Los oasis del norte de la cuenca del Tarim

En el corazón de la Ruta de la Seda se halla la cuenca del Tarim, dominada por el desierto del Taklamakan y rodeada por el Tian Shan, el Pamir y los montes Kunlun. El agua procedente del deshielo en estas montañas hace posible la vida al borde del desierto. En Anxi, donde el corredor Hexi emerge desde China hacia el desierto, la Ruta de la Seda se divide rodeando el Taklamakan. La ruta norte pasa a través de Hami, Turfan, Karashahr, Kucha, y finalmente llega a Kashgar, donde vuelve a unirse con la ruta sur.

Parece ser que la población más antigua al norte del Tarim estuvo formada por pueblos de habla indo-europea (entre ellos un grupo conocido como toqarios). Con el tiempo, fueron recibiendo la afluencia de chinos y turcos del este y de Asia Central (especialmente sogdianos), y el resultado acabó siendo la desaparición de la lengua indoeuropea original y la emergencia de una cultura cosmopolita típica de muchos de los centros de la Ruta de la Seda.

Como los expertos chinos enfatizan, hay abundante documentación sobre la influencia china, desde los tiempos en que la mayoría de estos pueblos del norte estaban bajo la administración de la dinastía Han en el siglo I aC. La administración Han continuó con algunas interrupciones durante el siglo II dC. Durante varios siglos diversas ciudades-estado gobernaron los oasis, destacando Khocho (Gaochang) cerca de Turfan, donde aún pueden verse las ruinas de lo fue una ciudad floreciente. La dinastía Tang restauró el control directo chino el año 640 y puso la zona bajo la administración militar de Anxi. Cuando los Tang se debilitaron en el siglo IX, los oasis del norte (especialmente Turfan) cayeron bajo el control de los uyghures, cuyo dominio se extendió hasta el siglo XIII provocando el reemplazo de las lenguas originales locales por el turco uyghur.

Los anales chinos describen las ciudades florecientes y la agricultura de los oasis del norte del Tarim:

Ellos [la gente de Kucha] tienen ciudades amuralladas y suburbios. Las murallas son triples. Dentro hay templos y stupas budistas que ascienden a un millar. La gente se dedica a la agricultura y a la cría de animales. [Zhang, p 285]

Algunas de las mejores informaciones que tenemos sobre la región provienen del relato sobre las Regiones Occidentales del famoso peregrino del siglo VII, Xuanzang. Dedicó varias páginas a Kucha, mencionando entre otras cosas sus productos agrícolas, como las uvas y las granadas, y su cultura musical. Sabemos por otras fuentes que los músicos de Kucha eran muy solicitados dentro de la élite Tang.

Estos oasis del norte se encuentran entre los primeros centros del Budismo, que viajó hacia el norte desde la India. La mayoría de los primeros traductores importantes de escrituras budistas en China provienen de los oasis del Tarim, destacando entre ellos Kumarajiva, originario de Kucha, que fue a Dunhuang y adquirió tal reputación que fue llamado a trabajar a Chang’an a principios del siglo V. Xuanzang pudo ver que el Budismo estaba floreciente en Turfan y Kucha; el soberano de Kucha intentó que se quedará allí en vez de continuar su viaje hacia la India. Xuanzang visitó algunos del los centros monásticos más famosos, que nos han dejado importantes ejemplos tempranos de pintura budista y parecen haber ejercido una influencia considerable en la difusión del arte budista hacia el este. Las cuevas más antiguas de Dunhuang muestran evidencias de conexiones artísticas con los centros del norte del Tarim.

Entre los complejos de cuevas famosos están los de Kizil, cerca de Kucha, y Bezeklik, cerca de Turfan. La datación de las pinturas de estas cuevas es controvertida, pero parece que Kizil es el sitio más antiguo (ca. 300-ca. 700), y sus pinturas tienen claros rasgos indios e iranianos, los últimos sobre todo en los detalles de la ropa y los tejidos. Xuanzang señala que el soberano de Kucha era étnicamente “occidental”. Las pinturas de Bezeklik (ca. 650-950) están más estrechamente conectadas con el arte de Asia Oriental, algo esperable dada la presencia china más directa en la región y el hecho que cuando los uyghures llegaron, su cultura estaba ya substancialmente influenciada por la china.

Los oasis del Tarim acogieron también otras religiones, entre ellas el maniqueísmo y el cristianismo nestoriano, que llegaron probablemente del oeste con los mercaderes sogdianos. Se han encontrado fragmentos de manuscritos maniqueos ilustrados en Khocho, y al menos una pintura que muchos expertos opinan que representa una escena cristiana. Cuando los uyghures llegaron a la región de Turfan, fueron todavía fuertemente influenciados por el Maniqueísmo, pero parece que progresivamente lo fueron abandonando por el Budismo. Algunas de las pinturas más interesantes de Bezeklik conmemoran a miembros de la élite uyghur, que son mostrados participando en rituales budistas.

A parte de por las descripciones de los anales antiguos y otros documentos históricos, tenemos información sobre los centros del norte del Tarim por los trabajos arqueológicos que empezaron a principios del siglo XX y han continuado hasta hoy. Muchos de los primeros trabajos fueron llevados a cabo por estudiosos alemanes, que trasladaron objetos y algunas de las pinturas murales más importantes a Berlín, donde se preservan en la colección del Museum für Indische Kunst. El famoso explorador británico de la Ruta de la Seda, Aurel Stein, excavó también en estos yacimientos del Tarim. Los materiales que él recogió están en el British Museum y en el National Museum de Nueva Delhi. Excavaciones más recientes llevadas a cabo por expertos chinos han aumentado substancialmente la documentación sobre la historia de esta región. Desgraciadamente, muchas de las pinturas que quedan en las cuevas del Tarim han sido dañadas por el vandalismo de parte de la población local, para la que la imaginería budista encubría espíritus malignos y era una ofensa a las normas islámicas contrarias a la representación humana.

--Daniel C. Waugh

Traducción de Alexandra Prats, revisada por Dolors Folch

Bibliografia:

Zhang Guang-da, "The city-states of the Tarim Basin," and "Kocho (Kao-ch'ang)," chapters 11, 12 (pp. 281-314) in History of civilizations of Central Asia. Vol. III. The crossroads of civilizations: A.D. 250 to 750, B. A. Litvinsky et al., eds. (Paris: UNESCO, 1996).

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Angela F. Howard, "In Support of a New Chronology for the Kizil Mural Paintings," Archives of Asian Art, XLIV (1991), pp. 68-83.