Pan-Hispanic Ballad Project

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0729:1 Doncella vendida a un moro por sus padres (é-a)            (ficha no.: 1985)

Versión de Ventosillos (ay. Villamanín, ant. Rodiezmo, p.j. León, ant. La Vecilla, comc. Los Argüellos, León, España).   Recitada por Adelaida Arias Gutiérrez (50a). Recogida por Josefina Sela, 00/00/1916 (Archivo: AMP; Colec.: Sela, J. (M. Goyri-R. Menéndez Pidal)). Publicada en IGR-vulgar 1999, pp. 140-141.  063 hemist.  Música registrada.

     Mañanitas de San Juan,    mañanas claras, serenas,
  2   cuando se van a bañar    muchas damas y doncellas,
     anda un moro por lugar    que daba mucha moneda
  4   a la que se qui(er)á vender    a irse para su tierra.
     Los padres de aquella niña    cierto fue que la vendieran.
  6   Y el moro se salió al campo    por ver cuála dama era,
     y las preguntó a las otras    por doña Juana Vicenta.
  8   Las otras se lo dijeron,    como si tal cosa fuera:
     --Sabrás como te han vendido tus padres    para pagar (una) cierta deuda.
  10   --Eso no lo creo yo,    menos que de mi padre vea
     una firma y una letra.--
  12   Echó mano a su bolsillo,    sacó de su faldriquera
     un papelillo bien chico    y a la niña se lo entrega.
  14   La niña, como es leída,    desmayada cayó en tierra.
     Ya la coge entre los brazos,    n` el caballo la pusiera.
  16   Siete leguas lleva andadas    sin que la niña dé cuenta;
     de las siete pa las ocho    de esta manera dijera:
  18   --Por Dios, por Dios, el buen moro,    por Dios y la Madalena,
     me dejes descansar    al pie de aquella arboleda.--
  20   El moro iba rendido    y al punto se adormeciera,
     le metió el puñal po`l pecho    y a la espalda le saliera.
  22   Montó en caballo del moro    y volvió para su tierra.
     Mató a su padre, a su madre,    a una hermana muy pequeña,
  24   también mató a un hermano    que siete años ya no llega.
     Montó en caballo del moro    y echó a la puerta fuera.
  26   En el medio la ciudad    arman una pelotera,
     ella mató al alcalde    y el alcalde la mató a ella.
  28   Estando pues una tarde    haciendo oración por ella
     viera venir un nublado    de rayos y de centellas.
  30   Todos salieron del templo    por ver qué cosa era aquella.
     Reconociéndolo dice:    --Soy la doña Juana Vicenta,
  32   soy un alma condenada,    no me consiente la tierra.--

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