Pan-Hispanic Ballad Project

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2013:1 Muerte de Sayavedra y de don Alonso de Aguilar (á-a)            (ficha no.: 1504)

Versión de España. Recogida 00/00/1595 Publicada en Pérez de Hita, Historia de los bandos de Cegríes etc.. Reeditada en Wolf 1856b, Primavera y Flor de Romances, nº 96b., vol. I, pp. 321- 323 (Romance fronterizo. - XXXIX.*).  066 hemist.  Música registrada.

     ¡Río Verde, Río Verde!    ¡cuánto cuerpo ti se baña
  2   de cristianos y de moros    muertos por la dura espada!
     Y tus ondas cristalinas    de roja sangre se esmaltan,
  4   entre moros y cristianos    se trabó muy gran batalla.
     Murieron duques y condes,    grandes señores de salva,
  6   murió gente de valía    de la nobleza de España.
     En ti murió don Alonso,    que de Aguilar se llamaba;
  8   el valeroso Urdiales    con don Alonso acababa.
     Por una ladera arriba    el buen Sayavedra marcha:
  10   natural es de Sevilla,    de la gente más granada;
     tras dél iba un renegado;    de esta manera le habla:
  12   --Date, date Sayavedra,    no huigas de la batalla;
     yo te conozco muy bien;    gran tiempo estuve en tu casa,
  14   y en la plaza de Sevilla    bien te vide jugar cañas;
     conozco tu padre y madre    y a tu mujer doña Clara.
  16   Siete años fui tu cautivo;    malamente me tratabas,
     y ahora lo serás mío,    si Mahoma me ayudara,
  18   y tan bien te trataré    como tú a mí me tratabas.--
     Sayavedra, que lo oyera,    al moro volvió la cara.
  20   Tiróle el moro una flecha,    pero nunca le acertara;
     mas hirióle Sayavedra    de una herida muy mala.
  22   Muerto cayó el renegado,    sin poder hablar palabra.
     Sayavedra fue cercado    de mucha mora canalla,
  24   y al cabo quedó allí muerto    de una muy mala lanzada.
     Don Alonso en este tiempo    bravamente peleaba;
  26   el caballo le habían muerto,    y lo tiene por muralla;
     mas cargan tantos de moros,    que mal lo hieren y tratan;
  38   de la sangre que perdia,    don Alonso se desmaya:
     al fin, al fin, cayó muerto    al pie de una peña alta.
  30   Tambien el conde de Ureña,    mal herido, se escapaba,
     guiábalo un adalid,    que sabe bien las entradas.
  32   Muchos salen tras el conde,    que le siguen las pisadas:
     muerto quedó don Alonso    eterna fama ganara.

Nota: *«Teniendo noticia algunos poetas que la muerte de don Alonso de Aguilar fue en Sierra Bermeja, alumbrados de los cronistas reales, habiendo visto el romance pasado, no faltó un poeta que hizo otro nuevo, que dice: » (Pérez de Hita, Hist. de los bandos de Cegríes etc. Parte I. cap. 17.).

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