Caballos y camellos

La gente [de Ferghana]...tiene...muy buenos caballos. Los caballos sudan sangre y provienen de la raza de los “caballos celestiales”
--Zhang Qian, siglo II aC (tr. F. Hirth)

El camello...pone de manifiesto su valor en los lugares peligrosos; tiene un conocimiento secreto de las fuentes y los manantiales; en verdad posee una sabiduría sutil.
-- Kuo P'u, s. III dC (tr. E.H. Schafer)

Aúllan los camellos llegando del oeste,
atados hocico y cola, uno tras otro.
Las torres de los Han los ven perderse entre las nubes,
los bárbaros de Hu los conducen sobre la nieve.

-- Mei Yao-ch'en, s. XI dC (tr. Schafer)

Los animales son una parte esencial en la historia de la Ruta de la Seda. Mientras algunos, como las ovejas y las cabras, proporcionaban a las comunidades todo lo esencial en el día a día, los caballos y camellos cubrían las necesidades locales y eran claves para el desarrollo de las relaciones internacionales y el comercio. Aún hoy, en Mongolia y en algunas áreas de Kazajstán, la economía rural sigue íntimamente conectada con la cría de caballos y camellos; sus productos lácteos, e incluso ocasionalmente su carne, son una parte esencial de la dieta local. El entorno natural de la mayor parte de Asia Interior abarca los vastos terrenos de la estepa y los grandes desiertos, por lo que estos animales son esenciales para la movilidad de los ejércitos y del comercio. Por otra parte, el valor de los animales para las sociedades sedentarias vecinas los convirtió en objetos de comercio en sí mismos. Dada su importancia, el caballo y el camello ocuparon un lugar significativo en la literatura y el arte de muchos de los pueblos a lo largo de la Ruta de la Seda.

Con el desarrollo de la rueda ligera radiada en el segundo milenio aC, los caballos pasaron a ser usados en toda Eurasia. El uso de caballos como montura se expandió probablemente del este al oeste de Asia a principios del primer milenio aC. Las condiciones naturales adecuadas para la cría de caballos, suficientemente grandes y fuertes para su uso militar, se daban en las estepas y en los pastos de las montañas del norte y el centro de Asia Interior, pero no en las regiones más adecuadas para la agricultura intensiva como China central. Mucho más tarde, Marco Polo, recordando los pastos exuberantes de las montañas, señaló: “Aquí están los mejores pastos del mundo; las bestias magras engordan en diez días”. Por esto, mucho antes del famoso viaje al oeste de Zhang Qian (138-126 aC), enviado por el emperador Han para negociar una alianza contra los Xiongnu, China había empezado ya a importar caballos de los nómadas del norte.

Las relaciones entre los Xiongnu y China se han considerado tradicionalmente como el inicio real de la Ruta de la Seda, ya que fue en el siglo II aC cuando podemos documentar la existencia de grandes cantidades de seda siendo enviadas de forma regular a los nómadas con la intención de evitar que invadieran China, pero también para pagar los caballos y camellos necesarios para el ejército chino. El informe de Zhang Qian sobre las regiones occidentales y el fracaso de la iniciativa china de buscar posibles aliados impulsó las enérgicas medidas de los Han para extender su poder hacia el oeste. Un objetivo añadido era el de asegurarse la provisión de los caballos “celestiales” que “sudaban sangre”de Ferghana.

Esta relación entre los soberanos chinos y los nómadas que controlaban la provisión de caballos continuó a lo largo de los siglos configurando un importante aspecto del comercio a través de Asia. En esos momentos los recursos financieros del imperio chino se destinaban a mantener la seguridad en las fronteras y el suministro esencial de caballos. La seda era una forma de moneda; decenas de miles de rollos de la preciosa sustancia eran enviados anualmente a los soberanos nómadas a cambio de caballos, además de otros productos (como el grano) que los nómadas necesitaban. Desde luego no toda esta seda era usada por ellos: gran parte se vendía en el oeste. Durante un tiempo, entre los siglos VIII y principios del IX, los soberanos de la dinastía Tang fueron incapaces de resistir las exorbitantes demandas de los nómadas uyghures, que habían salvado a la dinastía de la rebelión interna y explotaban ahora su monopolio como principales proveedores de caballos. A principios de la dinastía Song (siglos XI-XII), el té se convirtió en una de las exportaciones más importantes, y a lo largo del tiempo se desarrollaron mecanismos burocráticos para regular el comercio del té y de los caballos. Los esfuerzos gubernamentales para controlar el comercio de caballos y té con los pueblos del área norte de la cuenca de Tarim (en el actual Xinjiang) continuaron hasta el siglo XVI, cuando fueron interrumpido a causa de la inestabilidad política.

El ejemplo mejor conocido para ilustrar la importancia del caballo en la historia de Asia Interior es el imperio Mongol. A partir de unos inicios modestos en algunas de los mejores zonas de pastos del norte, los mongoles tomaron el control de la mayoría de Eurasia, debido en parte a que perfeccionaron el arte de la caballería de guerra. Los caballos mongoles indígenas, pese a no ser grandes, eran resistentes y, como señalaron observadores contemporáneos, podían sobrevivir en invierno gracias a su habilidad para encontrar comida debajo del hielo y la nieve que cubría las estepas. Conviene destacar, sin embargo, que la dependencia hacia los caballos fue también una limitación para los mongoles, ya que no podían sostener grandes ejércitos en lugares donde no hubiera suficientes pastos. Incluso una vez conquistada China y establecida la dinastía Yuan, continuaban dependiendo de los pastos del norte para cubrir sus necesidades dentro de la propia China.

Esta primera experiencia china de dependencia de los nómadas a causa de los caballos no es única: podemos ver esquemas análogos en otras partes de Eurasia. Entre los siglos XV y XVII la Rusia Moscovita, por ejemplo, comerció extensivamente con los Nogais y otros nómadas en las estepas del sur que les proveían de forma regular de decenas de miles de caballos para los ejércitos moscovitas. Los caballos eran productos importantes en las rutas comerciales que conectaban Asia Central con el norte de la India vía Afganistán, porque, como China, India no era adecuada para criar caballos de calidad destinados a propósitos militares. Los grandes soberanos Mogoles de los siglos XVI y XVII apreciaron esto tanto como lo hicieron los ingleses en el XIX. William Moorcroft, que fue famoso por ser uno de los pocos europeos que llegaron a Bujara a principios del siglo XIX, justificó su peligroso viaje al norte de la India por este esfuerzo para establecer una provisión fiable de monturas para el ejército británico indio.

Tan importante como los caballos, el camello puede considerarse de una relevancia mucho mayor en la historia de la Ruta de la seda. Domesticado en el cuarto milenio aC, hacia el primer milenio aC los camellos aparecen representados de forma preeminente en los relieves asirios y persas aqueménidas y figuran en los textos bíblicos como indicadores de riqueza. Entre las representaciones más famosas se cuentan las de las ruinas de Persépolis, donde las principales especies de camellos –el dromedario de una joroba de Asia Occidental y el bactriano de dos jorobas de Asia Oriental—están representados en las procesiones de entrega de tributo al rey persa. En China, la conciencia del valor del camello se intensificó con la interacción entre los Han y los Xiongnu hacia finales del primer milenio aC, cuando los camellos pasaron a formar parte de los animales capturados en las campañas militares o fueron enviados como regalos diplomáticos o como objetos de comercio a cambio de seda china. Las campañas de los ejércitos chinos al norte y al oeste contra los nómadas requerían el soporte de grandes hileras de camellos que llevaran las provisiones. Con el ascenso del Islam en el siglo VII, el éxito de los ejércitos árabes en la rápida formación de un imperio en el Oriente Medio se logró en gran parte gracias al uso de camellos como monturas.

Las grandes virtudes del camello incluyen la habilidad para transportar cargas pesadas –hasta 200 kilos—y su bien conocida capacidad para sobrevivir en condiciones áridas. El secreto de la habilidad de los camellos para viajar durante días sin beber está en su eficiente conservación y procesamiento de los fluidos (no almacena agua en sus joroba/s, que de hecho son prácticamente de grasa). Los camellos pueden mantener su capacidad de carga durante largos trayectos en condiciones secas, comiendo maleza y arbustos espinosos. Sin embargo, cuando beben, pueden consumir unos 100 litros de una vez; así que las rutas de caravanas tienen que incluir ríos o pozos a intervalos regulares. El uso de camellos como medio dominante de transporte de bienes en Asia Interior se debe en parte a cuestiones de eficiencia económica –como Richard Bulliet ha señalado, los camellos son eficientes en costes comparados con el uso de carros, que requieren el mantenimiento de los caminos y el tipo de red de soporte que se requeriría para otros animales de transporte. En algunas áreas, hasta tiempos modernos, los camellos continúan siendo usados como animales de carga, tirando de arados o enganchados a carros.

Dada su importancia en la vida de las gentes de toda Asia Interior, no debe sorprender que camellos y caballos figuren en la literatura y las artes visuales. Una televisión japonesa rodó una serie sobre la Ruta de la Seda en los años 80 en la que aparecían camelleros en el desierto sirio cantando una balada de amor sobre camellos. Los camellos aparecen frecuentemente en la poesía china antigua, normalmente en sentido metafórico. La poesía árabe y la épica oral de los turcos de Asia Central a menudo celebra al caballo. Las representaciones visuales de caballos y camellos los ensalzan como esenciales para las funciones y el estatus de la realeza. Los tejidos hechos por y para los nómadas usando la lana de sus rebaños suelen incluir imágenes de estos animales. Uno de los ejemplos más famosos proviene de una tumba real en el sur de Siberia y se fecha en más de 2.000 años de antigüedad. Es posible que los jinetes de esta tumba estuvieran influenciados por imágenes como las de los relieves de Persépolis, donde los animales representados aparecen en el contexto de una procesión real y de la entrega de tributos. El arte real de los sasánidas (siglos III-VII) en Persia incluye elegantes vasijas de metal, algunas de las cuales muestran al soberano cazando desde camellos. Un famoso aguamanil de finales del período sasánida, procedente de la Sogdiana, muestra a un camello volando, una imagen que pudo haber inspirado la posterior información china de camellos voladores encontrados en las montañas de las regiones occidentales.

Los ejemplos en las artes visuales chinas son numerosos. Empezando en la dinastía Han, los objetos funerarios a menudo incluyen estos animales entre los mingqi, representaciones escultóricas de todo aquello considerados necesario para el difunto en la otra vida. Los mingqi mejor conocidos son los del período Tang, cerámicas a menudo decoradas con vidriados multicolores (sancai). Aunque estas figuras son relativamente pequeñas (las mayores no tienen normalmente más de unos 60 cm. de altura), las imágenes sugieren animales con “actitudes” –los caballos tienen proporciones heroicas, y tanto éstos como los camellos a menudo parece que estén desafiando verbalmente al mundo que les rodea (quizá de aquí aquí proviene la expresión los “camellos que lloran” del poema citado arriba). Un reciente estudio de los camellos mingqi indica que en el período Tang sus a menudo detalladas cargas podían representar no tanto el transporte real a lo largo de la Ruta de la Seda sino el transporte de bienes (incluida la comida) específicos que según las creencias del difunto serían necesarios en la otra vida. Algunos de estos camellos transportan orquestas de músicos de las regiones occidentales, otros mingqi llevan a los músicos y bailarines no chinos que fueron populares entre la élite Tang. Entre estos, los mingqi más interesantes son las esculturas de mujeres jugando a polo, un juego importado a China desde Oriente Medio. Las tumbas de los siglos VIII y IX de Astana, en la Ruta de la Seda norte, contienen una amplia variedad de figuras –mujeres montando a horcajadas, soldados con su armadura y jinetes identificables por su tocado y sus rasgos faciales como procedentes de la población local. Es significativo que los cuidadores de los animales (mozos, caravaneros) en los mingqi sean normalmente extranjeros, no chinos. Juntamente con los animales, los chinos importaron a gente experta en su adiestramiento; las caravanas eran invariablemente conducidas por occidentales barbudos vistiendo sombreros cónicos. El uso de adiestradores de animales extranjeros en China durante el periodo Yuan (Mongol) entre los siglos XIII-XIV está bien documentado en las fuentes escritas.

A parte de las bien conocidas esculturas, las imágenes de caballos y camellos en China son también frecuentes en las pinturas. Escenas narrativas en los murales budistas de las cuevas al oeste de China representan mercaderes y viajeros acompañados de caravanas de camellos. Entre las pinturas sobre papel encontradas en la famosa biblioteca de Dunhuang hay evocadoras imágenes estilizadas de camellos (dibujados, para el ojo moderno, con gran sentido del humor). La tradición china de pinturas en rollos de seda incluye muchas imágenes de embajadores extranjeros o soberanos de China con sus caballos.

-- Daniel C. Waugh
-- Traducción de Alexandra Prats, revisada por Dolors Folch


Leer/Ver:

  • Barfield, Thomas J. The Nomadic Alternative (Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall, 1993), esp. 58-64 (camels), 132-145 (horses), 148-168 (horse nomads and their relations with sedentary neighbors).
  • Beckwith, Christopher I. "The Impact of the Horse and Silk Trade on the Economies of T'ang China and the Uighur Empire: On the Importance of International Commerce in the Early Middle Ages," Journal of the Economic and Social History of the Orient, XXXIV/2 (1991): 183-198.
  • Bulliet, Richard W. The Camel and the Wheel (Cambridge and London: Harvard University Press, 1975).
  • Creel, H.G. "The Role of the Horse in Chinese History," The American Historical Review, LXX/3 (1965): 647-672.
  • Knauer, Elfriede Regina. The Camel's Load in Life and Death: Iconography and Ideology of Chinese Pottery Figurines from Han to Tang and Their Relevance to Trade along the Silk Routes (Zürich: Akanthus, 1998).
  • Köçümkulïzï, Elmira, and Daniel C. Waugh. "Animals" (Traditional Cultures of Central Asia).
  • Opie, James. Tribal Rugs: Nomadic and Village Weavings from the Near East and Central Asia (London: Laurence King Publishing, 1992, esp. Ch. 2 ("The Roots of Nomadic Art") and Ch. 3, "The Pazyryk Rug," pp. 24-33.
  • Rossabi, Morris. "The Tea and Horse Trade with Inner Asia during the Ming," Journal of Asian History, 4/2 (1970): 136-168.
  • Roux, Jean-Paul. "Le Chameu en Asie Centrale: Son nom - son elevage - sa place dans la mythologie," Central Asiatic Journal, V (1959/60), 35-76.
  • Schafer, Edward H. "The Camel in China down to the Mongol Dynasty," Sinologica, II (1970): 165-194; 263-290.
  • The Silk Road (Video series produced by NHK and CCTV): Film 20, "The Road Vanishes into a Lake," contains sequence shot on a camel farm in Kazakhstan; Film 27, "The Caravans Move West," contains a caravan sequence in the Syrian desert.
  • Sinor, Denis. "Horse and pasture in Inner Asian history," Oriens Extremis, 19/1-2 (1972): 171-183.