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Por la vega de Granada un caballero pasea |
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un caballo morcillo ensillado a la gineta: |
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adarga trae embrazada, la lanza traía sangrienta |
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de los moros que había muerto antes de entrar en la vega. |
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Los relinchos del caballo dentro en el Alhambra suenan; |
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oídolo habían las damas que están vistiendo a la reina: |
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salen de presto a mirar por allí a ver quién pasea; |
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vieron que en su lado izquierdo traía una cruz vermeja; |
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conocieron ser cristiano, vanlo a decir a la reina. |
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La reina, cuando lo supo, vistiérase muy de priesa; |
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acompañada de damas asomóse a una azotea. |
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El Maestre la conoce, bajado le ha la cabeza; |
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la reina le hace mesura, y las damas reverencia. |
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Con un paje que allí estaba le envía a decir, ¿qué espera? |
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El Maestre le responde: --Amigo, decí a su Alteza |
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que si caballero moro hubiere que lo merezca, |
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que por servir a las damas me venga a echar de la vega.-- |
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Oídolo ha Barbarín, que quiere tomar la empresa; |
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las damas lo están armando, mirándolo está la reina. |
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Muy gallardo sale el moro, caballero en una yegua, |
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por las calles donde iba va diciendo: --¡Muera, muera!-- |
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Cuando fue junto al Maestre, de esta suerte le dijera: |
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--Date por mi prisionero, que a las damas y a la reina |
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he dejado prometido de llevarles tu cabeza. |
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Si quieres ser mi captivo, les quitaré la promesa.-- |
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El Maestre le responde con voz alta y muy modesta: |
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--Cumple, a ser buen caballero, si tú quieres, tal empresa.-- |
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Apártanse uno de otro con diligencia y presteza, |
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juegan muy bien de las lanzas, arman muy buena pelea. |
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El Maestre era más diestro, al moro muy mal hiriera: |
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el moro desesperado las espaldas le volviera. |
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El Maestre le da voces, diciendo: --¡Cobarde, espera, |
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que te afrentarán las damas si no cumples tu promesa!-- |
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Y viendo que se le iba, a más correr le siguiera, |
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enviándole con furia la lanza por mensajera. |
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Acertádole había al moro, el moro en tierra cayera; |
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apeádose ha el Maestre, y cortóle la cabeza. |
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Con un paje se la envía a la reina, que la espera, |
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con un recaudo que dice: --Amigo, decí a la reína, |
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que pues el moro no cumple la palabra que le diera, |
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que yo quedo en su lugar para servir a su Alteza. |