Pan-Hispanic Ballad Project

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0906:3 La Espinela (é-a)            (ficha no.: 3571)

Versión de Coihueco (Ñuble, Chile).   Recogida por Armando Sanhueza L., entre 1900-1912 (Colec.: Vicuña Cifuentes, J.). Publicada en Vicuña Cifuentes 1912, nº 128 (B), pp. 370-372.  071 hemist.  Música registrada.

     El sol detenga sus rayos,    la luna su dulce y bella,
  2   el duque mar en sus olas,    y estremézcase la tierra.
     . . . . . . . . . . . . . . . . . . .    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
     Nadie está libre de ello    después d`estos cuatro planetas.
  4   Yo nací de entre las ondas,    me llevaron a la iglesia,
     y en el sagrado bautismo    me pusieron Espinela.
  6   Yo por medio luz estuve,    cuando la patria sangrienta
     quitó la vida a mis padres,    quedando yo muy resuelta,
  8   y de mi furor temblaban    varios de la ciudad mesma:
     raro era el que me la hacía    que con ella se me fuera.
  10   Cerca `e la casa vivía    un mozo `e linda presencia
     [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]    llamado Fabián d`Herrera.
  12   Mucho procura de hablarme    y que yo le respondiera.
     Me robó el amor y el alma,    y quedando yo sin ellas,
  14   le dije si me quería    por su esposa, y la respuesta
     fue de que no le igualaba    ni en calidad ni en hacienda,
  16   que tenía su amor puesto    en prenda `e mejor nobleza;
     me dijo de que me fuese    pa mi casa en hora buena.
  18   Le obedecí su mandato;    como una leona fiera
     puse mi amor en coraje    y en veneno la fineza.
  20   Esperando que cerrase    la noche, estuve dispuesta
     para salir a vengar    el agravio y la soberbia.
  22   De que se cerró la noche,    [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]
     me vestí de punta en blanco,    tomé mi espada y rodela,
  24   tomé carabina y sable    con intención manifiesta,
     y un coleto de mi padre,    que Dios en su gloria tenga.
  26   He salido para la calle,    a donde luego le viera
     hablando con cierta dama,    hablando por unas rejas,
  28   hablando de mi niñaje,    sabiendo que soy tan buena.
     . . . . . . . . . . . . . . . . . . .    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
     --Ingrato sin atención    que atrevido me desprecias,
  30   hablando de mi niñaje,    sabiendo que soy tan buena,
     [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]    pues ahora vengo dispuesta
  32   a que me quites la vida    o yo quedar satisfecha.--
     La niña ha dicho que aguarde:    se pone el mozo en defensa,
  34   se defiende muy bizarro,    pero poco le aprovecha,
     que con cuatro o cinco heridas    cayó mortal a la tierra.
  36   La niña [. . . . . . . . .]    al ver su esperanza muerta,
     quedó [. . . . . . . . .]    más pálida que una cera.
     . . . . . . . . . . . . . . . . . . .    . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Comentario de V. C. : La versión A de Espinela, aunque bastante extensa, presenta todavía numerosas lagunas y alteraciones que dificultan su inteligencia. Algunas de estas últimas he salvado en notas, valiéndome del texto publicado por Durán en el Romancero, t. II, p. 365. La variante B es tan incorrecta, que no admite anotaciones, y sólo la publico, como he hecho con otras, para acreditar la difusión que alcanza el romance.

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0906:2 La Espinela (é-a)            (ficha no.: 3570)

Versión de Molina (Talca, Chile).   Recitada por Eulalia Arellano (50a). Recogida entre 1900-1912 (Colec.: Vicuña Cifuentes, J.). Publicada en Vicuña Cifuentes 1912, nº 127 (A), pp. 363-369.  220 hemist.  Música registrada.

     El sol detenga sus rayos,    la luna sus luces veras,
  2   traduzca el mar con sus olas    y estremézcase la tierra.
     Digan pues con atención    de una mujer las finezas,
  4   de una alegonía el veneno    y de una sierpe la audiencia.
     Yo nací entre de Ronda,    y llevándome a la iglesia,
  6   en el sagrado bautismo    me pusieron Espinela.
     Y mis padres con amor    me pusieron a la escuela,
  8   y en poco tiempo aprendí    a leer y escribir, ciencias,
     para ser mujer, bastantes,    si bien se aprovechan d`ellas.
  10   Aprendí a jugar las armas    con gran valor y destreza,
     que al poco tiempo salí    como el instructor, más diestra.
  12   Apenas tuve las luces,    cuando la parca sangrienta
     quitó la vida a mis padres,    quedando yo tan resuelta,
  14   que de mi furor temían    muchos de la ciudad mesma.
     Vivía junto a mi casa,    de lindo cuerpo y presencia,
  16   el hijo de un caballero,    llamado Fabián Herrera.
     Iste gustaba de hablarme    y que yo le respondiera.
  18   Como dice aquel adagio,    las burlas pasan a veras:
     me robó el amor y el alma,    y quedando yo sin ellas,
  20   le dije si me quería    por esposa; y la respuesta
     me dijo que no igualaba    en calidad ni en hacienda,
  22   y que me fuese con Dios    a mi casa en hora buena.
     Obedeciendo el mandato,    como una leona sangrienta
  24   troqué mi amor en rigor    y en veneno la fineza.
     Dentré a mi casa furiosa,    aguardando a que viniera
  26   1a noche, para vengarme,    de mi enojo la soberbia.
     Me puse un calzón de ante    con una media de seda,
  28   y un coleto de mi padre,    que Dios en la gloria tenga.
     Vestida de punta en blanco,    tomé la espada y rodela,
  30   y con una garabina    bajé veloz a la puerta.
     Lo hallé qu` estaba en la calle,    hablando por una reja
  32   con cierta dama y llegando    le dije d`esta manera:
     --Ingrato y sin atención,    ¿cómo atrevido desprecias
  34   el honor de mi linaje,    sabiendo que soy tan buena
     como cuantos podrán ser?    Y así, yo vengo dispuesta
  36   a que me quitéis la vida    o yo quedar satisfecha.
     ¡Ea, cobarde! ¿Qué hacéis?--    El mozo, puesto en defensa,
  38   se defendía bizarro,    pero poco le aprovecha,
     que con cuatro o seis heridas    cayó mortal a la tierra.
  40   Alborotóse la dama    al ver su esperanza muerta,
     y de un garabinazo    cayó como una cordera.
  42   Este fue el primer principio    para olvidar a mi tierra:
     dejé mi nombre, y me puse    Ru`esindo Espinela.
  44   Un barquillo me pasó    a la ciudad de Antioquera,
     que iba con su capataz    a ver su casa y hacienda.
  46   Me desembarqué, y estando    una noche en la alameda,
     divirtiéndome en un juego    de turcos, en una mesa,
  48   no me acuerdo sobre que,    se ofreció una escarapela.
     Eran seis contra mí sola;    donde me obligó la fuerza
  50   de la razón, a sacar    los instrumentos de guerra.
     A la primera mudanza    cayeron tres a la tierra,
  52   y los demás se huyeron,    que, si no, lo mesmo fuera.
     Llegué a Málaga un día,    y estando en la calle Nueva
  54   un mercader que ha llegado,    que el diablo todo lo ordena,
     va un ministro y me pregunta    que de que paraje era.
  56   Le respondi: --¿Que te importa?--    Sobre cierta dependencia,
     me dijo que me pondría    en un cepo de cabeza.
  58   Alcé la mano furiosa,    y en mitad de la mollera
     le di un golpe, y se quedó    bailando la pataleta.
  60   A cuyo tiempo llegó    1a justicia, y me amonesta
     que me entregue a la prisión    por voluntad o por fuerza.
  62   Le dije que no quería,    y tomando una vihuela,
     ahí me puse a cantar    una bocaná de cuentas.
  64   Con verdad que no pensé    salir bien d`esta refriega,
     si no es por un extranjero,    que compasivo se muestra;
  66   resguardándome la espalda    bajo de cólera ciega
     a cuál herido a cuál mato.    Finalmente hice puerta
  68   para escaparme, y salí    con tres heridas pequeñas:
     El valeroso Alejandro    me seguía; en una cueva
  70   pasamos aquella noche,    y antes que el alba luciera,
     caballeros nos subimos    a lo alto de la sierra.
  72   Topamos un sacerdote    que pasaba en una yegua:
     era caballero noble    y lo bajamos a tierra.
  74   Al tiempo de registrarlo    muy compasivo se muestra,
     diciendo: --No me matéis,    amigos, que yo quisiera
  76   traer a vuestro servicio    deste mundo las riquezas.--
     Y sacó ochenta ducados,    y en pago d`esta fineza
  78   le dejamos maniatado.    Sin ninguna resistencia
     a Cartagena llegamos,    y a una pobre tabernera
  80   le quitamos cien ducados,    dejándola media muerta.
     En el monte de Antioquía    topamos una calesa,
  82   con un caballero noble    y una señora discreta.
     A él me atraqué, y le dije:    --Bájese usté al punto a tierra,
  84   que quiero que me confiese    el oro y plata que lleva.--
     Saca al punto una pistola    para tirarme con ella,
  86   y mi dicha, pues, no quiso    que diera lumbre la piedra.
     Me arrimé a él y le di    [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]
  88   cuatro o cinco puñaladas,    y la señora se queda,
     al ver su fatal desgracia,    más pálida que una cera,
  90   que sus suspiros podrían    ablandarlas duras piedras;
     [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]    y mi compañero intenta
  92   el despojarla, mas yo    le dije que no lo hiciera.
     Y volviendo al caballero:    le hallamos en la maleta
  94   ochocientos mil doblones,    que no fue muy mala presa.
     Entramos a rio Goldo    y la justicia que llega,
  96   y sin podemos valer    nos aprisionan y cercan.
     [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]    Mi compañero dispersa,
  98   y viéndome sola entónces    hice tanta resistencia,
     que para prenderme hubieron    muertos y heridos cincuenta.
  100   Al fin ya me aprisionaron,    y maniatada me llevan
     a la ciudad de Antioquía,    donde la justicia recta
  102   castiga, siendo derecho    para que tengan enmienda.
     Confesé todas mis culpas    como referidas quedan,
  104   diciendo: --Yo soy mujer    y mi nombre es Espinela,
     esclarecido linaje    donde las alas se queman.--
  106   Ya se me cumple la hora,    con la capilla me ciegan;
     invoqué a la Virgen pura,    diciéndole: --Yo, sacra Reina,
  108   suplícale a vuestro hijo    que su perdón me conceda!--
     [. . . . . . . . . . . . . . . . . . .]    Esto dijo; con violencia
  110   llegaron las duras balas    y el cuerpo sin alma queda.
     Escarmienten, pecadores,    mujeres, vivan atentas,
  112   que `aquél que anda en malos pasos    éste es el fin que l`espera.

Notas de V. C. : -1b veras: Bellas (Durán); -2a traduzca:caduque (Durán); -4a alegonía: víbora (Durán); -4b audiencia: lo adversa (Durán); -5a entre: dentro (Durán); -12a las luces: tres lustros (Durán); -25a dentré: véase la preimera nota de la versión anterior; -30a garabina por carabina, alteración vulgar muy común en el caso de esta palabra, pero de la cual no encuentro otros ejemplos; -44b Antioquera: Antequera (Durán); -45a con su capataz: con un capitán que iba (Durán); -47b turcos: trucos (Durán); -48a escarapela: escaracela (Durán); -49b donde:En el uso popular, el adverbio donde sirve para expresar diversas relaciones, substituyéndose a otras palabras. He aquí algunos ejemplos: "Yo iba muy tranquilo; donde (cuando) el caballo se espantó y me echó al suelo"; "Me entretuve conversando; donde (por lo que) se me pasó la hora y perdí el tren"; "Me dio Juan un remedio, donde (y) me hizo tanto mal, que por na no me morí"; -63b una b. de. c: Una jácara de cuenta (Durán); -80b media: Es comunísimo en Chile convertir medio, adverbio, en adjetivo; -95a Goldo: Gordo (Durán); -99a hubieron: La impersonalidad del verbo haber se respeta poco en Chile, en todas las clases sociales.

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0906:4 La Espinela (é-a)            (ficha no.: 7817)

Versión de Llanes (ay. Llanes, p.j. Llanes, Asturias, España).   Recitada por el grupo Azabache de Gijón. Recogida hacia 00/00/2000 (Archivo: ASFG; Colec.: Fraile Gil, J. M.). Publicada en Trapero 2003e, pp. 416-417, nº 5 y corte 5. ©Trapero y el Cabildo Insular de la Gomera. Reproducida aquí con permiso del editor.  072 hemist.   Música registrada.

     El sol detenga sus rayos    y la luna su luz bella,
  2   caduque el mar con sus olas    y estremézcase la tierra.
     Paren los cuatro elementos    en su rutilante esfera,
  4   pues de mí no están seguros    hasta los siete planetas.
     Yo nací dentro de Ronda    y llevándome a la iglesia
  6   en el sagrado bautismo    me pusieron Espinela.
     Mis padres con mucho amor    me llevaron a la escuela
  8   y en breve tiempo aprendí    a leer y escribir tres ciencias,
     para una mujer bastante    si bien se aprovecha de ella.
  10   Apenas tuve tres lustros    cuando la parca sangrienta
     quitó a mis padres la vida,    quedándome tan resuelta
  12   que de mi furor temblaban    muchos en la ciudad mesma.
     Aprendí a jugar las armas    con tal valor y destreza
  14   que a pocos días salí    como el maestro, maestra.
     Vivía junto a mi casa,    de lindo cuerpo y presencia,
  16   un hijo de un caballero    llamado Favián Herrera.
     Robóme su amor el alma,    y yo viéndome sin ella
  18   le dije si me quería    por esposa, y la respuesta
     que me dio fue no igualarle    en calidad ni en hacienda,
  20   y que me fuera con Dios    a mi casa enhorabuena.
     Vile que estaba en la calle    hablando por una reja
  22   con cierta dama, y llegando    le dije de esta manera:
     --Infame sin atenciones,    ¿cómo atrevido desprecias
  24   el honor de mi linaje,    sabiendo que soy tan buena
     como cuantas pueda haber?    Y así vengo ya dispuesta
  26   a que me quites la vida    o a quedar bien satisfecha.
     ¡Ea, cobarde, a qué aguardas!--    Y el mozo puesto en defensa
  28   se defendía bizarro,    pero poco le aprovecha,
     que con cuatro o cinco heridas    cayó mortal en su tierra.
  30   Alborotóse la dama    al ver su esperanza muerta,
     pero de un carabinazo    cayó como una cordera.
  32   Vino al punto la justicia,    mas yo como una saeta
     me salí de un prevenido    a la ciudad de Antequera,
  34   dejé mi nombre y me puse    Raimundo por Espinela.
     Finalmente me apresaron    y maniatada me llevan.
  36   --Señores, yo soy mujer    y mi nombre es Espinela.--

Nota: El pericote. Interpretado por el grupo "Azabache" de Gijón, según la información recogida en Cúc (cj. Lianes), hacia el año 2000.

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0906:1 La Espinela (é-a)            (ficha no.: 1974)

Versión de Buyezo (ay. Cabezón de Liébana, p.j. San Vicente de la Barquera, ant. Potes, Cantabria, España).   Recogida por José María de Cossío y Tomás Maza Solano, publicada en Cossío 1933-1934, I. XXXIX (nº 179), p. 321. Reeditada en IGR-vulgar 1999, pp. 124-126.  066 hemist.  Música registrada.

     Ninguno niegue su patria    sin tener impedimento,
  2   que es muy grande desventura    la de un pobre forastero.
     Yo nací dentro de Roldas,    me llevaron a la iglesia,
  4   y en el sagrado bautismo    me pusieron Aspinela,
     y mis padres me criaron,    me pusieron a la escuela
  6   y en breve tiempo aprendí    contar y leer, que es ciencia
     para una mujer bastante    si es que de ello se aprovecha.
  8   Aprendí a jugar las armas,    con gran valor y destreza,
     que al poco tiempo salí    con el maestro a maestra,
  10   siendo yo de mis principios    tan activa y tan soberbia
     que ninguno me la hacía    que se me fuese con ella.
  12   Vivía junto a mi casa,    de lindo cuerpo y presencia,
     un hijo de un caballero,    se llama Fabián de Herrera.
  14   Mucho le gusta el hablarme,    más que yo le respondiera,
     mas como dice el adagio:    las burlas vuelven a veras.
  16   Robóme su amor el alma    y yo, hallándome sin ella,
     le dije que si me quiere    por su esposo, y la respuesta:
  18   me dijo que no igualaba    ni en calidad ni en hacienda
     y que me fuese con Dios    pa mi casa enhorabuena.
  20   Asoméme a una ventan,    vile hablar po entre unas rejas
     con otra dama, y llegué,    le dije de esta manera:
  22   --Infame, sin atención,    ¿cómo atrevido desprecias
     el honor de mi linaje,    sabiendo que soy tan buena
  24   como cuanto puede haber?    y así, yo vengo resuelta
     a que me quites la vida,    o he de quedar satisfecha.
  26   Ea, cobarde, ¿qué aguardas?--    El mozo, puesto en defensa,
     bien se vendía bizarro,    pero poco le aprovecha,
  28   que con cuatro y cinco heridas    cayó mortal en la tierra.
     Alborotóse su dama    al ver su esperanza muerta;
  30   subió luego la justicia,    mas yo, como una saeta,
     me salí bien prevenida    de la ciudad que antes era.
  32   Este fue el primer motivo    para olvidar a mi tierra,
     para olvidar a mi patria    tan poderosa y amena.

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