El Zoroastrismo, la tradición religiosa pre-islámica dominante en Irán, fue fundada por el reformador profético Zoroastro en el siglo VI-VII aC (si no antes). La religión ha sobrevivido hasta el siglo XX en áreas aisladas de Irán, y es también practicada en algunas partes de la India (especialmente en Bombay) por los descendientes de inmigrantes iraníes conocidos como Parsis. Por esta razón, la religión tal y como es practicada en la India, es conocida también como Parsiismo.
Zoroastro (también conocido como Zaratustra) fue un sacerdote que intentó reformar ciertos aspectos de la religión panteísta pre-islámica practicada en su comunidad. Algunas de las prácticas que él desaprobaba incluían el sacrificio de animales (especialmente toros), así como el consumo ritualizado de la bebida embriagadora llamada haoma. A la edad de 30 años, Zoroastro experimentó una visión en la que la supremacía del dios de la sabiduría, Ahura Mazda, le fue revelada. El resto del panteón de deidades quedó reducido al estatus de demonios y criaturas espirituales menores, con Angra Mainyu, o Ahriman, como encarnación de la maldad, en contraposición a la bondad y la luz, personificadas en Ahura Mazda. A menudo se ha considerado que este dualismo influyó en la formulación de la teología judía y, a través del judaísmo, de la cristiana.
El Zoroastrismo se extendió a lo largo de los territorios iraníes, penetró en Asia Central a través de las rutas comerciales y más tarde llegó hasta Asia Oriental. Los seleucidas, partos y sasánidas practicaron todos esta fe. Pero como Richard C. Foltz señaló, la doctrina de Zoroastro no fue codificada hasta algún momento del siglo III dC, bajo los sasánidas.1 Por ello, nuestra comprensión histórica de la tradición se adecua mejor al nombre de Zoroastrismo sasánida, y debemos asumir que la religión había evolucionado, quizás de forma muy significativa, durante el milenio transcurrido desde el momento de su fundación.
Se han encontrado por todo Irán pequeños templos fechados en la era pre-islámica, y los registros conservados describen la instalación de esculturas en centros de culto zoroastriano. Ninguno de estos iconos ha sobrevivido, pero así como algunas monedas iraníes antiguas incluían a menudo imágenes de inspiración griega (especialmente ejemplos partos y seléucidas), es concebible pensar que las esculturas de los templos zoroastrianos de este periodo reflejaran también una influencia helenística, quizá similar a la encontrada en el área de Gandhara. El único arte Zoroastriano todavía existente se encuentra en las monedas, especialmente aquéllas acuñadas por los soberanos sasánidas. Estas monedas normalmente representan un altar de fuego flanqueado por dos personas que podrían representar a los miembros de la élite del clero zoroastriano conocidos como magi.
Comentarios históricos registrados por Huili y otros budistas contemporáneos del siglo VII malinterpretan la religión (quizás deliberadamente) como centrada en el culto al fuego. Ciertamente el fuego es un importante elemento en el Zoroastrismo, pero no se considera propiamente como una divinidad. Más bien, y junto con la luz, el fuego sirve como un agente purificador y un símbolo de la suprema deidad. Tres fuegos específicos son mencionados por la tradición zoroastriana, cada uno con unas significaciones culturales concretas: las llamas de Farnbag, Gushnasp y Burzen-Mihr. El fuego de Farnbag se relacionaba con el clero, y originariamente era mantenido en Corasmia. Según la tradición fue transportado numerosas veces desde el siglo VI aC, hasta que fue movido a un emplazamiento permanente en el santuario de Kariyan en Fars (esta localización no ha sido identificada). El fuego de Gushnasp fue originariamente mantenido en Media como el fuego de los magi, pero en siglos posteriores se convirtió en símbolo de la monarquía. El altar de fuego de las monedas reales sasánidas que se incluyen en esta exposición probablemente representa la llama Gushnasp. El último fuego, el Burzen-Mihr, se asociaba con los campesinos, y se consideraba inferior a los otros. “Ramas” localizadas de estos tres fuegos principales eran mantenidas en templos, palacios reales y villas.2
Es posible que el Zoroastrismo fuera ya llevado por los comerciantes iraníes a Asia Oriental hacia el siglo VI aC, y hay incluso razones para creer que algunos magi sirvieron en la corte de la dinastía Zhou Occidental antes del siglo VIII aC3 . Algunas de las evidencias más antiguas de presencia zoroastriana en China se encuentran en las llamadas “Cartas Antiguas”, fechadas alrededor del 313 dC y descubiertas cerca de Loulan, que demuestran la presencia del Zoroastrismo sogdiano en Xinjiang a principios del siglo IV dC.
Traducción de Alexandra Prats, revisada por Dolors Folch
Referencias:
(1) Richard C. Foltz, Religions of the Silk Road: Overland Trade and Cultural Exchange from Antiquity to the Fifteenth Century (New York: St. Martin's Press, 1999), p. 28.
(2) Encyclopaedia Britannica Online.
(3) Victor Mair, "Old Sinitic *Myag, Old Persian Magus, and English 'Magician,'" Early China 15 (1990), pp. 27-47.