Los Timúridas

La desintegración del Imperio mongol dejó un vacío de poder en Asia Central del surgió uno de los más notorios constructores de imperios de todos los tiempos, Timur, conocido popularmente como Tamerlán. Probablemente nació hacia 1320 en la tribu mongol de Barlas, que competía por el poder en la región alrededor de Kesh (Shahr-i Sabz), al sur de Samarcanda. Luchó por el poder y en parte lo aseguró casándose con la realeza, es decir, con una mujer que descendía de Gengis Khan. Establecer un linaje ligado a Gengis Khan era una de las claves para tener éxito en la política centroasiática. Hacia 1370, Timur había establecido su capital en Samarcanda. Pasó gran parte de su vida batallando, extendiendo su control sobre Irán e Irak, destruyendo las ciudades de la Horda de Oro en 1395 y el sultanato de Delhi en 1398, y venciendo al sultán turco Otomano en la batalla de Ankara en 1402. Enfurecido por los insultos de la recién establecida dinastía Ming en China, en 1405 Tamerlán se dispuso a conquistar China, pero murió antes de llegar allí.

Aunque algunas de las imágenes populares del impacto de Tamerlán son montones de calaveras, tendemos a recordarle, a él y a sus sucesores, como unos de los mayores patronos de las artes islámicas en Asia Central y Oriente Medio. Siguiendo el esquema de los anteriores conquistadores, reclutó artesanos y promovió el desarrollo urbano en las ciudades que eran importantes para él, especialmente Samarcanda. Esta ciudad, que ya había sido importante en tiempos de Alejandro Magno, floreció durante siglos bajo los sogdianos. Más tarde entró en decadencia, fue diezmada por la invasión mongol a principios del siglo XIII, y finalmente entró en una época gloriosa bajo Tamerlán. El embajador español a Tamerlán, Ruy González de Clavijo, que la visitó en 1404, ha dejado una detallada descripción del floreciente comercio y de las artes de la ciudad. Las mercancías llegaban de todo el Oriente medio, de Rusia, la India y especialmente de China. Esta afluencia de riqueza permitió a Tamerlán patrocinar importantes proyectos arquitectónicos, que todavía pueden verse en el complejo de mausoleos de Shah-i Zinda, la mezquita de Bibi Khanum y el mausoleo familiar donde el mismo Tamerlán fue enterrado, el Gur-i Mir. El estilo arquitectónico de estos edificios fue el que prevaleció en el Oriente Medio iraniano.

Después de la muerte de Tamerlán, la capital se desplazó a Herat, donde a lo largo del siglo XV el patrocinio real respaldó notables escuelas de literatura y pintura. Esto permitió una edad de oro de la miniatura persa que continuó siendo importante bajo la administración del nieto de Tamerlán, Ulugh Beg, conocido por sus logros educativos y científicos. Su observatorio se basaba en los antiguos modelos establecidos por los Ilkhánidas en el norte de Irán y se convirtió en el más importante del mundo islámico. La precisión de sus mediciones astronómicas no fue superada hasta la aparición del telescopio en el siglo XVII.

Las artes bajo los Timúridas son de particular interés para la historia de la Ruta de la Seda. Muchos motivos decorativos chinos entraron en las artes visuales de Oriente Medio en este periodo. Gracias en parte a la grandes flotas-tesoro de los Ming, la porcelana china azul y blanca inundó la región y tuvo un impacto substancial en el diseño de la cerámica islámica. Las lacas chinas influyeron en los alicatados y la talla de madera, y la pintura china sirvió como modelo para la miniatura islámica. Los miniaturistas persas de las cortes Timúridas copiaron incluso imágenes de figuras religiosas pero, por supuesto, les despojaron de su contenido sacro.

El último capítulo del legado Timúrida se escribió en la India Mogol en los siglos XVI y XVII. Los Mogoles descendían de los Timúridas y nunca olvidaron la capital ancestral Samarcanda. En la década de 1620 encontramos al emperador Mogol Jahangir recibiendo a un autor de Samarcanda, preguntándole sobre el Gur-i Mir, y prometiendo pagar por su mantenimiento. Esta tumba ancestral fue una inspiración para los maravillosos mausoleos Mogoles, el más significativo de los cuales fue, por supuesto, el Taj Mahal.

-- Daniel C. Waugh

Traducción de Alexandra Prats, revisada por Dolors Folch

K. Z. Ashrafyan, "Central Asia under Timur from 1370 to the early fifteenth century," and R. G. Mukminova, "The Timurid states in the fifteenth and sixteenth centuries," Chs. 16-17 (pp. 319-363) in History of civilizations of Central Asia, Vol. IV. The age of achievement: A.D. 750 to the end of the fifteenth century. Part One. The historical, social and economic setting, M.S. Asimov and C. E. Bosworth, eds. (Paris: UNESCO, 1998).

Clavijo, Embassy to Tamerlane 1403-1406, Guy le Strange, tr. (New York and London: Harper, 1928).