0521:1 Reinaldos roba a la hija de Aliarde (á) (ficha no.: 1616)
Versión de España. Recogida 00/00/1547 Publicada en Canc. de rom. s. a. f. 72; Canc. de rom. 1550 f. 71. t. ll. f. 170* y Silva de 1550 (Romance de don Reinaldos de Montalván). Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 188, vol. II, pp. 335-345 (Reinaldos.--II.). 356 hemist. Música registrada. |
Estábase don Reinaldos en París, esa ciudad, | |
2 | con su primo Malgesí que bien sabe adevinar. |
Estábale preguntando, el le quería demandar. | |
4 | --Primo mío, primo mío, primo mío natural, |
mucho os ruego de mi parte me lo queráis otorgar, | |
6 | pues que de nigromancia es vuestro saber y alcanzar, |
que me digáis una cosa que vos quiero demandar: | |
--Pláceme, dijo, --mi primo, pláceme de voluntad.-- | |
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o se la trajese delante presto sin más detardar. | |
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que el rey moro Aliarde tenía una hija de poca edad | |
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Tiene su reino muy lejos, tiénelo allende la mar, | |
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Reinaldos desque esto supo no quiso más aguardar; | |
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no se la diera de grado, mas contra su voluntad, | |
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del rey moro Aliarde, para con su hija hablar. | |
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Ya se parte don Reinaldos, ya se parte, ya se va, | |
24 | íbase para los reinos que están allende la mar; |
con él iba un pajecico que lo solía acompañar. | |
26 | Andando por sus jornada, al reino fue a llegar; |
fuérase para la villa do el rey moro suele estar. | |
28 | Hallólo en sus palacios que se quería armar |
porque así lo acostumbraba por más se asegurar, | |
30 | y luego que hubo llegado el rey le fue saludar: |
--¿De dónde es vuestra venida?, ¿o cómo os soledes nombrar?-- | |
32 | --Señor, soy un caballero, de Francia es mi natural: |
desterróme el emperador; de Francia no puedo entrar; | |
34 | por eso vengo a servir a tu Alteza real. |
--Pues que venís muy cansado de tan largo caminar, | |
36 | reposad en mi palacio, que podréis bien descansar.-- |
Don Reinaldos pidió un laud, que lo sabía bien tocar, | |
38 | ya comienza de tañer, muy dulcemente a cantar, |
que todo hombre que lo oía parecía celestial. | |
40 | Bien lo oía la infanta y holgaba de lo escuchar. |
Desque lo vio tan gracioso, de gracias muy singular, | |
42 | el amor que nunca cesa en ella fue aposentar. |
Tales fueron sus amores que no los podía encelar; | |
44 | amores de don Reinaldos no la dejan reposar. |
También se enamoró él de ella, ¡tanta era su beldad! | |
46 | Enviólo a llamar la infanta que viniese a le hablar; |
muy cortés y mesurado las manos le fue a besar. | |
48 | La infanta era discreta y no ge las quiso dar, |
mas antes sus corazones eran de una conformidad, | |
50 | que de verse el tino al otro luego se fueron a desmayar; |
desmayaron los corazones, no desmayó la voluntad. | |
52 | Después que fueron recordados comenzaron de llorar, |
el uno y el otro decían palabras de grande amar. | |
54 | --Por tus amores, señora, vine de allende la mar; |
por venir a vos servir dejara mi natural. | |
56 | He dejado yo mis tierras, al emperador quise dejar; |
he dejado muchos amigos, que me solían honrar; | |
58 | he dejado a los doce, que de ellos era principal.-- |
Allí habló la infanta bien oiréis lo que dirá: | |
60 | --Si por mí os desterrastes y quesistes acá llegar, |
tened confianza en mí, que lo entiendo bien pagar. | |
62 | Por eso, amigo mío, comenzaos de alegrar; |
mucho os ruego que esta noche que no querades faltar, | |
64 | que vengáis solo en mi cámara adonde yo suelo estar, |
porque allí solos entrambos placer nos podamos dar. | |
66 | --¡Nunca quiera Dios, señora, ni la santa Trinidad, |
que yo tocase en la honra a la corona real, | |
68 | pues me tiene vuestro padre por caballero leal!-- |
Respondióle la infanta enojada de le escuchar: | |
70 | --¿Lo que habéis de rogar a mí os tengo yo a vos de rogar? |
Yo vos juro por mi ley, por la ley de Mahomad, | |
72 | que si no hacéis lo que digo que luego os mande matar. |
Don Reinaldos con esfuerzo tal respuesta le fue a dar: | |
74 | que le costase la vida, que más no podía aventurar, |
y que sin falta vernía por hacer su voluntad. | |
76 | Aquella noche siguiente gran placer se fueron dar; |
otro día de mañana a su posada se va. | |
78 | No pasaron muchos días, pocos fueron a pasar, |
que el traidor de Galalón, aquel traidor desleal, | |
80 | envió cartas a Aliarde, cartas para le avisar |
que en su corte tenía a don Reinaldos de Montalván, | |
82 | que a otra cosa no había ido sino a le deshonrar; |
que guardase bien su hija, no se la quisiese fiar, | |
84 | que no fue por otra cosa sino por amores tomar. |
El rey que vido las cartas los suyos mandó llamar, | |
86 | para que tomen a Reinaldos y lo hayan de aprisionar. |
Tomólo gran gente de armas por más seguro le tomar; | |
88 | echanle en una prisión de muy grande escuridad. |
Aconsejóse con los suyos, tomó consejo real, | |
90 | qué debían hacer al triste, o qué castigo le pueden dar. |
Hallaron por sus derechos, por la razón natural, | |
92 | pues había sido traidor a la corona real, |
que era digno de la muerte y se la hubiesen de dar. | |
94 | Todos firman la sentencia, el rey la fue a firmar; |
la sentencia ya era dada para habello de degollar. | |
96 | Allí estaba un pajecico que la infanta fue a criar, |
va corriendo a la infanta de priesa y no de vagar. | |
98 | Sola estaba la infanta, a nadie quería escuchar; |
entra el paje por la puerta, comiénzale de hablar: | |
100 | --Por amor de vos, señora, hoy se hace gran crueldad, |
que aquel caballero extraño por vos le quieren degollar.-- | |
102 | De lo que dijo el pajecico ella tuvo gran pesar: |
vase para el palacio donde el rey solía estar; | |
104 | tal entraba por la puerta que a todos quería matar. |
--¿Qué es aquesto, señor padre? aquesto ¿qué puede estar? | |
106 | ¿Sin saber cierto las cosas, al cabo las queréis llevar? |
La sentencia que habéis dado vos la queráis revocar: | |
108 | que si don Reinaldos muere a mi primero habéis de matar. |
No sabiendo la verdad, no me queráis disfamar. | |
110 | Las cartas de Galalón que él vos fue a enviar |
son por volveros con él, para hacelle matar, | |
112 | por envidia que d`él tiene porque en vuestra corte está |
que en París ni en toda Francia, nadie se le puede igualar. | |
114 | Por eso os ruego, señor, la vida le queráis dar. |
--Pláceme, dijera el rey, pláceme de voluntad; | |
116 | mas con una condicion: que en mis reinos no ha de estar.-- |
Allí luego la infanta las manos le fue a besar. | |
118 | Mándanle quitar los grillos y de la prisión sacar |
y entonces el buen rey lo mandara desterrar. | |
120 | Ya se parte de la corte con dolor y gran pesar |
por dejar a su señora, con ella no poder quedar. | |
122 | Maldecía su ventura, no cesaba de llorar; |
a sus jornadas contadas en Francia fue a llegar | |
124 | y vase luego derecho a la villa de Montalván. |
El rey quedaba pensoso, a su hija quería casar, | |
126 | mas no sabía con quién a su honra la pudiese dar. |
Envió cartas por todo el mundo, todo el mundo en general, | |
128 | que quien quisiere heredar su reino, y con su hija casar, |
que dentro de treinta días viniese a su corte real | |
130 | para hacer un torneo para más honra ganar, |
y el que mejor lo hiciese con la infanta haya de casar. | |
132 | Don Reinaldos cuando lo supo mucho se fue a alegrar |
porque si él allá iba el campo entiende de ganar. | |
134 | Luego pidió su caballo, las armas otro que tal; |
mucho rogó a su primo, a su primo don Roldán, | |
136 | que se quisiese ir con él por mayor honra llevar. |
Ya se parte don Reinaldos, con él iba don Roldán; | |
138 | a sus jornadas contadas al reino de moros llegado han. |
Sabido lo ha Galalón que a tierra de moros van, | |
140 | juego envió un mensajero para al rey moro avisar |
que su criado don Reinaldos, y su primo don Roldán | |
142 | eran idos a su reino para habello de matar. |
Cuando el rey supo tal nueva de ello se fue a maravillar; | |
144 | envió a hombres de armas que los fuesen a buscar. |
Allí habló un caballero bien oiréis lo que dirá: | |
146 | --¡Vergüenza es de tanta gente a dos solos ir a buscar! |
Dédesme licencia a mí que yo solo me quiero andar. | |
148 | El rey dijo que le placía de muy buena voluntad. |
Ya se parte aquel moro, ya se va a los buscar; | |
150 | vase para una posada adonde él solía posar. |
En entrando por la puerta con ellos fuera a encontrar; | |
152 | conoció a don Reinaldos que con él solía holgar. |
--Pésame mucho de vosotros, en mí tengo gran pesar, | |
154 | que el rey sabe que estáis aquí haos mandado matar; |
ruego vos mucho, señores, que me digáis la verdad | |
156 | porque el rey tenía cartas que Galalón le fue a enviar |
avisándole de cierto que le queríades matar. | |
158 | Respondiera don Reinaldos: --¡Nunca Dios quiera tal! |
El rey no es mi enemigo, ni yo lo quería mal; | |
160 | mas hemos venido al campo que el rey mandó pregonar. |
Mucho se holgó el moro de tal razón escuchar; | |
162 | que viniesen en hora buena para al campo a pelear. |
Otro día de mañana comiénzanse de aparejar, | |
164 | y sálense luego al campo donde habían de tornear. |
Mataron tantos de moros que no hay cuento ni par. | |
166 | Bien veía la infanta a Reinaldos y a Roldán; |
lloraba de los sus ojos que no les podía ayudar. | |
168 | Envióles un pajecico, que fuesen a le hablar, |
que se lleguen al castillo por ver si les podría hablar. | |
170 | Ellos rompiendo entre la gente al castillo llegado han; |
la infanta cuando los vido de allí se dejó colgar. | |
172 | Tomándola don Reinaldos, en su caballo la fue a tomar. |
Mataron tantos de moros que no tienen cuento ni par; | |
174 | por muchos moros que vinieron no se la pudieron quitar. |
A sus jornadas contadas a París fueron llegar. | |
176 | El emperador cuando lo supo a recebírselos sale, |
con él salen los doce pares y toda la corte real. | |
178 | Si hasta allí eran esforzados, agora lo eran mucho más. |
Variantes: -10a espíritu. Silva; -36b podéis. Silva; -39a a todo. Las ed. posteriores del Canc. de rom.; -70b a vos. falta en la Silva; -81b a Reinaldos. Silva; -90b puedan. Silva; -106b llegar. Canc. de rom. s. a. y 1550; -107b queréis. Canc. de rom. s. a. y 1550; -112a tiene d`él. Canc. de rom. s. a. y 1550; -112b quiere estar. Canc. de rom. s. a. y 1550; por querer con vos estar. Las ed. pos. del Canc. de rom.; -148a Dijo el rey. Silva; -160b mandara. Canc. de rom. s. a. y 1550; -161b de tales razones. Canc. de rom. s. a. y 1550; -166b don Roldán. Canc. de rom. s. a. y 1550; -174b por más moros que vinieron / no se la pueden quitar. // Las ed. post del Canc. de rom.; por unos moros que vinieron / no se la pudieron quitar. // Silva, ed. de 1582. Nota: *En la Silva, ed. de 1582, y en la Flor. hay otro romance al mismo asunto, que dice: Cuando aquel claro lucero; pero ya contrahecho de éste por un poeta artístico, como se echa de ver por el mismo título que lleva en un pliego suelto del siglo XVI, donde dice: (Romance) hecho por un gentilhombre. agora de nuevo muy fuera del propósito de los otros, como por él parecerá. . |