guiomar    de los baños de bañar
  2   colorada como la rosa,    su rostro como cristal.
     Cien damas salen con ella    que a su servicio están,
  4   eran todas fijas dalgo,    muy fermosas en verdad,
     ricamente ataviadas    que era gloria de mirar.
  6   Preguntando va Guiomar    por el rey Jafar su padre.
     Respondiera un caballero    que le estaba delante:
  8   --Retraído está, señora,    en su palacio real,
     de dentro de siete puertas    allá se fuera a encerrar,
  10   y mandó a los porteros    que a nadie dejen entrar
     sino a sus caballeros,    los del consejo real;
  12   llorando está de sus ojos    que es dolor de lo mirar,
     mesábase los cabellos,    sus barbas otro que tal.
  14   La causa del lloro tan grande    yo no la sabré contar,
     mas sé que le han venido cartas    de Carlos el emperante,
  16   lo que contienen aquellas    yo no lo sabré contar.--
     Guiomar que esto oyera    corriendo va a más andar,
  18   que ni atiende a sus damas,    ni a nadie quiso esperar;
     antes se fue al palacio    donde estaba el rey su padre.
  20   No hay portero que la detenga    ni la osase bablar.
     Allegara a la gran sala    donde su padre está,
  22   vio a sus caballeros    que le estaban delante
     puestos en tan gran silencio    que a nadie oyó hablar
  24   y allí vido estar al rey    en la su silla real,
     su mano tenía en el rostro    con un pensamiento grande.
  26   Allegóse Guiomar,    y humillósele delante,
     tomándolo por la mano    por habérgela de besar.
  28   El rey Jafar que la viera    la fue luego a levantar
     y besándola en el rostro    no pudo estar de llorar.
  30   Fízole dar una silla,    y cabo él se fue a sentar.
     Allí fabló Guiomar    y empezara de hablar:
  32   --Por Dios vos ruego, el rey,    me digades la verdad:
     ¿Qué es la causa del enojo?    ¿Quién vos ha hecho pesar?
  34   Y acordáos que las mujeres    son para bien y para mal.--
     Respondiérale el rey    con gran tristeza y pesar:
  36   --Sabréis, fija Guiomar,    la causa de nuestro mal:
     que ha dos horas o poco menos    cartas me fueron llegar,
  38   las cuales envió don Carlos,    capitán de la cristiandad,
     en que me envía las treguas,    y me tornara las paces,
  40   y me suelta los tributos,    que ya no los quiere más;
     mas demándame mis reinos    que se los haya de dejar.
  42   Y si no lo hago, hija,    los meterá a huego y sangre.
     Treinta días me dio de plazo,    que más no me quiso dar,
  44   y la peor señal que veo    y que a mí da mayor pesar,
     es ver que en riberas de Ebro    tiene asentado su real.
  46   Y si hago resistencia    serme hia mayor mal,
     aunque sesenta mil combatientes    bien los puedo yo allegar
  48   de Aragon y de Castilla,    y Valencia esa ciudad.
     Mas ¿qué aprovecha? mi hija,    que será doblar mis males;
  50   que tiene otros tantos,    y con ellos los doce pares,
     y si más gente quisiere,    a toda la cristiandad.
  52   Y de todo aquesto, fija,    a vos toca el mayor mal:
     que de mí ya no me pesa,    que soy viejo y de gran edad;
  54   mas recibo de vos pena    que sois niña y de poca edad,
     porque agora venía el tiempo    que habíades de reinar.
  56   ¿Quién gobernará mis reinos,    mis villas y mis ciudades?
     ¿Quién manterná mis caballeros,    los de mi corte real?
  58   ¿Y vos y yo, la mi fija,    dónde iremos a parar?--
     Guiomar era discreta    si en el mundo había su par,
  60   y cuanto le dijo el rey    lo fue muy bien a escuchar,
     respondióle con gran tiento    y empezara de hablar:
  62   --No desmayes, el buen rey,    no quieras tomar pesar,
     que si Alá me da la vida    yo lo entiendo remediar
  64   si vos, rey, me dais licencia    que haga a mi voluntad
     y que lo que yo hiciere    por hecho lo hayáis de dar.--
  66   El rey Jafar que esto oyera    tal respuesta le fue a dar:
     --Por Dios vos ruego, mi fija,    vos me lo queráis contar
  68   de qué suerte lo haredes,    o cómo pensáis remediar.--
     Guiomar como obediente    le diera respuesta tal:
  70   --Que de grado lo diría    por servir su Majestad.
     Acordaos, rey, de Cellinos    que tovistes en catividad,
  72   que siete años o más    estuvo sin libertad,
     y sin decillo a vuestra Alteza    licencia le fuera a dar,
  74   que se tornase en Francia,    a su tierra natural.
     Pues estando él en el campo    en algo me ha de ayudar,
  76   y cuando él no me ayudase,    otro mayor pienso fallar,
     que allí será Montesinos,    ese esclarecido infante,
  78   que mucho tiempo me ha servido    en vuestra corte real;
     por mí ha hecho torneos,    por mí en campo fue a entrar;
  80   y también sé que don Carlos,    aquel alto emperante,
     nadie le pidió merced    que el no se la otorgase.
  82   Y por esto os ruego, padre,    licencia me queráis dar,
     que delante d`él yo vaya    para merced le demandar:
  84   que él es tan magnífico hombre    que no me la negará--
     El rey Jafar que esto oyera    luego se fuera a turbar,
  86   maldiciendo la fortuna    empezara de llorar
     diciendo estas palabras    con dolor y sospirar:
  88   --¡Oh desventurado rey    que en el mundo no hay su par!
     ¡Oh mi hija Guiomar,    espejo de mi mirar!
  90   ¡Oh descanso de mi vida,    reposo de mi pesar!
     ¿Quién vos dará tal licencia,    quién vos la osará dar?
  92   ¿Quién vos asegura, fija,    a vos en la cristiandad,
     que no os sea hecha deshonra,    o vos hayan de avergonzar?--
  94   Guiomar que aquesto oyera    tal respuesta le fue a dar:
     --Yo suplico a vuestra Alteza    que no quiera tal hablar;
  96   que nunca en campo ninguno    se usó tal platicar
     que a nadie que fuese de grado    se le oviese de hacer mal.
  98   Cuanto más do está el gran Carlos    y aquellos doce sin par,
     así que por ese cabo    bien os podréis segurar.
  100   Y envía por las trompetas    cuantas en la tierra están,
     manda hacer un pregón    por su reino general:
  102   que cualquier dama hermosa    se haya de aparejar,
     y otro día de mañana    sea al palacio real.
  104   Viendo el rey que más no pudo    el pregón mandara dar:
     que obedezcan a Guiomar,    que hagan a su voluntad.
  106   Viérades la barahunda    que había en la ciudad,
     de atavíos de las damas    cuál saldría más galana.
  108   Pues decir de Guiomar    sería largo de contar,
     que toda la noche en peso    jamás se quiso acostar,
  110   mas puesta en invenciones    y en vestidos se ensayar.
     Y no era venido el día    cuando ella en punto está;
  112   mandó abrir las sus salas    y su palacio real.
     Viérades entrar las damas    que es placer de lo mirar,
  114   cada una de su atavío    quién más linda puede andar.
     Y cuando estuvieron juntas    en su palacio real,
  116   fablárales Guíomar    a todas en general:
     --Bien sabéis, hermanas mías,    nuestra gran nesesidad
  118   y sabéis todas las cosas    que ha escrito el emperante.
     Y para remediar tal daño    es de gran necesidad
  120   que vais todas conmigo    a la su tienda real
     a suplicar a su Alteza,    merced nos quiera otorgar,
  122   que nos delibre las tierras,    y que nos torne la paz.--
     Las damas que esto oyeron    le dieron respuesta tal:
  124   que eran todas muy contentas    por servir su Majestad:
     Levantóse en pie Guiomar,    agradecióles su voluntad
  126   y escogió cien damas de ellas    que más le fueron agradar,
     aunque no fuesen fijas dalgo,    ni de muy alto linaje.
  128   Y las que no eran tan vestidas    de sus ropas les hacía dar;
     mandó traer cabalgaduras    para ellas cabalgar,
  130   ricamente guarnecidas    que era cosa de mirar.
     Con ellas cien caballeros    por más honestas andar.
  132   Mandó allegar las trompetas    y atabales otro que tal;
     hizo venir los instrumentos    que se pudieron hallar.
  134   Desque todo fue a punto    mandó a todos cabalgar.
     Vérades cabalgar damas,    caballeros otro que tal;
  136   ver cuál iba Guiomar    nadie lo sabría contar:
     encima de una hacanea blanca    que en Francia no la había tal,
  138   un brial vestido blanco    de chapado singular,
     mongil de blanco brocado,    enforrado en blanco cendal,
  140   bordado de pedrería    que no se puede apreciar,
     una cadena a su cuello    que valía una ciudad.
  142   Cabellos de su cabeza    sueltos los quiere llevar,
     que parecen oro fino    en medio de un crista,
  144   una guirlanda en su cabeza,    que su padre le fue a dár,
     de muy rica pedrería    que en el mundo no hay su par.
  146   Ya se parte Guiomar,    ya empieza de caminar,
     con ella sale el rey Jafar    fasta la puerta de la ciudad.
  148   Desque fueron a la puerta    Guiomar le fue a hablar,
     tomándolo de las manos    que se las quiere besar,
  150   rogándolo mucho de grado    no recibiese pesar
     El rey Jafar que la oyera    no pudo estar de llorar,
  152   diciéndole: --Fija mía    no me queráis olvidar,
     cuando seréis entre cristianos,    de mí os queráis acordar;
  154   mirad cómo quedo solo    con una angustia mortal.--
     Dándole su bendición    licencia le fuera a dar.
  156   Ya se parte Guiomar    para do está el emperante.
     Siesta era de mediodía,    tiempo de calor muy grande
  158   cuando el emperador Carlos    se levanta de yantar
     y con él todos los doce    que a su mesa comen pan.
  160   Cada uno se va a su tienda    a dormir y a folgar
     cuando llegó Guiomar    al real del emperante.
  162   Desque fue cerca las tiendas    las trompetas mandó llamar,
     que desparasen todos juntos    cuantos instrumentos hay.
  164   Ya desparan las trompetas,    atabales otro que tal,
     hacían tan grande estruendo    que la tierra hacen temblar.
  166   Viérades los franceses    voces que empiezan a dar,
     diciendo: --¡Al arma, al arma,    todo hombre a cabalgar!,
  168   que este era el rey Jafar,    o alguna traición grande.--
     Mas presto llega la guarda    que tenía el emperante,
  170   y vieron ser Guiomar,    que venía tan triunfante.
     Presto se tornan las guardas    por la gente asegurar,
  172   y dieron presto las nuevas    a Carlos el emperante
     cómo era Guiomar    que venía le hablar,
  174   y le demanda licencia    si la dejara entrar.
     El emperador muy contento    de grado se la fue a dar.
  176   Ya entraba Guiomar    por medio de aquel real.
     Treinta pasos de la tienda    donde estaba el emperante
  178   descabalgó Guiomar.    Sus damas mandó apear
     por hacer acatamiento    a la corona real;
  180   pasó por medio la guarda    que tenía el emperante,
     que eran más de dos mil hombres    los que le suelen guardar.
  182   Y cuando llegó a la puerta    de aquella tienda real,
     viera estar a don Carlos,    aquel alto emperante.
  184   Conociólo Guiomar    según dél tenía señal:
     con aquellas barbas blancas    que tenía por la su faz,
  186   que jamás pelo en su vida    de la barba fuera a cortar.
     Guiomar como discreta    ante él se fue a arrodillar,
  188   tomándolo por las manos    por habérselas de besar.
     El emperador que la mira    le fue tanto a contentar,
  190   que la tomó por los brazos,    y la hizo levantar,
     besándola en el carrillo,    las manos no le quiso dar;
  192   antes la tomó del brazo,    y en la tienda la hizo entrar,
     hízole dar una silla,    cabo él la mandó asentar.
  194   Fablándole muchas palabras    que era placer de escuchar,
     dícele que le pesaba,    por ser de tan gran edad,
  196   para ser su caballero,    y de ella se enamorar.
     Hablando de estos placeres    en que los dos están
  198   vierades los caballeros    atavíos ensayar,
     cuál iría más polido,    cuál iría más galán,
  200   y el que más presto se viste    se ya a la tienda real
     a ver la gran fermosura,    por ver aquella beldad
  202   de Guiomar la linda    que en lindez no hay su par.
     Allí vino Oliveros,    allí vino don Roldán,
  204   y vienen los doce pares    de Francia la natural.
     A todos hace dar sillas    aquella real Majestad.
  206   Ellos en aquesto estando    vieron por la puerta entrar
     ese infante Montesinos,    sobrino del emperante,
  208   con una ropa de brocado    que al suelo quiere llegar,
     una cadena a su cuello    que mil marcos de oro vale.
  210   Guiomar desque lo viera    al emperador fue suplicar,
     le quisiese dar licencia    para habelle de halar.
  212   El emperador de buen grado    luego se la fuera a dar.
     Salió a la puerta de la tienda    y fuéraselo a abrazar.
  214   Montesinos que la viera    cuasi se fuera a turbar;
     la color toda mudada,    le empezara de hablar:
  216   --Bien sea venida vuestra Alteza,    bueno sea vuestro llegar--
     Y tomábale las manos    que se las quería besar;
  218   mas Guiomar no quiso,    nunca se las quiso dar.
     Montesinos de turbado    no se le fue a acordar,
  220   que había andado diez pasos    sin la cabeza se cobijar.
     Guiomar que lo viera    el bonete le hizo tornar.
  222   El emperador que los viera    luego los hace sentar,
     desque todos fueron posados    empezaron de hablar
  224   de aquella gran fermosura    que Dios había querido dar
     a la infanta Guiomar    y a las damas que con ella van.
  226   Allí fabló el emperador    a todos en general:
     --Yo tal fermosura de dama    nunca vi en la cristiandad;
  228   mas por ser ella tan hermosa    una merced le quiero dar:
     que yo he dado treinta días    a su padre el rey Jafar
  230   demandándole las tierras,    y tornándole la paz.
     Por amor de Guiomar    le quiero dar mucho más:
  232   yo le doy más cuatro meses,    y estos le quiero dar.--
     Guiomar que esto oyera    en pie se fue a levantar,
  234   las rodillas por el suelo    le comenzó de hablar,
     haciéndole muchas gracias    de la merced que le fue a dar.
  236   --Mas suplico a vuestra Alteza,    no se quiera enojar,
     de recebir una merced    la cual yo le quiero dar:
  238   que tome todos los reinos    que hoy son del rey mi padre,
     y esto sin hacer guerra,    sino de muy buena voluntad.
  240   El emperador que esto oyera    fuérase a maravillar,
     diciendo estas palabras    con un placer atan grande:
  242   que jamás fallara a nadie    que le llevase ventaja
     de siempre mercedes    y dar de contino a grandes,
  244   sino era Guiomar    que con él se quiso igualar;
     mas que él no consiente,    ni lo quería otorgar;
  246   que antes le torna las tierras    y le volvía las paces,
     y le suelta los tributos,    que no los quería más
  248   y le hacía seguro    de nunca lo enojar:
     --Mas yo vos pido una gracia    nunca me la queráis negar:
  250   que se tornase cristiana    y con Montesinos casar.
     Guiomar que esto oyera    mucho se fuera a turbar;
  252   estuvo pensando un rato    sin respuesta le tornar;
     mas Dios todopoderoso    en su corazón fue a entrar,
  254   y dijo que lo placía    de cristiana se tornar
     por hacer servicio a su Alteza,    con Montesinos casar:
  256   --Y esto muy secretamente    que no lo sepa mi padre,
     pues que era ya tan viejo    y puesto en la postrera edad;
  258   que desque será muerto    yo lo haré publicar.--
     Mandó venir un arzobispo    y un perlado cardenal,
  260   que la hiciesen cristiana,    y la quieran desposar.
     Esto hecho entre ellos    licencia fue a demandar
  262   a aquel gran emperador,    que luego se la fue a dar.
     Y así se fue Guiomar    con muy gran solemnidad.
  264   Gran fiesta le hizo su padre    cuando la vido tornar.

Nota: *Sigue el epígrafe: ... que trata de cómo libró al rey Jafar su padre y a sus reinos del emperador y de cómo se tornó cristiana y casó con Montesinos SHP.

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