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0843:1 De Mantua salen apriesa (á)            (ficha no.: 1590)

Versión de España. Recogida 00/00/1547 Publicada en Silva de 1550 t. II. f. 136 (Romance de la embajada que envió Danés Urgel, marqués de Mantua al Emperador) Canc. de rom. s. a. f. 42; Canc. de rom. 1550 f. 43 y Floresta de varios rom.. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 166, vol. II, pp. 195-210 (Del Marqués de Mantua, Valdovinos y Carloto).  516 hemist.  Música registrada.

     De Mantua salen apriesa    sin tardanza ni vagar
  2   ese noble conde Dirlos,    visorey de allende el mar,
     con el duque de Sansón    de Picardía natural;
  4   camino van de París,    aunque ninguno lo sabe,
     que el marqués Danés Urgero    los envía con mensaje
  6   a ese alto emperador    que estaba en París la grande.
     Llegados son a París    sin mucho tiempo tardar;
  8   caballeros son de estima,    de grande estado y linaje,
     de los doce que a la mesa    redonda comían pan.
  10   Los grandes que lo supieron    salen por los acompañar.
     Desque entraron en París    vanse al palacio real;
  12   preguntan por el emperador    para habelle de hablar.
     Desque lo supo don Carlos    luego los mandó entrar;
  14   desque son delante dél    las rodillas van hincar;
     demandaronle las manos,    mas no se las quiso dar;
  16   mandólos alzar de tierra,    comenzóles preguntar:
     --¿De dónde venides, duque?    ¿de qué parte o qué lugar?
  18   ¿Dónde habéis estado, conde?,    ¿venís de allende la mar?--
     Respondieron ambos juntos    presto tal respuesta dan:
  20   --En Francia, habemos estado    en Mantua esa ciudad,
     con el marqués Danés Urgero    por le haber de acompañar;
  22   embajada vos traemos,    señor, queráisla escuchar:
     mandad salir todos fuera,    no quede sino Roldán,
  24   que después siendo contento,    bien se podrá publicar.--
     Todos se salieron luego    de la cámara real,
  26   todos cuatro quedan solos,    las puertas mandan cerrar.
     De rodillas por el suelo    el conde comenzó a hablar:
  28   --¡Oh muy alto emperador,    sacra real majestad!
     tu vasallo soy, señor,    y de Francia natural,
  30   pues vengo por mensajero    licencia me manda dar
     para decir mi embajada,    si no recibes pesar.--
  32   Respondió el emperador    sin el semblante mudar:
     --Decid, conde, qué queréis,    no vos queráis recelar;
  34   bien sabéis que el mensajero    licencia tiene de hablar.
     Al amigo y enemigo    siempre se debe escuchar,
  36   por amistad al amigo,    y al otro por se avisar.--
     Levantóse luego el conde,    una carta fue a mostrar,
  38   la cual era de creencia,    dióla en manos de Roldán;
     comenzó de hacer su habla    con discreto razonar:
  40   --Creyendo hacer más servicio    a tu sacra majestad,
     acepté, señor, el cargo    de este mensaje explicar,
  42   porque sin pasión ninguna    la verdad podré contar,
     según que vengo informado,    sin añadir ni quitar.
  44   La embajada que yo traigo    es justicia demandar
     del infante don Carloto,    tu propio hijo carnal.
  46   Dicen que él mató sin culpa    a Valdovinos el infante,
     hijo del buen rey de Dacia,    tu vasallo natural;
  48   dicen que le mató con aleve,    con engaño y falsedad,
     rogándole que se fuese    con él a le acompañar.
  50   Por casarse con su esposa    dicen que le fue a matar;
     de este delito se quejan    muchos hombres de linaje,
  52   que son parientes del muerto,    y se sienten del tal mal.
     El marqués Danés Urgero    se muestra más principal
  54   por ser tío de Valdovinos,    hermano del rey su padre.
     Demás de ser su pariente,    tiene muy mayor pesar
  56   porque lo falló herido,    casi a punto de espirar,
     en un bosque muy esquivo,    apartado de lugar.
  58   El mismo le contó el caso,    a él se fue encomendar;
     en sus brazos espiró,    razón es no le olvidar:
  60   y ese maestre de Rodas    Urgel de la fuerza grande,
     que es primo del marqués,    tio también del infante;
  62   y ese duque de Baviera    don Naimo el singular
     abuelo de Valdovinos,    padre carnal de su madre;
  64   y ese rey de Sansueña,    tu vasallo natural,
     padre de la infanta Sevilla    que cristiana fue a tornar
  66   por amor de Valdovinos    para con él se casar;
     y otros muchos caballeros    también se van a quejar,
  68   los unos por parentesco,    los otros por amistad;
     sobre todos esa reina    doña Ermeline, su madre.
  70   Tus naturales y extraños    también te envían a suplicar
     que si tu hijo los mata    ¿quién los ha de defensar?
  72   Si no mantienes justicia    dejarán su natural,
     y se partirán de Francia    a otros reinos a morar.
  74   El caso es abominable,    y terrible de contar;
     si tal cosa es, señor,    bien lo debes castigar.
  76   Acuérdate de Trajano    en la justicia guardar,
     que no dejó sin castigo    su único hijo carnal;
  78   aunque perdonó la parte,    él no quiso perdonar.
     Si niegas, señor, justicia,    mucho te podrán culpar,
  80   que tal caso como este    no es para dejar pasar.
     ¡Mira bien, señor, en ello!    Respuesta nos manda dar.--
  82   Turbóse el emperador,    que apenas pudo hablar;
     la mano tenía en la barba,    muy pensativo además.
  84   A cabo de una gran pieza    tal respuesta le fue a dar:
     --¡Si lo que habéis dicho, conde,    se puede hacer verdad;
  86   mas quisiera que mi hijo    fuera el muerto sin dudar!
     El morir es una cosa    que a todos es natural,
  88   la memoria queda viva    del que muere sin fealdad;
     del que vive deshonrado    se debe tener pesar,
  90   porque así viviendo muere    olvidado de bondad.
     Decilde, conde, al marqués    y a cuantos con él están
  92   que el pesar que de esto tengo    no lo puedo demostrar;
     mas yo daré tal ejemplo    en esta muerte vengar,
  94   que la pena del delito    sobrepuje a la maldad
     porque todos escarmienten    cuantos lo oyeren nombrar.
  96   Vengan pedir su justicia    que yo la haré guardar
     como es costumbre de Francia    usada de antigua edad.
  98   Si buena verdad trujeren    en mi corte se verá;
     do mi persona estuviere    la justicia será igual,
  100   así al pobre como al rico,    así al chico como al grande,
     y también al extranjero,    como al propio natural.
  102   ¡Mas quiero dejar memoria    de grande riguridad,
     que dejar sin dar castigo,    al que comete maldad,
  104   aunque sea mi propio hijo    que me tenía de heredar.
     Cuando esto oyó el conde    las manos le fue a besar;
  106   alabando su respuesta,    el duque comenzó hablar:
     --Siempre, señor, confiamos    de tu ínclita bondad,
  108   que por mantener justicia    tal respuesta habías de dar;
     mas porque el caso requiere    en sí mesmo gravedad,
  110   y, por ser cosa de hijo,    tú no lo debes juzgar.
     El marqués Danés Urgero    te envía a suplicar,
  112   que porque él tiene jurado    de en poblado nunca entrar
     fasta que alcance derecho    de Carloto el infante
  114   y él mismo tiene de ser,    el que lo ha de acusar,
     que no quieras ser presente    para haber de sentenciar;
  116   mas que nombres caballeros    que puedan determinar
     según costumbre de Francia,    entre hombres de linaje,
  118   y que los que señalardes    para este caso mirar.
     Sean caballeros de estado    de tu consejo imperial
  120   y que hagan juramento    de administrar la verdad
     y tu majestad provea    de señalar un lugar
  122   en el campo, sin poblado,    a do se haya de juzgar
     para oír ambas las partes    fasta ejecución final.
  124   Y porque el marqués trae gentes    para se haber de guardar
     de quien algo le quisiere    y le hubiere de enojar,
  126   y sus parientes y amigos    vienen por le acompañar,
     y entre ellos viene Renaldos,    el señor de Montalván,
  128   el cual está puesto en bandos    con tu sobrino Roldán;
     porque no sabe el marqués    si recibirás pesar,
  130   no quiere venir con gentes    sin saber tu voluntad,
     pues viene a pedir justicia    y no para guerrear,
  132   que tú, señor, le asegures    y a cuantos con él vernán,
     mientra que el pleito durare    seguro les mandes dar
  134   para venida y estada,    y después para tornar.
     No porque él tema a ninguno,    ni haya de quién se recelar;
  136   mas por cumplir lo que debe    a tu sacra majestad.
     De esta manera, señor,    él vendrá sin detardar,
  138   que ya es partido de Mantua,    no cesa de caminar.
     Don Renaldos le aposenta    sin hacer daño ni mal,
  140   en tierras de señoríos    todos recaudo le dan,
     pagando de sus dineros    lo acostumbrado pagar.
  142   Para pasar por tus tierras    licencia les manda dar,
     y todos los bastimentos    que hubieren necesidad,
  144   pagando lo que valiere    no se les debe negar.--
     Al emperador le plugo,    todo lo fue así otorgar:
  146   --El marqués venga seguro    y cuantos con él vernán.
     Venga siquiera de guerra,    o como le placerá,
  148   yo lo tomo so mi amparo,    so mi corona real.
     Porque más seguro venga    este mi anillo tomad;
  150   todo lo que os prometo    siempre fallaréis verdad;
     la licencia que pedís    soy contento de vos dar;
  152   ordenaldo a vuestra guisa,    que así lo quiero firmar.--
     Sacó un anillo de oro    con el sello imperial;
  154   el duque le tomó luego,    las manos le fue a besar.
     Del emperador se despiden,    a sus posadas se van.
  156   Don Roldán quedó enojado,    mas no lo quiso mostrar.
     Luego se supo en la corte    todo lo que fue a pasar,
  158   la embajada que traían,    lo que venían a demandar.
     Mucho pesó a don Carloto,    quiérelo disimular;
  160   fuése al emperador    a haberse de desculpar
     mas nunca lo quiso oír    sino en consejo real.
  162   La audiencia que le dio    fue mandarlo aprisionar
     fasta ser determinada    por su corte la verdad.
  164   Desque preso y a recado    en guarda lo fuera dar
     a don Arnaldos de Belanda    que Ayuelos suelen llamar,
  166   gran condestable de Francia,    y en cortes gran senescal.
     Mucho pesaba a los grandes    que le tenían amistad,
  168   sobre todos le pesaba    a ese paladín Roldán.
     Todos buscaban maneras    para le haber de soltar,
  170   mas nunca el emperador    a nadie quiso escuchar.
     Cuanto más por él le ruegan,    tanto más lo hace guardar.
  172   Cada día entra en consejo,    las leyes hacía mirar,
     quien tal crímen cometía    qué pena le habían de dar.
  174   Estando en esto las cosas    el marqués fuera a llegar
     a tres millas de París    a vista de la ciudad.
  176   No quiso pasar adelante,    mandó asentar su real.
     Aposentóle Renaldos    ribera de un río caudal,
  178   do mejor le pareció    y más seguro lugar;
     él se pasó adelante    una milla o poco más.
  180   Armaron luego su tienda,    su bandera mandó alzar;
     la gente de la ciudad    todos iban a mirar
  182   el gran campo del marqués,    su concierto singular,
     la diversidad de gentes,    la órden que el marqués trae.
  184   Muchos señores y grandes    al marqués iban hablar
     por probar algún concierto    y saber su voluntad.
  186   El estábase en su tienda,    en aquel estado grande,
     armado de todas armas,    y descubierta la faz,
  188   el ataúd allí delante    por más dolor demostrar
     la madre de Valdovinos    y su esposa, allí a la par
  190   de aquella forma y manera    que arriba oistes nombrar.
     Los que venían a la tienda    para el marqués visitar,
  192   desque le veían armado    y de aquella forma estar,
     habían d`él compasión,    llegaban por le hablar.
  194   Recibíalos muy bien,    cabe él los hacía sentar;
     el caso como pasara    a todas iba a contar.
  196   Cuando algo le rogaban    mostraba mucho pesar;
     rogaba con cortesía    le quisiesen perdonar
  198   por no poder complacerlos    como era su voluntad
     porque él se había quitado    sobre esto la libertad.
  200   El juramento que hizo    a todos hacía mostrar,
     porque no tuviesen causa    sobre ello lo importunar.
  202   Los grandes que allí venían    no le querían fatigar,
     ni querían sobre tal caso    su dolor le renovar.
  204   Volvíanse para París    pensativos además,
     diciendo tener razón    el marqués de se vengar
  206   de un tan grave delito,    y hacello bien castigar.
     Cuando el emperador supo    que el marqués fuera a llegar,
  208   mandó llamar al consejo    en su palacio imperial.
     Mandó cuando fueron juntos    los embajadores llamar:
  210   la embajada que trajeron    tornasen a recontar.
     Levantóse el conde Dirlos    comenzóla de explicar;
  212   desque la hubo acabado    tornóse luego asentar.
     Todos se maravillarban    de oír tan gran maldad.
  214   Por amor del emperador    todos recebían pesar;
     mirábanse unos a otros,    a todos parecía mal.
  216   Antes que hablase ninguno    el emperador fue hablar:
     --Lo que aquí pide el marqués    por primero y principal,
  218   es que yo nombre jueces    para esto determinar;
     por ser caso de Carloto    presente no quiero estar.
  220   Para mejor señalarlos    y todo mi poder dar,
     que administren la justicia,    en su conciencia y verdad--
  222   A todos está mirando    y empiézales de hablar:
     --Los jueces que yo nombro    para justicia guardar,
  224   el uno es Dardín Dardeña    que el Delfín suelen llamar,
     de tres estados de Francia,    el primero en consejar;
  226   el otro el conde de Flándes,    don Alberto el singular,
     uno de los tres estados,    y primero en el mandar;
  228   otro el duque de Borgoña,    primero estado en juzgar,
     riguroso y justiciero,    en mis reinos principal;
  230   el otro el duque don Carlos,    mi sargento general;
     otro el duque de Borbón,    mi cuñado don Grimalte;
  232   el otro el conde de Foy,    y el buen viejo don Beltrán;
     otro sea don Reyner,    llamado duque de Aste,
  234   y el conde don Galalón    de Alemaña principal;
     otro el duque de Vibiano    de Agramonte natural,
  236   asistente de mi corte    para los pleitos juzgar;
     otro el duque de Saboya    que venturas fue a buscar
  238   y en las más partes del mundo    trances ha visto pasar;
     otro el duque de Ferrara,    esa nombrada ciudad,
  240   don Arnao el gran Bastardo,    así se hace intitular;
     otro sea don Guarinos,    almirante de la mar,
  242   de todas flotas y armadas    sobre todos general.
     Y nombro por presidente    para en mi lugar estar
  244   don Arnaldos de Belanda,    de Francia gran condestable.
     Para ello le doy mi cetro,    poder soluto en mandar.
  246   Todos estos juntos puedan    absolver y sentenciar
     esto que pide el marqués    como se debe juzgar,
  248   si por prueba de testigos    o trance de pelear.
     Yo les doy mi comisión    con poder y facultad,
  250   que la sentencia que dieren    la puedan ejecutar,
     según costumbre de Francia,    por su propia autoridad,
  252   dando la pena y castigo    a quien la hubieren de dar.
     Así por vía de justicia,    como por en campo entrar,
  254   al cual puedan ser presentes,    y en mi nombre asegurar
     al marqués Danés Urgero    y a cuantos con él están,
  256   más que a mi persona propia    nadie le pueda demandar.--
     Así como aquí lo dijo    a todos lo va a mandar,
  258   so pena de ser traidor    quien lo osare quebrantar.

Variantes: -3a Así dicen todas las antiguas ediciones del Canc. de rom., de la Silva y de la Flor; solamente la ed. de la Silva de Barcelona de 1582 tiene una variante notable, poniendo: con el duque de Saxonia. El señor Durán enmienda con mucha probabilidad: con el duque de Sanson; -13a don Carloto. Flor; -33b pues no os cumple recelare. Las ed. posteriores del Canc. de rom.; Decid, conde, a vuestra guisa, / no habéis de recelar//. Flor; -45a principe. Flor; -46a a traición. Flor; -52b y sienten este desman. Flor; -60a maestre de todos. Flor. Esto parece ser la mejor lección pues no puede haberse nombrado a Urgel, maestre de Rodas, hasta pasado el año 1310. Véase la nota de Clemencin al Don Quijote, tomo V. pag 390; -62b con Rayner el singular. Flor; -63b padre. Flor; -69b Ermelina. Silva.. Ermelian Flor; -97b antigüedades. Silva, Flor; -105a el conde Irlos. Flor; -142b mandes. Flor; -146b están. Flor; -147b parecerá. Flor; -161b sin su. Silva; -165a Renaldos de Belanda. Todas las ed. del Canc. de rom. La enmienda de Silva que hemos acogido en el texto, prueba el conocimiento más exacto de su editor de la tradición original francesa; distingue siempre muy bien entre Arnaldo de Belanda y Renaldo de Montalbán. La Flor. al contrario, lleva éstos y otros nombres propios aun más desfigurados; así dice en este lugar: A don Reynaldos de Gulanda / que Añuelos suelen llamar//; -183b y el orden que en todo hay. Flor; -131b Grimaltos. Flor; -232a Fox. Silva. Foix. Flor;-238b franceses vido pasar. Flor; -256b Nadie le puede enojar. Flor.

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